Messi desata la locura en París
La llegada del crack provoca la apoteosis en la capital francesa y la más absoluta tristeza en Barcelona. La afición del PSG tomó el aeropuerto, el hospital y el hotel.
Si la imagen de ver a Messi feliz y sorprendido por la multitud que le vitoreaba como a un liberador en el aeropuerto, en el Parque de los Príncipes, en la clínica donde pasó el reconocimiento médico y en la puerta del hotel donde vive desde anoche es dura para los culés, lo peor llegará hoy a las once de la mañana cuando sea presentado en el estadio con toda la pompa que pueda ser capaz de perpetrar el club parisino, que ya ha demostrado sobradamente que no regatea ni esfuerzos ni dinero para evidenciar su poderío, al menos en los despachos y el mercado. Sobre el campo es otra cosa. Por eso han aprovechado el caos de un Barça arruinado para conseguir finalmente la bomba de neutrones con la que tanto soñaban.
El éxtasis entre los aficionados parisinos se desató. Llevaban tiempo celebrándolo, porque desde el jueves pasado, cuando el Barça comunicó que era incapaz de retener a Leo, el final de la historia estaba más que cantado. Pero nada como ver el sueño hecho realidad. El Dios hecho carne estaba en París en camiseta.
También había jarana en la puerta del Parque de los Príncipes donde se coreaba el nombre del astro y se gritaba "Puta Barça" con ganas mientras se sucedían las carreras a cada falsa alarma de una posible llegada del argentino a su nuevo terreno de juego.
Para muestra, la multitud agolpada a la puerta de su nueva casa, el Hotel Le Royal Monceau, cercano al Arco del Triunfo, nada más apropiado para el jugador argentino y para las esperanzas que están depositadas en él por parte de un club que por fin ayer pudo celebrar su apoteosis, mientras en Barcelona, los culés comienzan a pasar un duro duelo de consecuencias insospechadas.