Antes de la COP26, la ciencia presentó nuevas evidencias que marcan la urgencia de la crisis climática
Si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo
Va a ser en la ciudad escocesa de Glasgow, donde se reúne la 26 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) para retomar una negociación interrumpida el pasado año a causa de la pandemia y casi dos años después de la última conferencia, que se celebró en Madrid en diciembre de 2019.
Dos años durante los que se han ido amontonando nuevos informes científicos que alertan de las consecuencias del cambio climático, y que deberán orientar en gran parte las negociaciones en la ciudad escocesa, una cita que muchos consideran la más importante desde que se alcanzara el Acuerdo de París de 2015 porque debería servir para desarrollar algunos de los puntos previstos en ese acuerdo y que quedaron atascados en Madrid.
Apenas una semana antes de la inauguración de la COP26 ha sido la Organización Meteorológica Mundial (OMM) la que llamado a su puerta, al alertar de que la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono -el principal responsable del cambio climático- marcó el pasado año un nuevo récord y que las cifras se volvieron a disparar a pesar de la pandemia y de la ralentización global de la economía.
Entre los informes que se han sucedido durante los últimos dos años destacan los que ha publicado el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, más conocido por su acrónimo en ingles -IPCC- y que asesora a la ONU desde hace más de 30 años con informes de evaluación, basados solo en evidencias científicas sobre el cambio climático, sus impactos, riesgos, opciones de adaptación y mitigación.
Y el último informe del IPCC, que se dio a conocer el pasado mes de agosto, alerta que el cambio climático está causado “indudablemente” por la actividad humana y ha llevado al mundo a su periodo más cálido en 2.000 años, pero también que muchas de sus consecuencias van a ser ya irreversibles, ya que por ejemplo los glaciares de montaña y los polos van a continuar derritiéndose durante décadas o siglos, incluso aunque se reduzcan las emisiones.
Los actuales cambios en el clima no tienen precedentes en los últimos siglos e incluso milenios, corroboraron en el informe los científicos, y calcularon que si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo con respecto a la media de la era preindustrial (1850-1900), un aumento que conllevará mayores eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones u olas de calor).
Traza ese informe cinco escenarios posibles, y el más pesimista apunta que las emisiones de gases de efecto invernadero podrían hasta duplicarse a mediados del siglo, y entonces los efectos serían catastróficos ya que la temperatura subiría 4 grados, muy lejos de los objetivos fijados en París de limitar el aumento a 2 grados fijado por el Acuerdo de París, y preferiblemente a 1,5.
Los datos del IPCC fueron apuntalados apenas cuatro semanas después con un nuevo informe, en este caso de la Organización Meteorológica Mundial, con los datos más recientes sobre el clima mundial, un estudio que corroboró que el planeta sigue la senda de un calentamiento acelerado y que el aumento de las temperaturas va ya camino de los 3 grados.
Este informe apuntó como muy probable que ya en los próximos cinco años las temperaturas superen temporalmente el umbral de los 1,5 grados centígrados con respecto a las registradas en la era pre-industrial, ya que las concentraciones en la atmósfera de los gases responsables del efecto invernadero siguen rompiendo récords.
O que las temperaturas medias entre 2017 y 2021 son las más elevadas registradas en el periodo de un lustro (más de un grado que las que se registraron de media hace 150 años), y que lo ocurrido en el clima durante el último siglo es una clara anomalía si se compara con las estimaciones de los últimos 100.000 años, con el consiguiente impacto en la salud humana.
Entre los estudios que se han publicado durante los últimos meses destaca el realizado por la organización estadounidense Climate Central, que agrupa a numerosos científicos de todo el mundo que investigan el cambio climático y sus efectos en la población para ayudar a los responsables políticos en la toma de decisiones, y que consensuaron un texto que publicaron en la prestigiosa revista Nature.
Sus conclusiones fueron también contundentes, ya que triplicaron (hasta los 300 millones) el número de personas que estarán expuestas en todo el mundo de una forma periódica a la subida del nivel del mar y a las inundaciones costeras que se van a registrar a causa del cambio climático.
El modelo de cálculo que utilizaron permitió, al contrario de los sistemas que se habían empleado antes, discriminar las copas de los árboles y los tejados de las casas, que hacían que las costas parecieran menos vulnerables de lo que son en realidad.
Los científicos diseñaron además un mapa interactivo que hace una predicción exacta sobre cómo afectarán el aumento del nivel del mar y las inundaciones en miles de lugares de todo el mundo según los diferentes escenarios: desde que las emisiones continúen sin apenas restricciones hasta que se produzcan unas reducciones extremas de carbono.
La investigación aportó datos individualizados de un total de 135 países y señaló que seis países asiáticos (China, Bangladesh, India, Vietnam, Indonesia y Tailandia) en los que viven aproximadamente 237 millones de personas sufrirán esas inundaciones al menos una vez al año si no se construyen las defensas costeras adecuadas.
A los informes científicos de los últimos dos años se ha sumado el que acaba de publicar un equipo internacional de investigadores en la revista The Lancet, donde han alertado de que muchos de los planes que se han diseñado para reactivar la economía tras la grave crisis causada por la pandemia, y que contemplan la inyección de billones de dólares, son incompatibles con los objetivos climáticos.
Los científicos han calculado que menos de uno de cada cinco dólares invertidos en la recuperación económica pos-covid va servir para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, y que el impacto general va a ser muy negativo para la salud pública. Su conclusión: “Que nos estamos recuperando de una crisis sanitaria de una manera que pone en riesgo nuestra salud”.
Y el colofón a todos los informes científicos ha llegado precisamente unos días antes de la propia COP26 con la publicación de las conclusiones de un trabajo en el que se han analizado los resultados de casi 90.000 estudios anteriores (entre 2012 y 2020) y que demuestran el consenso total que existe entre los investigadores: el 99,9% de los artículos científicos concluyen que el cambio climático lo ha provocado el hombre.