Vinicius encuentra el camino

Lanza su candidatura al once con tres goles en cuatro disparos a puerta y en 55 minutos. Ancelotti se marcó el reto de afilar el colmillo del brasileño.

Manu de Juan
As
Vinicius ha encontrado el camino del gol en este arranque de temporada 2021-22 y no quiere volver a perderse en la selva de imprecisiones y goles de rebote en que vivió sus tres primeros cursos como madridista. El brasileño ha arrancado el curso como suplente, superado en las bandas del Madrid por Hazard y Bale, pero se está rebelando con un nivel de acierto en el remate, su histórico talón de Aquiles, que ya ha despertado un debate en el madridismo sobre la pertinencia o no de que opte ya a un puesto en el once titular.

Carlo Ancelotti, a todo esto, algo se olía. O al menos esperaba olérselo, pues su intención desde el inicio de la pretemporada fue trabajar a fondo con Vinicius para afilar el colmillo del brasileño, para darle un buen final a toda esa orquesta de sprints y gambetas que componen el juego de Vini y a la que sólo le faltaba la precisión quirúrgica necesaria en los metros finales. El jugador llegó tarde a la preparación tras ser finalista en la Copa América, pero ha asimilado conceptos deprisa.

"Vinicius tiene calidad, eso es importante. Un gran goleador no sé si será... Le gusta jugar en la banda y dentro del área para él es más complicado, pero con su calidad puede marcar muchos goles desde lejos y en el uno contra uno", explicaba Carletto tras el empate en casa del Levante. Sin embargo, el italiano no se siente presionado por las circunstancias ni se ve obligado a darle la titularidad ante el Betis, el sábado que viene en Sevilla. "No es importante empezar el partido, lo importante es determinarlo. Y él lo ha hecho con su calidad". Queda claro que las ramas no impiden a Ancelotti ver el bosque, siendo el bosque en este caso la evidencia de que las cualidades de Vinicius sobresalen aún más en los segundos tiempos, territorios de gemelos cargados y mentes nubladas por el esfuerzo.

Es el trabajo del entrenador distinguir la paja del grano, en esto y en todo lo demás. El del jugador es limpiar ese escenario para aclarar la toma de decisiones, y sin duda Vinicius saca sobresaliente en esa tarea, hasta el momento: es el mejor goleador blanco, con tres goles en tres partidos, tres dianas logradas en sólo 55 minutos, como refresco en la segundas partes ante Alavés y Levante. Números de otro planeta para un jugador que, en sus primeros 118 partidos de blanco, apenas anotó 15 dianas, varias con la fortuna del rebote como su principal aliada.

Vinicius no requiere de esa suerte este curso, al menos de momento: ha disparado cuatro veces y las cuatro lo hizo a portería. Pacheco le negó su primer gol de la temporada en Vitoria, y su compañero y amigo Rodrygo su primera asistencia, al llegar tarde a un balón franco tras una jugada excelente de Vini en línea de fondo. El ex del Flamengo mantiene la chispa en el regate (tres buenos de seis intentos) y suma precisión con balón (20 pases buenos de 24).

Vinicius: "Entrenar y trabajar. Eso no cambia"

Ancelotti pone el foco en los golpeos, en lograr que lo que para Vinicius era traumático termine por ser automático, como quien cambia la marcha al circular. "Le he dicho que para marcar es difícil hacerlo tras cuatro, cinco, seis toques. Los grandes goleadores marcan tras uno o dos toques, y eso es lo que ha hecho", comentaba Carletto tras su tanto de cabeza en Mendizorroza. También en sacar punta a su poderío físico en velocidad, como en su primer gol en el Ciutat de Valencia: aprovechó un pase excelso de Casemiro para arrancar desde campo propio y presentarse solo ante Aitor. Ahí, al fin, dio el toque necesario, ni muy pronto ni muy tarde.

"Estamos entrenando mucho los desmarques, eso me pide el míster y eso hice. Sigo entrenando y trabajando, lo hago desde el primer día que llegué aquí. Y eso no lo voy a cambiar". Vinicius presume del carácter cotidiano de este buen momento, que le integra de lleno en el equipo. El curso pasado, durante un partido en Alemania ante el Borusia Mönchengladbach, las cámaras captaron una desagradable conversación en la que Benzema y Mendy comentaban la escasa pertinencia de entregarle el balón al brasileño, para lo que iba a hacer con él. En Valencia, Karim entregó a Vini el esférico con el que anotaría su segundo tanto, de inverosímil rosca sin apenas ángulo. Porque cómo no buscar a este nuevo Vinicius, que al fin cabalga hacia el gol como el Madrid siempre esperó de un jugador al que, pese a sus 21 años, los 45 millones de su precio le siguen colocando la vara de medir bien arriba.

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