BARCELONA 1-DINAMO DE KIEV 0 / Piqué hincha el globo
Un gol del central catalán mantiene las opciones europeas del equipo de Koeman. El Barça falló en el remate en la primera parte y en todo en la segunda. Le salvó la timidez del Dinamo.
En un partido que se presentaba a cara o cruz en una situación límite, como lo demuestra el hecho de que al tercer partido de la máxima competición europea ya estaba el Barça jugándose los cuartos tras firmar un inicio nefasto con dos partidos perdidos, seis goles en contra y ninguno a favor, Koeman sorprendió dado entrada a Luuk de Jong como titular y reservando de inicio a Ansu y al Kun.
Mantuvo el técnico del Barça a Dest como extremo derecho y fue el lateral reconvertido en extremo el primero que amenazó la portería ucrania. Pero el problema es que el pequeño estadounidense representó el papel que en la pizarra parecía reservado para el De Jong alto. Dest remató en el segundo palo dos balones centrados por Alba (el primero, excelente) que en principio deberían servir para que el neerlandés exhibiera su mejor cualidad.
A pesar de estas dos primeras jugadas, Luuk fue el elemento más peligroso del Barcelona en la primera parte. Primero con un remate poco académico de cabeza a falta centrada con la pericia habitual por Memphis y luego con un disparo desde la frontal al que respondió Buschan con una gran parada.
El Dinamo, por su parte, vivía replegado buscando la velocidad de sus puntas en el contragolpe, tratando de explotar alguno de los recurrentes desajustes de la zaga culé, que ayer se vio completada por Clément Lenglet ante la lesión de Araújo y la sanción de Eric.
Pero el central insustituible sigue siendo Gerard Piqué, que a los 36 minutos de partido remató el enésimo centro con peligro de un Jordi Alba, que estaba en plan cadena de montaje, para marcar el 1-0. Piqué le dio una lección práctica a Dest de como rematar llegando desde atrás. Era el primer gol del Barcelona en esta edición de la Champions.
Con la mínima ventaja, el Barcelona se aferraba a la esperanza de seguir en liza en esta competición, pero la ventaja tampoco invitaba a lanzar las campanas al vuelo.
Para asegurar el resultado, Koeman empezó la media parte con Ansu por Luuk de Jong, que dio la impresión de haber jugado para dar descanso a Ansu, y Coutinho por Mingueza. Ese cambio motivó la variación de dibujo para que el brasileño jugara de mediapunta en su sitio favorito.
La presencia del canterano resultó, como es habitual, mucho más revolucionaria que la del fichaje más caro de la historia del club. A punto estuvo Ansu de poner patas arriba el estadio después de presionar un balón al portero rival y tratar de resolver la jugada con una media chilena que se fue fuera. El que se echó las manos a la cabeza en esa jugada, por cierto, fue Koeman, que recriminó al joven jugador que no tuviera la pausa para habilitar a Busquets o Coutinho, que estaban absolutamente solos con toda la portería a su disposición.
Pero esa acción del Barcelona marcó un declive en el juego de los locales, que cayeron en una modorra peligrosa. El Dinamo, casi sin querer, empezó a acercarse a la portería de Ter Stegen. El partido empezaba a ponerse peligroso. Y para peligrosos, los despistes atrás de Lenglet, que en cada acción flirtea con el penalti.
Con el partido en el alambre y pendiente de un accidente tras una segunda parte terrible por ambas partes, Kun Agüero ingresó al campo para ver si animaba al respetable, pero la situación siguió en encefalograma plano. Para suerte del Barça, tampoco el Dinamo reaccionaba. Los ucranios se fueron del Camp Nou con el reproche de lo qué podrían haber hecho de ser más ambiciosos, pero de momento Piqué hinchó el globo.