La selección argentina confía en que tendrá a todos los “europeos” en las eliminatorias: el plan de Scaloni y el rechazo a citar jugadores de apuro
La disputa iniciada por las ligas de Inglaterra, España e Italia no alteró la calma del cuerpo técnico, que diseña en Ezeiza el viaje a Caracas y San Pablo
Desde las épocas de Maradona –cuando no existían las “fechas FIFA” ni reglamentos taxativos para la cesión de jugadores–, las disputas son las mismas. Los clubes europeos, subidos al argumento de que son quienes “pagan el sueldo”, tratan de que los futbolistas jueguen lo menos posible para sus selecciones, sobre todo si se trata de jugadores nacidos en otros continentes. Claro que, desde la década de los ochenta para acá, el mapa del fútbol cambió y ahora el poder de fuego de esos mismos clubes creció exponencialmente, mientras que las asociaciones nacionales bajaron su precio. Al punto de que, por ejemplo, en marzo último se suspendiera la doble fecha de las eliminatorias sudamericanas: desde Europa no querían ceder a los futbolistas amparados en “los riesgos sanitarios” de la pandemia.
Ahora, con la misma lógica, Inglaterra dio el primer paso y la Premier League comunicó que no cedería a sus futbolistas. En el caso de la selección argentina, la lista comprende a Emiliano Martínez, Emiliano Buendía (ambos de Aston Villa), Cristian Romero y Giovani Lo Celso (los dos de Tottenham). Luego fue LaLiga de España la que se plegó, lo que sacaría de la lista de Scaloni a otros nueve futbolistas: Germán Pezzella y Guido Rodríguez (Betis), Marcos Acuña, Gonzalo Montiel y Alejandro Gómez (Sevilla), Juan Foyth (Villarreal), Rodrigo De Paul y Ángel Correa (Atlético de Madrid) y Gerónimo Rulli (Villarreal). Incluso, en España la cuestión se judicializó este jueves, una medida que marca lo lejos que esa liga está dispuesta a estirar la pelea. Ya el miércoles, en una acción casi coordinada, se había sumado la Serie A de Italia, en la que juegan ocho argentinos convocados: Juan Musso (Atalanta), Nicolás Domínguez (Bologna), Nahuel Molina (Udinese), Lucas Martínez Quarta y Nicolás González (Fiorentina), Lautaro Martínez (Inter), Paulo Dybala (Juventus) y Joaquín Correa (cuyo pase de Lazio a Inter se concreta en estas horas). Y el jueves, levantó la mano Portugal, en cuya liga se desempeña Nicolás Otamendi, el capitán de Benfica. Así, entonces, la lista de “prohibidos” escaló a 22, sobre un total de 30 seleccionados.
¿Cabe, entonces, que en Caracas, el próximo lunes, aterricen apenas siete futbolistas llegados de Europa? De concretarse el boicot, los únicos que estarían libres para viajar serían Lionel Messi, Leandro Paredes y Ángel Di María (PSG, de Francia), Lisandro Martínez y Nicolás Tagliafico (Ajax, de Países Bajos), Nicolás Otamendi (Benfica), de Portugal y Exequiel Palacios (Bayer Leverkusen, de Alemania). A ellos hay que sumarles los únicos dos convocados de la liga argentina: Franco Armani y Julián Alvarez (River). Aunque reconocen que esta vez los clubes de Europa tienen “excusas solventes”, en la AFA confían en que ese escenario no se dará. Que, al final, esta vez el batifondo terminará siendo un sonido menor y que los 30 elegidos serán parte de los tres partidos: ante Venezuela (en Caracas, el jueves 2 de septiembre), Brasil (en San Pablo, el domingo 5) y Bolivia (en el Monumental, el jueves 9).
“Somos optimistas”, se describen ante LA NACION alrededor de Scaloni. Y agregan un dato en la misma línea: hasta ahora no hubo ninguna comunicación desde la AFA con clubes locales para prever una convocatoria masiva y de urgencia, en caso de que el peor escenario se concrete. ¿Cuál sería? Que no vengan los europeos afectados por el lockout y los tres partidos se deban jugar igual. Nadie, por estas horas, cree en Ezeiza que eso pueda darse. Y por eso avanzan con el plan original: Armani y Álvarez (no jugarán para River el lunes), Scaloni, su cuerpo técnico y la dirigencia viajarán el sábado a la madrugada rumbo a Caracas, para esperar a los futbolistas de Europa, que llegarán a esa ciudad el lunes -siempre de acuerdo al organigrama original-.
Claro que para que la cuestión redunde en ese final feliz para la selección, antes tendrán que terminar de moverse fichas que juegan en otros tableros. Esos que tienen a la FIFA, la Conmebol, la UEFA y las ligas ricas de Europa en una disputa que, por ahora, no cede. ¿Acortar el calendario y que el tercer partido se juegue el miércoles 8 es una variante? ¿Eliminar directamente esa tercera fecha y que se dispute en otro momento? ¿O volver a suspender todo, como en marzo, aunque el calendario ya no ofrezca ventanas FIFA para rellenar con partidos? Preguntas sin respuestas, que deberían llegar en las próximas horas: en la ceremonia del sorteo de la Champions League en Estambul se vio este jueves a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, que trata de destrabar el asunto a su favor. Aunque, hasta ahora, ni la presión pública de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, haya dado resultados positivos.
Los futbolistas, al cabo los principales protagonistas, por ahora se mantienen en silencio. Y esperan. Mientras, en la AFA la ropa de entrenamiento ya esté cargada en los baúles de viaje.