River y un partido que se repite
La formación alternativa del Millonario dejó escapar dos puntos valiosos ante Huracán en el Monumental, aunque las prioridades son Boca y Atlético Mineiro.
Sin embargo, el Muñeco reservó a varios futbolistas clave que conforman la columna vertebral del equipo y resultan determinantes sobre todo para la generación de juego en campo contrario y la definición.
Además de la baja de Matías Suárez por lesión -es casi un hecho que no jugará contra Boca-, estuvieron en el banco de suplentes Fabrizio Angileri, Enzo Pérez, Nicolás De La Cruz y Braian Romero, todos jugadores que venían siendo inamovibles en las formaciones riverplatenses.
El desarrollo del encuentro fue similar al de otros en los que el DT optó por alineaciones alternativas: los dueños de casa tuvieron el control, cuando contaron con chances no pudieron concretarlas y el rival, sin haber insinuado demasiado, se puso en ventaja en uno de sus pocos avances.
Más allá de la fragilidad en el retroceso y la cobertura, de alguna manera volvió a quedar de manifiesto la diferencia de jerarquía que existe entre los titulares de River y los suplentes. El funcionamiento colectivo aceitado, la confianza individual y la determinación de quienes llevaron las riendas del equipo en las últimas victorias se extrañaron hasta que ingresaron en el complemento.
El gol fue la prueba más cabal de esa cuestión: mientras sus compañeros se repetían en centros sin destino, Angileri entró y enseguida ejecutó uno de excelencia para que Romero, de racha y con un gesto técnico de goleador, estampara el empate.
A pesar de que en Núñez se quedaron masticando bronca por la imposibilidad de alcanzar la punta con un triunfo frente a un oponente modesto, la decisión del entrenador resultó sensata con vistas a los desafíos que se avecinan. El golpe que sufrió Paulo Díaz, quien fue reemplazado por precaución, fue simplemente una advertencia en un contexto delicado, en el que cada detalle de la planificación cuenta.
El duelo del miércoles tendrá la relevancia de cualquier clásico de eliminación directa, pero además podría ser para River un trampolín anímico de cara a lo que viene. Por eso, se tomaron todos los recaudos necesarios, aunque hayan costado dos puntos que pueden lamentarse más adelante.
Boca está a la vuelta de la esquina, el campeonato local es una deuda pendiente de este ciclo, pero el objetivo prioritario, mientras pueda verse en el horizonte, es la Copa Libertadores. Para llegar al cruce con Atlético Mineiro con el pecho inflado, el Millonario tratará de alimentar su crecimiento esta semana en La Plata.