Messi: triste y shockeado

Lionel, quien había viajado a Barcelona para firmar su nuevo vínculo, no lo puede creer. La trama de una noticia impactante.

Olé

Lionel Messi no sale de su asombro. No puede creer lo que le comunicó su papá Jorge luego de la charla con el presidente Laporta. Aún no entiende cómo se terminó todo, y nadie puede cambiarle el semblante. Salvo que aparezca una solución mágica, la historia de amor se terminó, ya no habrá más camiseta 10 del Barcelona con el apellido Messi en la espalda y por eso Leo está muy golpeado.  


La noticia fue tan sorpresiva para el mundo como para los Messi. Todo estaba encaminado para firmar un nuevo vínculo por cinco años, aceptando una rebaja del 50 por ciento con respecto al contrato anterior, y solo faltaba la foto final, el apretón de manos con Laporta y la sonrisa para la eternidad. Justamente para eso llegó Leo el miércoles por la noche a su casa de Casteldefels, luego de sus vacaciones entre Rosario, Miami e Ibiza.

Nada hacía prever que esto podía terminar así. Y todo se rompió en ese llamado telefónico entre Joan Laporta y Jorge Messi. Fue cuando el presidente del club le comunicó al papá del 10 que las cuentas no le cierran al Blaugrana, que no pueden hacer frente al contrato que estaba acordado y que lamentablemente las negociaciones están terminadas. "A pesar de haber llegado a un acuerdo y con la intención de firmar un nuevo contrato, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)", dice el comunicado.

Barcelona, al igual que el Real Madrid, no acepta el contrato de cesión de derechos audiovisuales que LaLiga firmó con la empresa CVC Capital Partners. Y el dinero de ese acuerdo era la llave para poder costear el contrato del 10, ya que Barsa no logró durante el receso ordenar sus cuentas. Intentó vender jugadores de los importantes como Griezmann y no pudo; trató de reducir el salario a un 40 por ciento en los contratos ya firmados de Piqué, Jordi Alba, Busquets y Sergi Roberto y aún está negociando, buscó comprar barato (lo consiguió), pero no pudo bajar el déficit operativo. Todo esto llevó a la decisión que el club tomó.

Y mientras todos hablan y teorizan sobre dónde jugará (¿llegará la oferta del PSG o del Manchester City?), mientras se especula si LaLiga dará marcha atrás sobre sus decisiones para que no se le escape la única súper estrella que le queda, mientras muchos piensan en una jugada estratégica de Barcelona y Real Madrid, mientras todo eso pasa, el mejor jugador del mundo está incrédulo. Leo está shockeado y triste. Porque tenía decidido seguir en el club de su vida, porque en ningún momento (después del famoso burofax) pensó en jugar con otra camiseta que no sea la del Barcelona y el comunicado culé cayó como una bomba en la casa.

Ahí está Leo. Con Antonela, con Thiago, Ciro y Mateo en el hogar de Casteldefels. Con la ilusión de que esto sea una pesadilla, pero sabiendo que es un profesional y que si no hay marcha atrás, habrá que buscar nuevos horizontes. El problema para los Messi es que no vieron el iceberg y ahora hay que recalcular cuando al mercado de pases le quedan 25 días. Y no es solo una cuestión futbolística, es mucho más que eso. 

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