De los escritos sobre una nueva “tierra de gigantes” a los vikingos, ¿fue Colón el primero en llegar a América?
Los textos de un fray italiano 150 años del viaje de Cristóbal Colón. Los rumores que traían los marineros de lugares nunca explorados. Las expediciones vikingas de Leif Erikson en el año 935. Los diarios de Américo Vespucio, el primero que se dio cuenta que había llegado a un nuevo mundo y que Brasil no era Asia. Y el cartógrafo alemán que bautizó América a nuestro continente
Vayamos por parte, nuestro continente lleva el nombre de Américo Vespucio el cual obtuvo la gloria debido a la falta de información sobre quién había llegado primero. La historia narra que fue Vespucio quien primero se dio cuenta, el 17 de agosto de 1501, de que el actual Brasil no era parte de Asia sino una región nueva. Lo que es cierto es que fue el cartógrafo alemán Matthias Ringmann quien instauró en su honor el nombre de América para esta nueva región del mundo en un mapa publicado el 25 de abril de 1507.
¿Quién fue este hombre? Américo nació en Florencia, Italia, el 9 de marzo de 1454. Fue un comerciante, explorador y cosmógrafo florentino, naturalizado castellano en 1505, que participó al menos en dos viajes de exploración a las “Indias occidentales”. Vale recordar que Cristóbal Colón denominó “indios” a los nativos creyendo que había llegado a la India.
Don Américo se había instalado en Sevilla por asuntos relacionados con los negocios de sus patronos, los Médici, y particularmente de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici. No traía estudios universitarios, pero sí una buena formación que incluía la geografía y la astronomía. Cada vez más se fue involucrando en las actividades de su superior Gianotto Berardi, el cual también era inversor y contratista en las expediciones de Colón. No pasó mucho tiempo hasta que Américo dio el salto a la exploración: en 1497 se convirtió en el primer europeo en pisar la tierra continental de la futura América; un año antes que Colón, quien hasta entonces solo había visitado islas.
Vespucio escribirá muchas cartas relatando sus viajes a este continente (sus escritos hoy serían considerados como “realismo fantástico”). Pero hay una que Américo le escribirá a su patrón Lorenzo con fecha 18 de julio de 1500, en la que narra que zarpó de España el 18 de mayo de 1499 e hizo escala en las Canarias, desde allí cruzaron “la mar Océano” y tras 24 días de navegación avistaron tierra. No sabemos qué función cumplía en dicha expedición, nunca nombra al capitán del barco y siempre habla en primera persona, así que se puede intuir que él era el capitán.
Allí revela la cantidad de gente que vivía en ciudades de ese continente: “Pues en aquellas partes del sur he encontrado un continente más densamente poblado y abundante en animales que nuestras Europa o Asia o África”. Destaca la gran diversidad lingüística de estos territorios y menciona dos recursos abundantes: algodón y palo Brasil.
Durante esta exploración Vespucio estaba convencido de estar recorriendo “los confines del Asia por la parte de oriente, y el principio por la parte de occidente”. Es decir que mucho después recapacitará y observará que no era Asia, sino otro continente desconocido. En esta misiva alardea del uso del cuadrante y el astrolabio: “Por esta razón después me hicieron objeto de gran honor, ya que les mostré que, a pesar de ser un hombre sin experiencia práctica, a través del aprendizaje de las cartas marinas para navegantes yo estaba más cualificado que todos los capitanes del mundo entero”. Don Américo se sabía auto-promocionar muy bien. Vespucio afirma haber buscado, sin éxito, un equivalente en el sur de la estrella Polar del hemisferio norte. Su mejor candidata parece haber sido un grupo de cuatro estrellas que formaban “como una almendra”, inspirándose de unos versos de Dante que cita “Y a la derecha vuelto, alcé la mente al otro Polo, y vide cuatro estrellas que solo vio la primitiva gente.” Américo no da ninguna indicación sobre el territorio en que se encontraba pero, aparentemente, la expedición podría haber estado en lo que hoy conocemos como Colombia.
En la actualidad los expertos en astronomía informan que las descripciones de Américo son confusas o mal realizadas y sus técnicas eran poco confiables. Tampoco dejó ningún mapa con su firma, aunque los relatos de sus expediciones eran un verdadero éxito. Detalla, por ejemplo, que los nativos vivían 150 años o más; que nunca envejecían que cometían incesto sin ningún problema de ética o moral y practicaban el “canibalismo a la carta”. Comenta que un nativo se había comido 300 personas en una semana. Según estos relatos parecería que estaban todos muy felices de ser engullidos unos por otros dado que no ofrecían resistencia al ser tragados como refrigerio o suculento plato principal. También habla de mujeres voluptuosas de amplias caderas “urgidas por un exceso infinito de lujuria” y que los hombres poseían genitales de tamaños enormes. Todas las cartas de Americo Vespucio fueron compiladas en un libro titulado Mundus novus. El cual se convirtió en un verdadero bestseller de su época.
