Dos ex altos mandos militares usaron el libro de Evo Morales para negar su responsabilidad durante la crisis gubernamental de 2019 en Bolivia
El almirante Palmiro Gonzalo Jarjuri y el general Gonzalo Terceros Lara esgrimen como prueba el libro que el proprio ex mandatario escribió para narrar su versión de esos acontecimientos
En un memorial presentado a las autoridades fiscales, el almirante Palmiro Gonzalo Jarjuri y el general Gonzalo Terceros Lara esgrimen como prueba el libro que el proprio Morales escribió para narrar su versión de los acontecimientos. En ese texto, titulado Volveremos y seremos millones, Evo Morales confesó que tomó la decisión de dimitir el sábado 9 de noviembre, es decir una día antes de la conferencia de prensa en la que participaron Jarjuri y Terceros Lara y en la que los militares pidieron la renuncia del presidente.
“Para Evo Morales la noche del sábado era un buen cálculo renunciar y, efectivamente, termina concretándose cuando el domingo 10 de noviembre a las 16:50 lo hace”, escriben en el memorial.
Los militares en particular resaltaron una frase del libro de Morales: “Entonces dormí con la conciencia tranquila, la decisión de renunciar era un buen cálculo para evitar una masacre. Renuncié el domingo”.
Ambos militares, que se encuentran en detención preventiva en las cárceles de Patacamaya y Palmasola, también negaron tener conocimiento del contenido del comunicado leído por el ex comandante William Kaliman y aseguraron que sólo cumplieron ordenes según la obediencia vertical propia de la jerarquía militar.
Además de Jarjuri y Teceros Lara, la fiscalía también dictó prisión preventiva para la mandataria interina Jeanine Añez, Arturo Murillo (ministro de Gobierno), Yerko Nuñez (Obras Públicas, Servicios y Vivienda, y Presidencia), Luis Fernando López (Defensa). Williams Kaliman está bajo detención domiciliaria.
En concreto, la causa acusa a militares y ex funcionarios de los delitos de terrorismo, sedición y conspiración. Los cargos son prácticamente los mismos que, durante su tiempo en el poder, los entonces funcionarios le achacaron a Evo Morales y por los cuales en diciembre de 2019 se ordenó la detención del ex presidente.
La denuncia fue presentada por la ex diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Lidia Patty, quien acusó a Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz y candidato en las presidenciales del año pasado en las que salió triunfador Luis Arce, de instigar junto a su padre y varios mandos militares y policiales las protestas que derivaron en la salida de Morales.
Desde su renuncia a la presidencia, Morales siempre argumentó que había sido víctima de un golpe de Estado. El hecho tuvo lugar después de que un informe de la Organización para los Estados Americanos (OEA) asegurara que se habían cometido irregularidades en en el proceso electoral celebrado en el mes de octubre, lo que desató una ola de protestas contra el mandatario.
En Volveremos y seremos millones, Morales afirma que la premisa de su renuncia fue que “no puede haber muertos”.
“Antes de renunciar lo medité”, escribe. “Pensé en tirarme al monte adentro, selva adentro para gobernar. Pero, al día siguiente, nuestra gente estaba movilizándose para tomar la plaza Murillo, la Casa Grande del Pueblo. Pensé, si se movilizan, va a haber enfrentamiento. Pensé que nuestros compañeros muy bien pueden dominar a la gente civil, pero no van a poder dominar a la policía amotinada, a la policía golpista”.
“Entonces imaginé la masacre”, agrega Morales, y afirma que de esa situación “nos iban a echar la culpa, me iban a echar la culpa a mí. Y para que no haya muertos renuncié. Es mi interpretación. Es lo que yo pienso”.
“Yo no sé si la gente civil de la derecha habría disparado, tal vez algunos sí, pero la Policía sí habría metido bala y el resultado habría sido una masacre. Yo evalué profundamente esto y no puedo ser responsable de una masacre”, dice.
Entonces señala: “Informé a mis ministros, a mis compañeros, para evitar esa masacre, mejor renunciar, no por cobarde, sino por cuidar la vida. Repito: ni un muerto a bala durante el conflicto. Siempre hemos recomendado a la policía cuidar las vidas, no disparar”.
Luego señala que las FFAA fueron las últimas en “sugerir” su renuncia, en conferencia de prensa. “Pero antes de haber anunciado que no iba a ser candidato a la presidencia. Ese domingo renuncié, les repito”, concluye.
Contra Morales las nuevas autoridades bolivianas dictaron posteriormente una orden de arresto. Pero para ese momento -en diciembre de 2019- Morales ya se encontraba instalado en Argentina, cuyas autoridades indicaron que tenía “estatus de refugiado” y que no aceptarían extraditarlo.
Esa medida fue anulada en octubre de 2020, una semana después de que Luis Arce, delfín de morales, se impusiera por amplia diferencia en las elecciones presidenciales del país andino.