Caos en Brasil: el gobierno local intentó llevarse a cuatro jugadores argentinos
El Gobierno de Brasil, a través del departamento de Sanidad, intentó a los seis minutos del Brasil - Argentina quitar del campo a los argentinos de la Premier.
Los jugadores argentinos y brasileños, con Messi y Neymar a la cabeza, discutían e intentaban entender la situación. Otamendi y Acuña se enfrentaban a uno de los empleados que entraba al terreno de juego, supuestamente armado. Anvisa no tenía potestad deportar a los jugadores argentinos, solo le pertenecía al estado federal de Sao Paulo. El nuevo jugador del PSG le decía a su compañero: “Escuchame, hace tres días que estamos acá, ¿estaban esperando a que arranquemos a jugar?
Casi una hora después, la Conmebol a través de su perfil oficial de Twitter informaba de la suspensión del encuentro: “Por decisión del árbitro del partido, el encuentro organizado por FIFA entre Brasil y Argentina por las Eliminatorias para la Copa del Mundo queda suspendido”, afirmando después que la decisión que se tomará pertenece al máximo organismo del fútbol mundial, que es la encargada de organizar las Eliminatorias rumbo al Mundial.
El presidente de la agencia sanitaria hablaba con la televisión brasileña Globo y mostraba su indignación: “Llegamos a este punto porque todo lo que Anvisa orientó no fue cumplido. (Los jugadores) tuvieron orientación para permanecer aislados en el hotel para aguardar la deportación. Pero no fue cumplido”.
La agencia sanitaria pedía que los jugadores que habían estado en Reino Unido durante los días previos a su llegada a Venezuela (Argentina jugó la pasada semana en Caracas) tenían que hacer una cuarentena de 14 días, algo que en todo momento la Asociación del Fútbol Argentino sabía que no era cierto, porque la FIFA y la Conmebol habilitan un corredor sanitario para que toda la delegación, que está en una burbuja sanitaria, no debe realizar el aislamiento.
Argentina llevaba más de tres días en Brasil y Anvisa, en ningún momento, intercedió para llevarse a los jugadores argentinos. Hubo amenazas, pero tuvieron posibilidades para personarse en los entrenamientos o en el hotel, algo que no ocurrió. La albiceleste tenía la aprobación de la Conmebol desde el primer minuto, por lo que Tapia y los suyos estaban tranquilos. Incluso, el técnico, declaraba que todos querían jugar: “Queríamos jugar el encuentro, los futbolistas de Brasil también. A mí me pone muy triste. No busco ningún culpable. Si pasó o no pasó algo, no era el momento para hacer esa intervención”, dijo el DT minutos después.
Mientras los jugadores argentinos estaban en el vestuario, Brasil jugaba un partido informal entre titulares y suplentes. Los argentinos esperaban indicaciones, incluso el embajador en el país, Daniel Scioli, estaba intercediendo para que la delegación tuviera garantías para salir del vestuario sin problemas y poder poner rumbo al aeropuerto de Sao Paulo, para después dirigirse a Buenos Aires. Ahora, la decisión será de FIFA. Todo parece indicar que le darán el partido por perdido a Brasil y se esperan duras sanciones. Por muchos puntos que le den a la Argentina, el bochorno mundial sucedió y esto no cambiará.