China, Corea del Norte y “un nuevo capitalismo”: los ejes del Gobierno del flamante primer ministro japonés
Con énfasis en el aumento de los salarios, Fumio Kishida busca poner fin a décadas de deflación en el país asiático y a la brecha económica que ha generado el modelo esgrimido desde hace años
“Buscamos crear un círculo positivo de crecimiento y distribución de la riqueza. Es importante que el ciudadano medio sienta y goce del fruto del crecimiento”, dijo, y para ello buscará “un saneamiento hacia un nuevo capitalismo”, señaló Kishida en su primer discurso ante el parlamento nacional.
El nuevo primer ministro japonés busca poner fin a décadas de deflación en Japón y a la brecha económica que ha generado el modelo económico esgrimido desde hace años en el país, incluida la estrategia conocida como “Abenomics”, vigente en el país desde principios de 2013 y liderada por el ex primer ministro Shinzo Abe.
En busca de una redistribución de la riqueza que se concentra en manos de accionistas y directivos de grandes corporaciones tras años de beneficios por el aumento de dividendos, Kishida señaló su intención de realizar una reforma fiscal “para que las empresas que suban las nóminas puedan tener acceso a un menor pago de impuestos”.
Kishida ha manifestado además con anterioridad su apoyo a un alza de los gravámenes de las ganancias corporativas, algo que no ha sentado bien entre los inversores y que ha llevado volatilidad al mercado bursátil desde su llegada al cargo.
El jefe del Ejecutivo nipón ofreció pistas sobre el camino que podrían tomar sus políticas de cara a la celebración de elecciones el próximo mes -en las que su partido tiene altas probabilidades de ganar-, entre las que también mencionó la reforma de ayudas a la educación y la vivienda, así como otros temas.
El primer ministro también prometió “invertir a gran escala” en el marco de su estrategia económica y habló de destinar 10 billones de yenes (unos 90.000 millones de dólares) al desarrollo de ciencias avanzadas, sectores como el sanitario y el aeroespacial, o la digitalización gubernamental, una de las tareas pendientes del país.
Kishida introdujo un nuevo cargo en su Gabinete, conformado el lunes, el de ministro encargado de seguridad económica, un puesto que busca evitar la fuga de cerebros de Japón y asegurar la llegada de componentes al país a raíz de la crisis de las cadenas de suministro por la pandemia, especialmente las del Sudeste Asiático, centrales en el modelo nipón.
Por otra parte, Kishida abogó por “un Indo-Pacífico libre y abierto” en colaboración con Estados Unidos, su socio histórico en la región, pero también junto a Australia y la India.
El líder conservador nipón hizo así alusión al término acuñado por Tokio y Washington para contrarrestar el auge militar de China en esa región, una estrategia en la que también se incluye el impulso reciente al “Quad”, el grupo de países integrado por Japón, EE.UU., Australia y la India.
Kishida subrayó la importancia de “mantener una relación estable con China para ambos países, la región y la comunidad internacional”, y al mismo tiempo que exigió “responsabilidad en los actos” afirmó que continuará “dialogando para colaborar y buscar solución a temas comunes”.
“No podemos aceptar el desarrollo de misiles de Corea del Norte”, dijo con firmeza.
Sin embargo, apuntó a “una normalización de las relaciones con el país vecino rompiendo con el pasado”, con lo que deja una puerta abierta al diálogo “sin condiciones” con el líder norcoreano, Kim Jong-un.