Tablas en la partida de ajedrez entre Lucescu y Jorge Jesus

Dinamo Kiev y Benfica empatan a cero en un partido en el que ambos equipos se mostraron muy conservadores. El VAr anuló un gol al Dinamo en el 92'.

Ignacio Camacho
As
Dinamo Kiev y Benfica han mostrado en este inicio de temporada ser equipos más calculadores que pasionales. Ambos lideran sus ligas sin haber sido derrotados y solo han encajado dos goles en sus respectivos campeonatos. Por eso no extraña que, en esta final a ida y vuelta en la lucha por el tercer puesto, el primer asalto terminara en empate sin goles.


A este Dinamo de Lucescu no le queda otra que proponer un fútbol obrero, mientras que Jorge Jesus puede montar un obrador, aunque vaya en contra de sus principios. Con Rafa Silva, Weigl, Grimaldo, Everton y compañía, el Benfica tomó la iniciativa del juego desde el minuto 1 mientras que los ucranios se dedicaron a defender en bloque esperando su oportunidad a la contra o a balón parado.

A pesar del dominio del Benfica, al conjunto lisboeta le costaba plantarse delante de Boyko y es difícil explicar por qué Jorge Jesus no renunció en todo el partido a uno de sus tres centrales para meter algo más de punta al ataque, más teniendo en cuenta el poco peligro que generó el Dinamo. El descanso llegó y no se recuerdan jugadas de verdadero peligro, solo un par de detalles de Rafa Silva que no llegaron a buen puerto.

Jorge Jesus movió en banquillo a la hora de juego, pero por los cambios que introdujo, achacó la falta de gol a las piezas y no al dibujo. Los tres que entraron (Radonjic, Lazaro y Núñez) ocuparon la misma posición de los que salieron (Yaremchuk, Gilberto y Everton). Equivocó el diagnóstico. El Benfica siguió teniendo la posesión pero le faltaba colmillo arriba.

Por su parte, Lucescu, consciente de que el empate no era mal resultado, mantuvo la calma. No se lanzó locamente a por el partido pero sus cambios sí mejoraron a su equipo (Verbic y Karavaev, sobre todo), que terminó metiendo al Benfica en su área en el descuento. En esos minutos finales, Shaparenko chutó al travesaño y marcó un gol que el VAR anuló por fuera de juego por media uña. A Lucescu no le salió su plan por centímetros.

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