La selección argentina acelera hacia el Mundial de Qatar, pero afronta el peligro de cazar en el zoológico

Los calendarios internacionales perjudican a los sudamericanos: medirse con las potencias europeos, la verdadera medida, ya es casi imposible

De los 39 encuentros que suma el ciclo Scaloni, con una altísima rentabilidad (24 victorias, 11 empates y 4 derrotas), nada menos que 31 fueron cruces ante adversarios sudamericanos. El 80% de la unidad de medida es ante oponentes de la zona. Una y otra vez los enfrentó. Y generalmente los sometió, más allá de los matices con Brasil y una caída ante Colombia. Pero medirse cuatro veces con Paraguay, otras cuatro con Chile, tres contra Ecuador, otras tres con Bolivia… es estancarse. Si la paleta del pintor no suma colores, la obra corre el riesgo de hasta volverse monocromática. La mecánica de lo justo y necesario.

Lautaro Martínez celebra su gol ante Perú, que enfiló a la Argentina hacia el Mundial de Qatar

Lautaro Martínez celebra su gol ante Perú, que enfiló a la Argentina hacia el Mundial de QatarJUAN MABROMATA - AFP

Les pasa a todos, pero las que lo padecen son las potencias que necesitan elevar su techo. Para Venezuela es provechoso cruzarse frecuentemente con la Argentina, pero para la Argentina, enfrentar a Venezuela no le agrega demasiado. Para la selección sería beneficioso medirse con Europa. No ha podido hacerlo y llegará a Qatar con mínima gimnasia al respecto. Con menos roce que nunca en la era moderna. El tema, desde luego, inquieta a Scaloni y al cuerpo técnico. Pero son rehenes de estos tiempos: Europa juega entre sí, por eliminatorias mundialistas, eliminatorias para la Euro, la Eurocopa misma y la Liga de las Naciones. No quedan ‘ventanas’. Entre ellos sí sobran oportunidades para ‘probarse’: Francia, Italia, Inglaterra, Bélgica, España, Alemania y Portugal, para citar a algunos, suelen cruzarse. Por aquí no existe esa riqueza ni variedad.

En todo el ciclo Scaloni, la selección apenas se enfrentó una vez contra un europeo: el 9 de octubre de 2019, en Dortmund, 2-2 con el equipo que todavía dirigía Joachim Löw, que esa tarde presentó una formación algo alternativa debido a demasiadas bajas. Ni siquiera se trató de Alemania plena. Perdía 2-0 la Argentina cuando Agustín Marchesín salvó un mano a mano ante Emre Can que conducía el duelo hacia una goleada.

Tagliafico no alcanza a cerrar y Gnabry abre la cuenta en Dortmund: Alemania y Argentina empataron 2-2 en 2019

Tagliafico no alcanza a cerrar y Gnabry abre la cuenta en Dortmund: Alemania y Argentina empataron 2-2 en 2019AP

En una entrevista con LA NACION, hace algunos meses, Scaloni asumía esta realidad. Y se apoyó en aquel amistoso, justamente. “No digo que vamos a tener que resetearnos para jugar contra ellos [por los europeos], porque el patrón de juego no va a cambiar, pero sí modificar cosas. Nos pasó en el amistoso contra Alemania. Teníamos planteadas dos maneras de jugar y decidimos hacer el primer tiempo de la misma manera que veníamos usando contra rivales de acá. Teníamos nuestro plan B, pero nuestro deber era ver cómo salía mantener nuestra propuesta habitual. Llegamos al entretiempo 0-2. Después ajustamos y pasamos a una línea de tres para emparejar en el medio. ¿La conclusión cuál fue? Que podés mantener tu forma, pero si te empecinás en no hacer ajustes, vas a sufrir. Es evidente”, describió. Asumió.

Y fue absolutamente sincero el entrenador: “Llegaremos al Mundial y tendremos que competir, no habrá forma de probar otra cosa. Entonces aparece el debate: vos estás jugando eliminatorias sudamericanas y después en el Mundial te encontrás otra cosa. Y ahí está la cuestión. Tu cabeza te va diciendo que hay algo que acá hay que modificar. Pero bueno, está dado así y hay cosas que ya no se pueden modificar”. Scaloni lo tiene muy claro. No se engaña. Hoy toca superar la eliminatoria y se está logrando con sobrada autoridad. El problema asoma en el horizonte.

Además de la calesita sudamericana, los otros adversarios de la Argentina en esta etapa han sido Irak, Guatemala, Nicaragua, Qatar, Marruecos y tres veces México (ante los dos primeros rivales, el DT argentino presentó una formación alterna). Casi nada provechoso. En el horizonte se asoma un duelo con Italia, para junio de 2022, y seguramente en la antesala de la Copa del Mundo se podrá organizar algún amistoso más contra europeos. De todos modos será mínimo el contacto, un déficit irreversible. Y hay conductas colectivas que no se pueden compensar aunque casi todas las piezas argentinas jueguen en las ligas europeas.

El equipo dirigido por Scaloni revivió la pasión popular por la selección nacional

El equipo dirigido por Scaloni revivió la pasión popular por la selección nacionalAlfieri Mauro - La Nacion

Mucho más si se lo compara con los antecedentes más cercanos. Hasta Sampaoli, que vivió bajo emergencia, alcanzó a medirse con Rusia, Italia y España antes de la Copa. Y el 6-1 de España demostró cuánto crujía el equipo. Martino se marchó antes, pero llegó a enfrentarse con Alemania, Croacia y Portugal. ¿Y en el camino de Sabella hacia Brasil 2014 qué sucedió? Chocó contra Suiza, Alemania, Suecia, Italia, Bosnia, Rumania y Eslovenia. La etapa de Batista ‘experimentó’ contra Irlanda, España, Portugal, Polonia y Albania. Y Maradona, en la ruta a Sudáfrica 2010, jugó frente a Escocia, Francia, Rusia, España y Alemania. Como Basile, que antes de renunciar se probó con España, Francia, Suiza, Noruega y Bielorrusia.

Todos pudieron alternar competencias, diversificar rivales –también había asiáticos y africanos en la agenda- y sacar conclusiones. Pekerman llegó de apuro a Alemania 2006, pero consiguió jugar en dos ocasiones contra los anfitriones del Mundial, además de Hungría, Inglaterra y Croacia. Y antes, Bielsa había disfrutado de los cara a cara con Holanda, Lituania, España, Inglaterra, Italia, Gales y Alemania. Otro mundo. Nada de todo lo descripto es reproducible, por eso el daño es indisimulable.

¿Quién eliminó a la Argentina del Mundial 1994? Rumania. Y cuatro años antes Alemania le había ganado la final de Italia ‘90. Holanda la despidió en 1998; Suecia, en 2002; Alemania en 2006; otra vez Alemania en 2010…, y de nuevo Alemania en 2014, y Francia en 2018. Todos europeos. Son ellos la vara. Los miedos se van jugando, las mañas aparecen jugando, los detalles se minimizan jugando. Se aprende a ganar, jugando. No hay garantías, desde luego, pero solo cuando la exigencia es máxima se progresa. La monotonía sudamericana y su sonrisa impostora.

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