Escándalo en las eliminatorias: Brasil endurece su posición y señala culpas que la Argentina desestima
La agencia sanitaria levantó el tono de las acusaciones contra los cuatro jugadores de la Premier y la policía los investiga por “falsedad ideológica”; cuáles fueron las responsabilidades de la AFA
Brasil apuesta todo a la (supuesta) mentira de los cuatro argentinos que, al llegar a suelo paulista, no incluyeron en su declaración jurada de salud que registraban un paso por Inglaterra, país en el que trabajan. Primera cuestión: el dato es fácilmente comprobable, ya que la Premier League es el torneo futbolístico más global del planeta. Segundo ítem: con las ayudas tecnológicas actuales, la trazabilidad de los pasaportes se hace en minutos. Corroborar que Martínez, Romero, Lo Celso y Emiliano Buendía (el cuarto hombre en cuestión, que no fue incluido en la planilla del partido del domingo por Lionel Scaloni) habían estado en Inglaterra era una tarea sencilla. Si los protocolos hubieran funcionado como correspondía (y más allá de no haber declarado su historial de viaje), los cuatro deberían haber quedado aislados al tocar tierra brasileña.
Y ahí se abría otra instancia: no se habían generado las excepciones para permitirles disputar el partido de fútbol por eliminatorias para el que habían viajado en burbuja sanitaria, tal como lo establece el protocolo vigente de la Conmebol. “Los jugadores argentinos declararon falsamente que no habían pasado por el Reino Unido”, dijo Alex Campos, titular de la Anvisa, en declaraciones a LN+. Y agregó: “Los jugadores deberían haber permanecido en cuarentena desde el mismo sábado, de manera deliberada fueron al entrenamiento bajo un manto de protección de la delegación argentina”. La policía federal brasileña afirmó el lunes que abrió una investigación contra los jugadores por el presunto delito de “falsedad ideológica”.
“Los futbolistas ingresaron a Brasil a las 8 de la mañana del viernes 3 proporcionando información falsa. El mismo día, Anvisa identificó que la información era falsa”, abunda el comunicado publicado por la CBF, que apunta de lleno a los jugadores argentinos (en rigor, a quienes confeccionaron sus declaraciones juradas). Y agrega que ese mismo día la AFA fue notificada del asunto: “Los representantes de la Selección Argentina fueron informados que existía una irregularidad en el ingreso de jugadores, que debían ser puestos en cuarentena y recibieron orientación de las autoridades para solicitar, ante los órganos competentes, autorización especial para los jugadores y regularizar su situación. Fue una discusión técnica entre Anvisa, el Ministerio de Salud y la Asociación Argentina”. La CBF continúa con la ofensiva: “Cuando se solicitó la presencia de los deportistas, se informó a los agentes de Vigilancia Sanitaria que los jugadores se habían ido a entrenar, incumpliendo las instrucciones impartidas durante la reunión”. Es decir que, para la AFA brasileña, el foco está en el ocultamiento argentino y no en el fracaso organizativo del país anfitrión.
El comunicado de la CBF también hace responsable a la AFA por convocar futbolistas de la Premier League, impedidos de ingresar en territorio brasileño por la decisión interministerial 655. Los brasileños recuerdan que cursaron tres comunicaciones a las oficinas de Viamonte y a la sede de la Conmebol con la copia de la decisión gubernamental para todos aquellos viajeros que hubieran estado en los 14 días anteriores en las zonas rojas del coronavirus, entre las que se encuentra el Reino Unido. El ataque brasileño hace foco en la irregularidad administrativa de la delegación argentina, pero elude el objetivo de fondo de las medidas sanitarias: evitar la propagación del coronavirus. En este sentido, LA NACION pudo saber que los futbolistas argentinos, que ya viajaban en burbuja sanitaria desde Caracas, fueron testeados al llegar al aeropuerto de Guarulhos (San Pablo) y dieron negativo, el mismo resultado de todas sus pruebas en las últimas semanas.
En toda esta trama hay responsabilidades compartidas. Más allá de las competencias que le caben a la CBF como organizador, y que según el protocolo de partidos internacionales de FIFA la obligaban a generar las autorizaciones y excepciones pertinentes, la AFA tiene su cuota parte de responsabilidad en lo que pasó. Pero así como Brasil ataca, en la calle Viamonte juegan al catenaccio. Optan por esperar. Ver cómo se suceden los hechos. Niegan cualquier irregularidad en las declaraciones juradas, como hizo el presidente Claudio Tapia en sus declaraciones post partido. En paralelo se preparan para la batalla judicial: la FIFA comenzó con las actuaciones del expediente disciplinario y se espera que duren seis días. La defensa de los intereses albicelestes tendrá dos jugadores de peso: Andrés Patón Urich, asesor legal de la AFA, y Ariel Reck, uno de los máximos especialistas en derecho deportivo del país. Se espera que la FIFA notifique a la AFA hoy mismo de los primeros requerimientos.
La AFA negó ayer que Fernando Batista haya sido quien confeccionó las declaraciones juradas de la polémica, tal como trascendió en el reporte de la investigación confeccionado por la Anvisa. Fue todo lo que dijo la AFA, que escribió un escueto comunicado el mismo domingo y ya no se refirió al tema. Aunque nadie lo confirme delante de un micrófono, no acató las advertencias de la Anvisa durante los dos días previos al partido. Se manejó como si ninguno de sus futbolistas hubiera sido observado por las autoridades migratorias o sanitarias del país en el que estaba. Casi como si el búnker argentino fuera un consulado o una fortaleza. La presencia de los funcionarios de Anvisa en el hotel en la noche del sábado y la existencia de la reunión en la que se acordó que se pedirían las excepciones para los cuatro “ingleses” del búnker argentino se contradice con las explicaciones de Lionel Scaloni y Lionel Messi a pie de campo en el Arena Corinthians, en charlas con los brasileños. “¿Por qué esperaron cuatro días? Nadie nos avisó nada”, argumentaron. Eso no fue cierto.
Sin embargo, la AFA tiene la explicación: “En todo momento viajamos bajo los protocolos sanitarios de Conmebol que rigen para este tipo de partidos. Hicimos todo en regla y por eso los jugadores estuvieron habilitados por planilla de FIFA”, dicen cerca de Tapia. Además, y pese a todo lo que resuena en Brasil, descartan que pueda haber un castigo deportivo: “El árbitro lo suspendió por cuestiones de fuerza mayor. Por eso el equipo se fue al vestuario”, agregan las fuentes. Un escenario de castigo deportivo para la Argentina es impensado en el entorno de Tapia. Tampoco se esboza la posibilidad de reprogramar el partido. Como si fuera un equipo italiano, la AFA espera, agazapada, el contragolpe.