Estados Unidos, Francia, Irlanda, Estonia y el Reino Unido condenaron la “provocación” de Corea del Norte con el lanzamiento del misil submarino
La reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada de urgencia por Washington y Londres, concluyó sin una declaración conjunta respecto a los nuevos ensayos militares del régimen de Kim Jong-un
En declaraciones separadas tras una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad, convocado de urgencia por Washington y Londres, los embajadores de estos países occidentales condenaron una nueva “provocación”.
No obstante, no evocaron nuevas sanciones internacionales y se limitaron a pedir el cumplimiento de las que están en vigor.
Por su parte, China y Rusia mantuvieron silencio al término de la reunión. Según diplomáticos que pidieron el anonimato, ningún miembro del Consejo de Seguridad propuso una declaración conjunta durante la reunión.
En la última reunión de urgencia celebrada el 1 de octubre, a raíz de los ensayos de misiles norcoreanos, Francia propuso la adopción de un texto común, pero Pekín y Moscú se opusieron, según diplomáticos.
En 2017, el presidente republicano Donald Trump hizo que el Consejo de Seguridad adoptara por unanimidad tres series de sanciones económicas contra Corea del Norte, que afectan sus importaciones de petróleo, carbón, hierro, así como la pesca o los textiles.
“Condenamos firmemente” el último lanzamiento de misiles “que constituye una violación flagrante de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, declaró la irlandesa Geraldine Byrne Nason, flanqueada por sus homólogos francés y estonio, al indicar que se manifestaba en nombre de los tres miembros europeos del Consejo.
Por su parte, la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo que “Estados Unidos insta a Corea del Norte a abstenerse de nuevas provocaciones y a comprometerse con un diálogo sostenido y sustancial” ya que sus actividades “son ilegales, violan numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad y son inaceptables”.
Durante la administración Trump, Estados Unidos acusó a China de no aplicar totalmente las sanciones internacionales, lo que desmintió Pekín.