Sin Cristiano hace mucho frío

La Juventus cierra su triste semana cayendo ante el Empoli en casa, que triunfó merecidamente justo gracias a un tanto de su ‘siete’, Mancuso.

Mirko Calemme
As
La Juventus cierra la dolorosa semana del adiós a Cristiano con otro disgusto. Los tifosi, aún incrédulos por la manera con que se fue su ya exídolo, esperaban una respuesta en el césped ante un rival teóricamente asequible. El Empoli, sin embargo, triunfó merecidamente en el Allianz Stadium y deja a los turineses con apenas un punto en la clasificación tras dos jornadas. Increíble.


La noche parecía haber empezado con buen pie para la Vecchia Signora, sobre todo gracias a un Federico Chiesa en versión Euro 2020. El extremo creó con su rapidez dos peligros y conectó bien con Dybala, otro que dio buenas sensaciones en el arranque del partido. Los visitantes, sin embargo, supieron aguantar y cambiaron la historia con una bonita jugada colectiva en el minuto 21. El talentoso Bajrami abrió para Bandinelli, recibió su balón de vuelta y, con un remate desviado, encontró en el área chica a Mancuso, que batió a Szczesny.

El tanto le dio fuerza a los de Andreazzoli, que jugaron mejor y durante largos tramos de la primera parte se quedaron con el balón, rozando hasta el 0-2. Allegri decidió salir de inicio con Danilo de pivote y McKennie en la delantera al lado de Chiesa y Dybala, pero, sobre todo en esa fase, se echó en falta a un delantero centro. El técnico intentó arreglarlo nada más arrancar la segunda parte, cuando sustituyó al estadounidense con Morata.

El guion no cambió y, paradójicamente, fueron los toscanos los que seguían atacando en busca de la sentencia. Desde el banquillo llegaron también Locatelli, Kulusevski y Bernardeschi, pero el asalto final de los bianconeri fue gris, apagado, previsible. La Juve, tras el adiós de su hombre capaz de marcar 101 goles en 134 partidos, pareció traumatizada. No supo reaccionar, tuvo pocas y confusas ideas, y cayó. El gol de Mancuso ya es leyenda del Empoli, que en Turín nunca había ganado. Irónicamente, el delantero lleva el dorsal siete.

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