Lionel Messi en Paris Saint Germain: los ajustes que deberá hacer en un fútbol francés más físico y duro
En la Ligue 1, las transiciones desplazan a la posesión que caracteriza al juego español; el riesgo de lesiones por foules es más alto si se recurre mucho a la gambeta, como le ocurrió a Neymar
Cabe suponer que las próximas expresiones públicas que se le vean a Messi serán de asombro y curiosidad, reacciones lógicas por encontrarse en un entorno nuevo, el que le espera cuando en las próximas horas se oficialice su incorporación a Paris Saint Germain. Ya desde el domingo acudieron hinchas a esperar en el aeropuerto de París su llegada, que se producirá el lunes, con la posibilidad concreta de que lo presenten el martes.
El rosarino lo dijo claramente: no estaba preparado para este cambio inesperado y abrupto en su carrera, pero lo asumirá con el mismo compromiso que mantuvo con la camiseta blaugrana: “Mi mentalidad siempre estuvo puesta en ganar títulos. Eso no cambiará. En Barcelona me quedó la espina de no haber conseguido alguna Champions League más, estuvimos cerca varias veces. Aprovecho para felicitar a Dani Alves por su medalla olímpica. Estoy muy cerquita de él (44 títulos para el brasileño). Voy a pelear para alcanzarlo, o pasarlo si es posible”.
Casi que se descuenta que Messi sumará más títulos a su palmarés. Integrará un plantel con un potencial muy superior al resto, en un contexto local con tres competencias: Liga de Francia, Copa de Francia y Copa de la Liga. Pero se sabe que el desvelo del que muchos llaman club-estado por tener detrás al emir de Qatar es la Champions League, desde antes de la llegada de Messi, y mucho más ahora. PSG rozó la gloria en la final que perdió ajustadamente ante Bayern Munich en 2020. En ese sentido, los objetivos deportivos del club y de Messi coinciden plenamente. De ahí la expectativa que ya despierta el sorteo del 26 de agosto de la etapa de grupos de la Champions. Se empezarán a conocer los rivales y la ruta a la final en San Petersburgo.
Cuando Qatar Investment tomó el control de PSG hace una década, su primera contratación rutilante fue la de Javier Pastore, por 42 millones de euros. Ahora tendrá al mejor de los argentinos para dar el paso europeo que le falta.
A poco más de 15 meses del comienzo del que seguramente será su último Mundial, Messi deberá hacer sus ajustes en un fútbol diferente al que frecuentó en su carrera. Las mayores figuras, las mejores individualidades, las tendrá a su alrededor, serán sus compañeros, a diferencia de lo que ocurre en la Premier League, La Liga y la Serie A. La Bundesliga, con Bayern Munich, es un caso similar al de PSG en la Ligue 1.
Sin dudas, la mayor diferencia que notará Messi con respecto a España será el ritmo de juego. Mucho más alto e intenso, de continuas transiciones. Más físico que técnico, aspecto que siempre resaltó Marcelo Bielsa cuando estuvo en Olympique de Marsella y Lille.
Las largas posesiones de pelota que caracterizan al medio español no tienen mayor cabida en Francia. La alta tasa de jugadores africanos, de primera o segunda generación, se traduce en partidos muy atléticos. Que en muchos casos representan una amenaza para los cuerpos por la dureza en cada lance.
No soltar la pelota a tiempo o excederse en la maniobra individual puede pagarse con lesiones importantes. Le pasó a Neymar, que sufrió dos roturas de metatarsianos y es víctima de recurrentes faltas. En ese sentido, Messi ya hace tiempo que resuelve sin exponerse más de lo debido al roce o la fricción. Analistas del fútbol francés no lo ven a Messi jugando por los costados, que suelen ser ocupados por laterales robustos y duros.
Francia es el fútbol de los campeones del mundo y el que decepcionó en la reciente Eurocopa. Sus academias formativas gozan de prestigio en Europa. “Tenemos muchos jugadores de 17 y 18 años que ya son titulares en la Ligue 1. Muchos llegan a los grandes clubes con 19 y 20 años. Hay decenas de esos casos. Suben de categoría y empujan a los mayores. Siempre hubo esta movilidad ascendente”, expresó Didier Deschamps, entrenador del seleccionado, antes del comienzo de la Eurocopa.
PSG, con su abultada billetera, es la excepción en materia de contrataciones en un medio que se caracteriza más por la formación y exportación de futbolistas que por gastos en adquisiciones. El club de la capital francesa sigue ostentando el récord mundial, con los 222 millones de euros por la cláusula de rescisión de Neymar, en 2017.
En el actual mercado europeo de pases -estará abierto hasta el 31 de agosto-, de las 50 operaciones más altas, solo seis involucran a clubes compradores franceses. Obviamente, en esa media docena de transacciones, el primer lugar lo ocupa PSG, con los 60 millones que desembolsó por el lateral derecho Achraf Hakimi. También le corresponde el cuarto puesto, con los 16 millones por el volante Danilo Pereira, que ya estaba a préstamo. El segundo puesto es para un gusto que Olympique de Marsella le dio a Jorge Sampaoli con el mediocampista Gerson, que llegó de Flamengo por 25 millones.
Quizá no den los tiempos para que Messi debute el sábado próximo, ante Estrasburgo, en el Parque de los Príncipes. Mientras, Sampaoli, luego de que Olympique diera vuelta un 0-2 ante Montpellier para ganar 3-2, ya le dio la bienvenida: “Su llegada será genial para la liga, aunque seamos rivales. Messi es el mejor del mundo y enfrentarlo es una motivación extra”.