¿Arbitrajes improbos o bajo sospecha?
Offside iexistente sancionado contra Royal Pari |
JNN Digital
La pírrica adición de una sola unidad de las últimas nueve
en juego, no sólo sacó a Royal Pari de la zona de Libertadores, sino que lo
dejó a cuatro unidades de Bolívar, que se quedó con esa apetecida plaza.
Aunque su degradación futbolística bien podría explicar la
mengua de su cosecha, la dirigencia del club apunta a los arbitrajes –a quienes
acusan de ensuciar el campeonato- como causa del derrumbe sufrido. Es práctica
frecuente, en nuestro fútbol, justificar los fracasos con la cuestionada probidad
de arbitrajes habitualmente calificados de indecentes. Para técnicos como el
sulfúrico Erwin Sánchez, que siempre cree ser víctima de una confabulación, su
equipo nunca pierde porque juega mal o es superado, pierde porque es
deliberadamente perjudicado. Y en la última década, con mayor o menor grado de
paranoia, ese ha sido el camino elegido por los técnicos para explicar resultados
adversos en lugar de hacer una disección de las connotaciones tácticas que
entrañan una batalla.
De todos modos, el nivel del arbitraje ayuda a alimentar las
sospechas. En la era del VAR, en un fútbol sin VAR, los jueces quedan permanentemente
en evidencia, delatados por la crudeza de las imágenes televisivas. No se les
reclama pitar, o no, un offside milimétrico –de esos que el VAR sanciona con
exagerada precisión- o ciertas acciones abiertas a subjetivas interpretaciones
(si una mano está o no en posición natural, la voluntariedad, el tipo y efecto
de un contacto), se les cuestiona cuestiones más objetivas, más reglamentarias,
como la lectura correcta de un offside nítido, la dualidad de criterio en la
sanción de infracciones análogas, el cobro de presuntas faltas cuando es
evidente que la víctima teatraliza el contacto. Es muy cierto que las más
recientes modificaciones en el reglamento –aclaraciones y recomendaciones de la
International BOARD- han generado más confusión. Ya no se sabe, con exactitud,
cuando una mano es sancionable, cuál es la posición antinatural, si un impacto
tras rebote es punible o no si el brazo está extendido. Cada árbitro o
federación tiene disímiles criterios, lo que hace todo más indiscernible. Bueno
sería que se aclare si sigue vigente la regla de los seis segundos (el tiempo
que el golero puede tener el balón entre sus manos), puesto que, en temporadas
recientes, es posible computar más de diez y hasta quince segundos el tiempo
que se consume con el balón prendido entre los guantes del golero. Tampoco se
supo sobre la anulación de la regla que obliga a los sustituidos a abandonar el
campo por el punto más cercano a su posición. Ante la inflamada paciencia de
los jueces, los jugadores optan por una salida dilatoria, saludando como en
desfile y, poco menos, tras dar una vuelta olímpica. Y esa permisividad en el
consumo de tiempo es lo que hace más mediocre un fútbol de pobreza congénita,
puesto que se alimenta de prácticas especulativas, empeñado en desarrollar malas
artes en lugar de cultivar mayores destrezas técnicas. Ese fútbol basura, muy a
gusto del cálculo, es lo que nos corroe por dentro. Y el arbitraje, con su
vista obesa, ayuda a la podredumbre. Es curioso que los jueces no sean capaces
de discernir infracciones reales de las fingidas. Que un leve roce provoque un
desmayo o tenga un efecto telúrico señala la escasa observación de los
administradores de justicia o una exagerada candidez, resultado extremadamente
susceptibles al engaño. Y un juego cortado, en un contexto de crónica lentitud,
es mucho más pernicioso de lo que se cree porque favorece el engaño y degrada
la técnica.
DENUNCIAS DE ROYAL PARI
Dura falta de Benegas contra Chávez que el juez sólo amonestó |
Esa defectuosa prestación arbitral, que supuso la pérdida de
dos vitales unidades, reflotó la queja hecha tras la caída ante Wilstermann, en
el Capriles, el pasado sábado. La dirigencia cruceña acusó al juez Jordán de la
omisión de cuatro penales en su favor. Nada dijeron –como siempre ocurre- de la
tarjeta roja merecida por Benegas por un artero planchazo contra el tobillo del
Pochi Chávez. El juez saldó el asunto con una tarjeta amarilla.
Secuencia de la mano de Ortíz que el juez Jordán no sancionó |
El balón pega en el brazo de Echeverría en el duelo con dos atacantes de Royal Pari, La duda, que la televisión no esclarece, si existe un desvío previo. |