La defensa va al diván

El Real Madrid resuelve el problema ante la portería rival que presentó la temporada pasada, pero se resiente de la fragilidad en la propia. Ha recibido cuatro tantos en dos partidos.

Mario de la Riva
As
El dato no deja de ser anecdótico tratándose aún de la segunda jornada, pero el Madrid ostenta provisionalmente el indecoroso honor de ser el segundo equipo más goleado de una Liga donde el gol es precisamente un bien escaso: antes del festival de goles en el Ciutat de València, el campeonato promediaba menos de dos goles por partido. Los cuatro tantos recibidos por los blancos sólo son superados por el Alavés, equipo al que los de Ancelotti golearon en la jornada inaugural; aunque igualados, a falta de dos partidos para que se cierre la jornada, por otros tres conjuntos (Real Sociedad, Levante y Rayo Vallecano).

La fragilidad de este arranque de temporada contrasta con la fiabilidad que el equipo de Zidane, a base de que el técnico incidiera en la necesidad de que todo el equipo se implicara en defensa, exhibió en las dos últimas campañas, cuando se quedó por debajo de los 30 goles recibidos al final del campeonato. Sólo un equipo fue capaz de hacerle más de dos al Madrid en Liga (en Champions, además, el Shakhtar marcó tres en el Di Stéfano) la temporada pasada: el Valencia, que le hizo cuatro, tres penaltis con polémica incluida mediante, en Mestalla. Resultó, a la postre, la única derrota de los blancos a domicilio en el torneo de la regularidad. Salvo por esa noche aciaga, en ningún otro momento encadenó dos partidos recibiendo cuatro goles.

En descargo cabe decir que la retaguardia ha sido la línea que más se ha visto afectada por los movimientos del verano y los infortunios de la pretemporada. Se fueron Ramos y Varane y llegó Alaba para sustituirle. A ello se suman las convalecencias por lesión de Carvajal y Mendy, que han impedido a Ancelotti trabajar con los laterales que se presuponen titulares (el canterano ya sí pudo jugar 25 minutos contra el Levante) y devolver a Alaba al lateral izquierdo cuando teóricamente había llegado para reforzar el eje de la zaga. El austriaco, además, vio interrumpida su preparación por un positivo por covid. Entre unas cosas y otras, Ancelotti ha visto mermado el tiempo del que disponía para armar su defensa. Y ahora, para visitar al Betis, suma la baja de Nacho, por lo que tendrá que recomponer de nuevo una zaga en la que reubicar a Alaba en el centro y decidir en la banda izquierda si deposita su confianza en Miguel Gutiérrez o improvisa una solución alternativa con Carvajal.

El entrenador ha dedicado la pretemporada a resolver, con éxito, los problemas de los que adolecía el equipo en temporadas recientes. Ancelotti ha reflotado a Isco, con Bale parece que la cosa va encaminada y Hazard dio esperanzas en Mendizorroza. El técnico italiano admitió que el Madrid arrastraba un problema con el gol y le ha puesto remedio: en una Liga que ha empezado rácana, el Madrid es el máximo goleador con siete tantos. Admitió que el equipo necesitaba la aportación de jugadores como Vinicius y el brasileño ha comenzado desatado: comparte liderato por el Pichichi con el atlético Correa (tres goles cada uno), pero el madridista, que sólo ha jugado 55 minutos, arroja un promedio espectacular de un gol cada 18,3 minutos.

Y tras el empate ante el Levante, Ancelotti también identificó y admitió el problema. El entrenador blanco centró su análisis más en una cuestión de actitud que de asimilación de conceptos. "Defensivamente tenemos que mejorar. Es sólo un problema de sacrificio y concentración, no de calidad. Si tenemos un problema ahí, tenemos que sacrificarnos todos y estar concentrados todos. El compromiso defensivo es la clave que tenemos que trabajar", dijo en los micrófonos de Movistar LaLiga. Para resolverlo, cuenta con el aval de los deberes que ha cumplido en la pretemporada.

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