Boca venció a Colón antes de River: una súper prueba
Boca dominó al campeón un buen rato y supo apretar los dientes cuando hubo que defender el 1-0. Así, se acomodó en el torneo y en la tabla de las copas, y pasó un examen difícil justo antes de River.
El partido fue, para Boca, un partido en sí mismo y una prueba superclásica. Con algunos lugares en discusión. Battaglia, que cambia y cambia porque no termina de encontrar lo que quiere, volvió a darles rodaje a Almendra y a Cardona. Y por derecha, el lugar fue de Montes -no del Pulpo-, buscando la dinámica y la frescura que el pibe le dio en partidos anteriores. ¿Cómo le salió al DT? Más o menos. Almendra volvió a aportar dos asistencias que jamás llegarán a la estadística oficial porque a Pavón le negaron el grito primero el travesaño y luego el arquero. Mientras que Cardona, más cercano al inexpresivo del partido anterior que al que se destacó contra Atlético Tucumán, apenas tuvo destellos en un taco que Pavón le devolvió y en una pelota pinchada que Orsini controló al revés. Demasiado opaco para alguien del que se espera brillo. ¿Montes? No terminó de forzar al técnico a apostar por él en el clásico como sí hizo Molinas, que cambió el juego de Boca en minutos. ¿Por qué no podría Molinas ser el conductor de Boca? ¿Porque es muy pibe? Bancado desde atrás por Izquierdoz y Rojo -dos fieras que se juegan las gambas y la cabeza en cada cruce-, con un 5 rodado -Campuzano o este Rolón que hizo lo mejor desde que llegó quitando muchas pelotas-, con tipos de experiencia adelante (Orsini no es un chico, Pavón jugó un Mundial y fue compañero de ataque de Zlatan), no habría razón para no jugársela por el que mejor y más precisamente mueve los hilos del ataque.
El otro que sin dudas aprovechó la chance fue Pavón (por Briasco), un cambio que responde a la lógica del rendimiento como para que el técnico se convenza de no darle bola al Consejo cuando le pide que jueguen los refuerzos: tienen que jugar los que mejor están. Pavón fue el 7 bravo de otros tiempos, el jugador más peligroso de Boca, una versión más lúcida de ese corredor al que le medían la velocidad física y que hoy tiene velocidad mental.
¿Qué le faltó a Boca? El cambio de ritmo de Ramírez: lo va a extrañar, no hay otro en el plantel como él. Solidez por las bandas (Advíncula va a sufrir a Angileri y yendo para adelante tiene ínfulas de tractor que se lleva todo puesto pero para en todos los semáforos). Seguridad en su arquero (otra vez mal en un centro, más allá de una gran tapada ante Farías). Pero tuvo personalidad, dominó un buen rato al campeón y apretó los dientes cuando hubo que defender el 1-0. No está mal para un equipo en formación que sigue en busca de su identidad, de su firma, de sus nombres. Ayer pasó una gran prueba. Y el domingo lo espera una súper prueba. Este Boca no es el de Russo: es otro. Veamos de qué está hecho.