Pjanic o el fracaso de la ingeniería financiera

Barcelona, AS 
El 29 de junio del 2020 el Barcelona anunció una operación que apestaba de lejos mediante un intercambio con la Juventus por el cual Arthur Melo se iba a Italia y a cambio Miralem Pjanic llegaba al Camp Nou. Al primero se le tasó en 72 millones de euros y al bosnio en 60. Quince meses después esos doce millones de beneficio en la operación que sirvieron para maquillar las cuentas de la junta de Bartomeu se han descubierto como una operación de ingeniería financiera envenenada.

El jueves Pjanic certificaba la cesión del jugador al Besiktas turco por una temporada. El único club que ha aceptado pagar una parte de la astronómica ficha que le firmó el anterior equipo directivo. Los turcos pagarán entre 2,5 y 3 millones de euros, pero no han aceptado una opción de compra.

Pjanic abandona el Barça después de jugar 1.295 minutos en toda la temporada repartidos en 30 partidos en los que no ha marcado ni un gol ni ha dado una asistencia. En sus estadísticas resaltan tres tarjetas amarillas.

Su contratación, como pasó antes en el acuerdo con el Valencia en el truque Neto-Cillesen demuestra que la junta de Bartomeu priorizó la patada adelante económica para cuadrar unas cuentas que se han descubierto como un cataclismo en vez de un proyecto deportivo.

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