GP DE TURQUÍA / No llueve a gusto de todos

Gana Bottas, pero Verstappen recupera el liderato. Checo, tercero, secó a un Hamilton protestón. Remontada de Sainz marrada en el 'pit-stop' y dos toque de Alonso.

Jesús Balseiro
As
Ganó un Mercedes, pero no se aplaude muy fuerte en el garaje cuando por la otra línea, el campeón brama por la radio por culpa de una estrategia cuestionable: "¿Pero en qué puesto voy? ¡Os lo dije!". Bottas cuajó una carrera sin errores hacia su primera victoria de 2021, la décima de su palmarés, posiblemente la última, mientras Verstappen cazó un botín de puntos sobre Hamilton, quinto final, para recuperar el liderato del Mundial con seis puntos de ventaja. Bajo ese pretexto fue clave Pérez, que hizo de Alonso y secó a Sir Lewis con maniobras arriesgadísimas, al filo de lo legal, pero dignas de su clase. Checo arruinó la remontada del británico, obligándole a tomar decisiones cuando no tocaba. Lewis eligió mal, y el mexicano fue tercero en la meta.

La lluvia hizo acto de presencia, otra vez, en este tormentoso 2021 con dos pilotos dispuestos a todo, literalmente, para ganar el título. En el Intercity Istanbul Park se corrió bajo un fino sirimiri constante, sin carril seco, con neumáticos intermedios de principio a fin.

Un mal día para Alonso

No fue, ni de lejos un buen día para Alonso, que aspiraba a buenos puntos desde su quinta plaza en la parrilla y todo saltó por los aires en la primera curva. El asturiano salió bien, apuró por el exterior para adelantar a Pérez y Gasly y lo tenía casi hecho. Pero el francés no le dejó espacio suficiente y le tocó, Alonso hizo un trompo y cuando se reintegró en el pelotón había cedido diez puestos. Sanción de cinco segundos para el Alpha Tauri, domingo arruinado para el Alpine, que para más inri después tuvo un toque con Mick Schumacher que envió al alemán a la cola. Fernando recibió cinco segundos de castigo y a partir de ahí, a vagar en tierra de nadie. Esa no tenía que ser su carrera en Turquía y el 16º en la meta, decepcionante, lo explica todo.

Delante se corría al ritmo de Bottas, perseguido por Verstappen y Leclerc a una distancia prudencial, mientras Hamilton cazaba a las víctimas de una en una. Algunos se defendieron dignamente, como el correoso Tsunoda. Otros se apartaron sin oposición, eso hizo Norris. El Mercedes llegó con cierta comodidad hasta que, a mitad de carrera, se las vio con Checo. Tenía más ritmo, ejecutó hasta tres intentos serios y se emparejó con muchos riesgos en las tres enlazadas finales, pero Pérez resistió, no fue escudero, sino escudo, y obligó a Lewis a levantar. El mexicano estaba dispuesto a todo y Hamilton lo entendió, no volvió a acercarse.

La duda de la segunda parada

A veinte vueltas del final, pararon Bottas y Verstappen. Checo lo haría ligeramente más tarde. La pista seguía para intermedios y algunos confiaban en que se abrieran los cielos y se montasen las gomas de seco, pero eso no sucedió. Leclerc quiso aguantar en busca de una victoria improbable, no fue buena idea y para cuando cambió sus ruedas, el podio ya no estaba a su alcance. Hubo otro piloto que optó por retrasar el ‘pit-stop’ todo lo posible… Hamilton. Se vio en condiciones de cazar un top-3, pero era un espejismo: todos tenían mejores neumáticos que él. Mercedes le obligó a parar fuera de hora, entre reproches del campeón y fue quinto bajo la bandera a cuadros.

Una remontada arruinada en el ‘pit-lane’

Gasly, el infractor al inicio, firmó un sexto por delante de Norris y Sainz. El madrileño remontó a lo grande desde el 19º puesto de la parrilla, prácticamente protagonizó la retransmisión televisiva durante el primer tercio de la carrera y por eso fue elegido 'piloto del día', un premio oficioso. Su coche era más competitivo que los que tenía cerca, sí, pero Ricciardo no fue capaz ni de llegar a los puntos. Sainz los pasó a todos: al australiano, Russell, Tsunoda, Ocon, Giovinazzi, Raikkonen o Vettel, con una arriesgado movimiento con toque incluido. Salía todo a pedir de boca hasta que entró a cambiar neumáticos y sus mecánicos le mantuvieron ocho segundos, ocho, congelado en el tiempo. Con su buen ritmo final hubiera sido sexto, pero fue octavo. Se corre en equipo.

En el carrusel de anécdotas, Vettel arriesgó al montar ruedas de seco en su parada, en busca de un imposible. Definitivamente, era imposible: el alemán apenas podía controlar el Aston Martin y fue una chicane rodante para todos los pilotos que se encontraron con él por el camino. Una vuelta más tarde tuvo que regresar al ‘pit-lane’ a punto de perder el control en varias ocasiones. No estaba el asfalto para bromas en Estambul. Nunca llueve a gusto de todos. 


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