Arsenal puso el alma, aprovechó un error, volvió al triunfo y bajó a Lanús
El último en las posiciones del Torneo 2021 logró una victoria importantísima como local ante uno de los candidatos
El gol es una materia desconcertante. Habitualmente resulta difícil de conseguir en el mercado, por las complicaciones para elaborarlo y propiciarlo y por las condiciones individuales que exige la capacidad para concretarlo. Pero al mismo tiempo puede llegar de la nada, sin esperarlo, sin armarlo, en algunos casos incluso sin merecerlo.
Para Arsenal de Sarandí sacudir una red rival se había transformado en un auténtico karma. Seis partidos completos sin celebrar condicionan cualquier funcionamiento y empeoran cualquier estadística. Frente a Lanús, el equipo que dirige Israel Damonte parecía continuar con su sino negativo. En esta ocasión no se le podía objetar nada desde el esfuerzo y la actitud general. Su empeño por ganar en cada pelota dividida y sector de la cancha lo llevó a anular a Lanús, a ahogarlo en el medio y aislar a los peligrosos López y Sand. En definitiva, a dominar el partido y lograr que se juegue en el campo rival.
Su problema, como en tantas otras tardes, era la falta de ideas en los 30 metros finales, las dificultades para molestar a Lucas Acosta. Y cuando conseguía superar sus propios déficits fallaba en el toque decisivo. Cabecearon mal Picco y Suso a los 2 y a los 10 minutos, le pegó muy alto de sobrepique Sepúlveda a los 20 cuando recibió con ventaja por derecha...
La solución le llegó de la forma más impensada. A los 3 minutos del segundo tiempo, Guillermo Burdisso tocó atrás para el arquero, controló mal Acosta, se le fue larga, anticipó Mazzola, toque corto y Bruno Sepúlveda la empujó al arco vacío para acabar con una sequía de 602 minutos.
El 1-0 que sería definitivo justificó lo bueno que había hecho el conjunto del Viaducto al mismo tiempo que sirvió de castigo merecido para una actuación que borronea la candidatura del Granate a meterse en la pelea grande.
Mientras Arsenal puso el alma en cada acción y fue constante a la hora de presionar, apretar y no dar ninguna pelota por perdida, Lanús ofreció la imagen opuesta. Descoordinado, ausente, sin una gota de creatividad pero también sin el toque de intensidad necesario para emparejar el choque en el terreno de la pelea (el encuentro, vale aclararlo, ofreció más lucha que lucidez), la visita fue una sombra que apenas se iluminó un poco en el cuarto de hora final.
Los cambios que introdujo Luis Zubeldía le dieron algo más de movilidad al Granate, también favorecido por la merma física del local, que así merodeó el empate en un cabezazo alto de Burdisso desde el borde del área chica y otro de Pedro De la Vega que Alejandro Medina atrapó con seguridad.
No hubiera sido justo. El esfuerzo de Arsenal merecía la alegría del éxito. Aunque para alcanzarlo haya necesitado de un gol logrado más por demérito ajeno que por virtudes propias. A nadie le importó en el Viaducto, sobre todo cuando cuesta tanto llegar a gritarlo.