Lionel Messi en PSG. Vidrios que vibraron, restaurantes que se llenaron y barbijos afuera: cómo vivió “el 16” la presentación al 30
Tarde de emociones en el Parque de los Príncipes; el crack rosarino recibió una enorme ovación de hinchas que hicieron horas de colas; luego, con un gol de Mauro Icardi, el equipo se impuso por 4 a 2.
Los restaurantes, bares y comercios gastronómicos del exclusivo barrio del oeste parisino abrieron sus puertas y comenzaron a preparar sus terrazas donde los hinchas de PSG se juntan religiosamente a tomar una cerveza y rehacer el partido una vez terminado. Fue un atractivo 4 a 2 sobre Racing, de Estrasburgo, con un gol de Mauri Icardi y una soberbia tarea de Kylian Mbappé.
“Levantamos mesas y sillas de la vereda para que haya más lugar después del match. Luego de tanto tiempo de pandemia, hay que aprovechar cada ocasión para recuperarnos un poco de las pérdidas financieras”, explica el dueño del histórico bar-restaurante Les Trois Obus, ubicado a pocos pasos de la entrada de la estación de metro Porte-de-Saint-Cloud, a tres cuadras del estadio, y que debe su nombre a los tres obuses alemanes que lo demolieron durante la Segunda Guerra Mundial.
La presentación a Messi
Esta vez, había motivos suplementarios para festejar: Paris Saint-Germain presentaba a sus nuevas estrellas, entre ellas, Lionel Messi, el ídolo “ultragaláctico” llegado de Barcelona. Y como si ese acontecimiento excepcional fuera poco, el encuentro entre PSG y Strasbourg marcó el retorno de la hinchada a las tribunas del estadio después de un año y medio de ausencia obligada por la pandemia de Covid-19.
“Fue sorprendente la calma con la que la gente se sometió a los controles. Todos presentaron su pase sanitario, aunque adentro muchos dejaron de respetar la consigna del barbijo obligatorio”, reconoció un miembro del personal de vigilancia del club.
Sin sorpresas, 48.000 simpatizantes –la capacidad total del estadio– hicieron colas desde la mañana para comprar sus billetes y, de paso, esperar varias horas junto a la boutique de PSG –ubicada frente a la entrada principal del estadio, en el vecino edificio de Stade Français, club de rugby– para comprar la codiciada camiseta del delantero argentino, con el Nº 30, que disfrutó del partido con Neymar, a su lado, y sus hijos, desde un palco. También estuvo Ángel Di María.
“Tengo que comprarla hoy. De lo contrario, todo el mundo la tendrá antes que yo”, aseguró Pierre, un jovencito de 22 años. No estaba muy equivocado, en verdad.
A 1000 ejemplares por día desde la semana pasada, el club tuvo que renovar dos veces el stock del local para satisfacer la demanda. “Hoy calculamos que venderemos por lo menos 5000”, reconoció uno de los empleados de la boutique.
Y mientras “el 16” se animaba de a poco y las fuerzas de seguridad, en bicicletas, vehículos blindados y automóviles, tomaban posición en las inmediaciones del estadio –como es tradicional en cada partido–, comenzó la guerra de las preferencias, mediante el lenguaje mudo de, justamente, las camisetas: Neymar, Mbappé, Messi, Di María... Cada hincha viste con orgullo desafiante la camiseta de su ídolo.
“¿Por qué Mbappé? Porque es el mejor. Yo seguiré siéndole fiel hasta el final”, asegura Kevin, desde lo alto de sus 14 años.
Todos, sin embargo, rugieron como una sola persona cuando las nuevas estrellas entraron al terreno para ser presentadas a la hinchada. Un bramido que, como en los inmensos días de triunfo, consiguió hacer temblar los vidrios del barrio, sobre todo cuando se produjo la entrada de Lionel Messi, exactamente a las 20.15, hora local. Leo se mostró conmovido por la exaltación de su nueva hinchada. Aun acostumbrado a los triunfos y los halagos, tal vez haya recibido ese homenaje como el símbolo de esa nueva vida que acaba de comenzar.
La expresión complacida del presidente del club, Nasser al-Khelaïfi, parecía indicar que, hasta entonces, todo había sido perfecto. Pero las hinchadas son imprevisibles. Y la de Paris-Saint-Germain, más que las demás. Pocos sabían, en realidad, que media hora antes, cuando se anunció la composición del equipo que se enfrentaría con Strasbourg, parte del estadio había chiflado a Mbappé. ¿Se irá Kylian del club?
Más fácil es imaginar, en todo caso, la decepción de Kevin. Aunque poco después tendría su revancha, cuando su ídolo propició un gol y efectuó dos asistencias.