Este libro llegó al Gymnasium Vosagense, una académica religiosa en Saint-Dié-des-Vosges, Francia. Allí un grupo de geógrafos, entre los cuales estaba Martin Waldseemüller y Matthias Ringmann, publicaron en 1507 la Cosmographiae Introductio acompañado por una traducción al latín de las cartas de Vespucio bajo el título Quattuor Americi navigationes (Cuatro viajes de Américo). En el capítulo IX se sugería que el nombre del Nuevo Mundo debería ser América en femenino por analogía a Europa, Asia y África en honor a Vespucio: Ab Americo Inventore (...) quasi Americi terram sive Americam (De Américo el descubridor, como si fuese la tierra de Américo o América).
Fue Ringmann quien bautizó a América a nuestro continente porque en 1507. Aún no había llegado a oídos de este geógrafo que un tal Cristóbal Colón, fallecido el año anterior, había llegado al Nuevo Mundo antes que Vespucio. Tras la muerte de Ringmann, Martín Waldseemüller dejó de utilizar el nombre de América en sus mapas, dado que supo que no era Vespucio sino Colón quien había llegado primero, anotando simplemente que aquella tierra había sido descubierta por “Cristóbal Colón de Génova”. Pero ya era tarde. La obra de 1507 fue tan influyente que el nombre de América fue copiado por otros cartógrafos en trabajos sucesivos, aunque la corona de España la siguió llamando “indias occidentales”.
Vespucio falleció en Sevilla en 1512 sin saber que su nombre designaría todo un continente, un privilegio jamás alcanzado por otro ser humano y obtenido gracias a la falta de información de los hechos acaecidos
Ya aclarado como obtuvimos nuestro nombre continental, retornemos a Colón y su “descubrimiento”. ¿Fue Colón el primero en llegar a estas costas? Hoy sabemos que no.
A mediados del siglo XIV, unos 150 años antes del histórico viaje de Cristóbal Colón, ya había rumores en Italia de la existencia de una tierra desconocida al oeste de Groenlandia. Así lo anotó el fraile milanés Galvano Fiamma en su Cronica universalis.
¿Cómo pudo haber recabado esta información? La principal hipótesis es que Fiamma, un conocido cronista que mantuvo contacto con la ciudad de Génova a lo largo de su vida, escuchó estas historias de boca de los marineros que comerciaban con las regiones del norte de Europa. Según el texto traducido: “Los marineros que surcan los mares de Dinamarca y Noruega dicen que más allá de Noruega, hacia el norte, se encuentra Islandia. Más allá hay una isla llamada Groenlandia; y más al oeste hay una tierra que se llama Marckalada. Los habitantes del lugar son gigantes: hay edificios de piedras tan grandes que ningún hombre podría ponerlos en su lugar, si no gigantes muy grandes. Allí crecen árboles verdes y viven muchos animales y pájaros. Pero nunca ha habido ningún marinero que haya podido conocer con certeza noticias sobre esta tierra y sus características”.
Según las sagas muchas más antiguas que las de fray Galvano, como la de Erik el Rojo, se relata que el primer viaje al llamado “Nuevo Mundo” habría sido liderado por Leif Erikson, El afortunado -quien fue el segundo de los hijos del explorador Erik el Rojo de las sagas nórdicas-, que en 985 fundó el primer asentamiento vikingo en Groenlandia, poco después de haber sido exiliado de Islandia. Es decir mucho antes que Fray Galvano Fiamma y que Colón alguien ya hablaba de estas tierras.
Cristóbal Colón nunca se enteró que descubrió un nuevo continente. Él murió el 20 de mayo de 1506 defendiendo con tosudez que había llegado a Asia. Pero sus viajes tiempo después permitieron que se pueda completar el mapa de la geografía terrestre, ya que hasta ese entonces era un rompecabezas que le faltaba varias piezas.
Así queda establecido que Matthias Ringmann no sabía que otra persona había llegado antes que Américo Vespucio al Mundus Novus”, que Leif Erikson y sus “sagas de Erik, el Rojo” ya hablaban de este continente en el año mil, y que en 1342 Fray Galvano Fiamma también comentaba sobre estas tierras en sus escritos.
Por tanto, decir que Colón descubrió América sería faltar a la verdad: ya varios habían llegado antes que él. Lo que sí hizo, fue agregarlo en los mapas y darle forma a todos los continentes del planeta. Y lo que siguió luego de poner en los mapas al “Mundus Novus” ya lo sabemos.