River encontró el empate 1-1 ante Huracán cuando entró Braian Romero
Gallardo había reservado a algunos titulares del ataque para el superclásico del miércoles ante Boca, pero los necesitó en los 20 minutos finales para igualar un partido que se le complicó
El resumen del empate 1-1 en el Monumental
River, con un equipo menos alternativo en defensa de lo que se intuía en función del superclásico del miércoles próximo ante Boca por la Copa Argentina, empató 1-1 ante Huracán, en uno de los encuentros por la 4a fecha del Torneo 2021 de la Liga Profesional de fútbol. Con el empate River evitó el duro golpe que hubiera significado la derrota, pero fue insuficiente para dar el salto a la punta y extender la la serie de tres triunfos consecutivos que habían mostrado en tan buena forma al equipo, desde el “click” -como lo definió Gallardo- que hizo ante Argentinos por la Libertadores.
Finalmente, Marcelo Gallardo no reservó tantas piezas titulares, luego de tres partidos consecutivos con la misma formación. Están desde el comienzo Armani, Montiel, Paulo Díaz -reemplazado a los 35 minutos por Maidana-, Héctor Martínez, Zuculini, Carrascal y Julián Álvarez, candidato a jugar contra Boca ante la improbable recuperación de Matías Suárez, que el último miércoles fue reemplazado ante Lanús por una distensión muscular en la pierna izquierda. El técnico optó por que tuvieran menos minutos Angeleri, Enzo Pérez, De la Cruz y Braian Romero, quienes ocuparon el banco de suplentes. Pero ante la evidencia de que el partido se le iba de las manos ante un compacto Huracán, el Muñeco debió recurrir a Angileri, protagonista del desborde y el centro atrás, y a Romero, que de cabeza desató el nudo ofensivo de River.
El dominio fue de River desde el comienzo, ante un rival que trató de entorpecer la circulación con cinco volantes replegados. Carrascal y Rolheiser intentaban asociarse por adentro para dejar las bandas para las proyecciones de Montiel y Casco. Justamente, una subida del lateral izquierdo derivó en una buena asistencia para la diagonal de Girotti, que definió defectuosamente con un toque de derecha. La situación terminó siendo una de las más claras en la primera etapa.
La presión volvió a darle réditos a River con una recuperación en la mitad de la cancha y el pase a Girotti, que al demorar un segundo permitió el cierre de Ibáñez. Se jugaba en campo de Huracán, obligado a responder muy cerca del arquero Díaz, varias veces en los centros cruzados.
Cerca de los 20 minutos, una alarma se encendió con una renquera de Paulo Díaz, tras un golpe tipo paralítica. Cada inconveniente físico es visto por River como un condicionante para llegar con lo mejor al choque con Boca. Jonathan Maidana empezó inmediatamente a hacer el calentamiento, mientras el zaguero chileno se reponía del dolor y podía continuar. Pero después de unos minutos, a los 35, Gallardo no quiso correr más riesgos y dispuso el ingreso de Maidana por Díaz, que salió al trote y ni bien se sentó en el banco le aplicaron hielo en la zona afectada.
Díaz salió lesionado a tres días del superclásico
A Huracán le costaba mucho hacerse de la pelota. Cerca de la media hora, su posesión estaba por debajo del 30 por ciento. El desafío de River pasaba por ir descontando las camisetas rojas que salían al camino de sus avances. En ocasiones se apresuró en algunas decisiones y facilitó el bloqueo visitante en el corazón del área. Cuando llegó el turno de la pelota detenida, Marcos Díaz respondió en un tiro libre de Álvarez desde la derecha.
Gallardo no dejaba de dar indicaciones y también le exigía al árbitro Tello mayor continuidad en el juego y menos diálogo con los jugadores en las interrupciones. Para agilizar el desarrollo, Gallardo tiene aleccionado a los alcanza-pelotas para una rápida reposición cuando River conserva la iniciativa. Los zagueros centrales Galván y Merolla trabajaban mucho y con acierto para cortar los centros al área. Para el Globo, que en el balance no sufrió tanto como podía presagiarse tras las acciones iniciales, hubo un respiro al final del primer período con un par de córners a favor. El asedio de River no tenía un correlato en los tiros al arco (cinco en total, dos entre los tres palos).
El susto de River pasó por un pase corto de Maidana, interceptado por Candia, que asistió la entrada frontal de Triverio, cuya definición alcanzó a tapar Martínez con un cierre salvador. Gallardo se empezaba a inquietar: “Vamos con los pases”, se le escuchaba reclamar. El gol estuvo cerca en un córner olímpico de Álvarez, ante el desesperado retroceso de Díaz, mientras veía cómo la ejecución daba en el travesaño.
El partido se le atragantó más a River cuando quedó muy descompensado a la salida de un córner a favor, despejado por Huracán para armar un contraataque letal. La secuencia de la jugada volvió a exponer la lentitud de Maidana para neutralizar una triangulación a toda velocidad entre Silva, Candia y Triverio, hasta que Silva volvió a aparecer para definir al primer palo, descuidado por Armani.
Las urgencias del momento obligaron a Gallardo a relegar la prioridad del superclásico. A los 20 minutos ingresaron tres titulares: Angileri, Romero y De la Cruz.
Huracán no había recurrido al juego brusco para frenar a River, hasta que Ibáñez le dio un planchazo al ingresado Paradela cuando fue a disputar una pelota dividida. Expulsión para el defensor de Huracán, necesitado de reorganizar su resistencia.
Huracán, con 10 por la expulsión de Ibáñez
River, que había comenzado el torneo doméstico con dudas y una derrota de local ante Colón con el agravante de que jugó todo el segundo tiempo con un jugador más (fue expulsado Gonzalo Piovi en el equipo santafecino), mejoró a partir del partido ante Argentinos Juniors en el desquite por octavos de la Libertadores (2-0) y ratificó en la Liga con un contundente 4 a 0 a Unión. El equipo de Núñez hilvanó tres victorias consecutivas con 11 goles a favor y valla invicta, quedando lejos el empate con Argentinos por la Copa y la mencionada derrota ante Colón.