Pedro, Luis Alberto y Reina tumban a Mourinho

La Lazio triunfa 3-2 en un espectacular derbi ante la Roma. Los tres españoles fueron decisivos para la victoria de los biancocelesti.

Mirko Calemme
As
El primer derbi della Capitale entre Maurizio Sarri y José Mourinho prometía chispas y no defraudó. Este partido tiene una historia toda suya y da igual el momento de los contrincantes: puede pasar de todo. Ocurrió una vez más y, en este caso, le tocó celebrar a la Lazio, que solo había recogido dos puntos en las anteriores tres jornadas. Y la Roma, entonces, cayó por segunda vez desde la llegada del Special One.

Los biancocelesti empezaron mejor y recogieron los frutos con dos goles muy rápidamente. Milinkovic-Savic cabeceó a la red un centro de Felipe Anderson, y luego Pedro hizo historia. El español, con un preciso remate, marcó el 2-0 en un contragolpe armado con Ciro Immobile, y se convirtió en el tercer jugador de todos los tiempos capaz de marcar en el derbi della Capitale con ambas camisetas, tras Selmosson y Kolarov.

En la anterior jugada, los romanisti protestaron por un posible penalti de Hysaj sobre Zaniolo (que, antes, había golpeado el poste), y siguieron apretando rabiosamente antes del descanso. Ibáñez, entonces, recortó distancias con un cabezazo tras un córner, pero en el comienzo de la reanudación los laziali volvieron a alejarse.

Fue gracias a otro contragolpe, activado con una genialidad por Luis Alberto, en el que Immobile controló el balón en el área, se deshizo de Rui Patrício y le cedió el esférico a Felipe Anderson, que lo empujó entre palos.

Antes de desatar su fiesta, la Lazio tuvo que sufrir por un dudoso penalti de Akpa Akpro sobre Zaniolo, que lanzó y realizó Veretout. El mismo extremo italiano, después, rozó el 3-3 con un potente remate neutralizado por Pepe Reina con una gran intervención.

Los vaivenes continuaron hasta el pitido final, después del que Sarri se fue bajo la Curva Nord con el águila Olimpia en el brazo, y Mourinho llamó a todos sus jugadores para animarlos como si se tratara de un tiempo muerto. El digno final de un partidazo.

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