El Nápoles y Osimhen dan miedo: ¡ocho de ocho!
Los de Spalletti siguen con pleno de victorias al mando de la Serie A gracias a la victoria sobre el Torino. Fue decisivo el nigeriano que ya suma 10 tantos.
Esta vez en el Maradona cayó el Torino de Ivan Juric, técnico que le gastó una broma muy pesada a los sureños en mayo, cuando con el Verona le quitó una clasificación a la Champions que tenían en el bolsillo. Los napolitanos, ante el croata, volvieron a sufrir y parecieron sufrir casi una oscura maldición, algo acorde con la camiseta repleta de telarañas que llevaban (ideada por De Laurentiis para celebrar Halloween).
Tras un buen comienzo, los 'partenopei' desperdiciaron la oportunidad para meter el partido cuesta abajo con Insigne, que falló un penalti forzado por Di Lorenzo. El capitán solo ha marcado dos penas máximas sobre cinco en este curso, algo inusual para él: hasta junio, en su carrera, solo erró 6 se 36. Los problemas sobre su renovación le están pasando factura.
El Nápoles seguía creando peligro a pesar de la buena organización táctica de los granata, y en el comienzo de la segunda parte volvió a tener poca suerte. El VAR canceló un tanto de Di Lorenzo por un fuera de juego que fue cuestión de centímetros, y un remate cruzado de Lozano se topó con el interior del poste. Los fallos de sus rivales le dieron coraje al Torino, que se empezó a ver en el área 'azzurra' dos veces con Brekalo, al que Ospina negó el posible 0-1 con un paradón.
Justo en su peor momento, el Nápoles consiguió el merecido gol del triunfo: Mertens combinó con Koulibaly, penetró en el área y su centro desviado acabó en la zona de Osimhen, que cabeceó a la red el 1-0 con un salto brutal. El punta suma ya 10 goles en los 11 enfrentamientos que disputó en este curso entre su club y Nigeria. Es, sin ninguna duda, uno de los puntas más en forma de Europa.
El arreón final de los turineses no tuvo efectos, y el Maradona pudo celebrar otra semana más en la cima de la Serie A. El Milan, único club capaz de mantener su ritmo, vuelve a estar dos puntos atrás, y los demás empiezan a estar lejos: el Nápoles tiene licencia para soñar.