La crisis de Boca: Riquelme quiere convencer a Russo para que dé un paso al costado
La derrota con Estudiantes y un presente colmado por estadísticas negativas aumentó las diferencias entre el Consejo de Fútbol y el cuerpo técnico
La derrota con Estudiantes, en La Plata, el epílogo de un final de ciclo que hace semanas retumba por la Bombonera. Sólo faltaría el anuncio oficial, pero las decisiones parecen tomadas. El rendimiento y el resultado terminó de colmar la paciencia del Consejo de Fútbol comandado por Juan Román Riquelme y los dirigentes que se reúnen en Brandsen 805. Las dos partes llegaron a un punto de desconfianza en donde difícilmente pueda haber retorno.
Los últimos meses fueron ingobernables para el Consejo de Fútbol y para Russo. Más allá de un cariño generado en el pasado entre el DT y Riquelme, la realidad es que en la última convivencia acumularon más diferencias que coincidencias. Ya sea a la hora de renovar contratos, declarar prescindibles o contratar refuerzos. Incluso, la raíz de la diferencia estuvo en el estilo de juego que Boca ya no tenía con el mismo Russo. Boca fue campeón de la Superliga 2019/2020 de una manera y quedó eliminado de la Copa Libertadores 2020 ante Santos de otra. Riquelme no estaba de acuerdo con la manera en la que el entrenador planteaba los partidos y el entrenador no estaba de acuerdo en cómo el Consejo de Fútbol reforzaba el plantel, sensación que involucró más de un libro de pases.
En cada reunión pos partido, en esas charlas informales que tenían entre Russo y el Consejo formado por Riquelme, Raúl Cascini, Jorge Bermúdez y Marcelo Delgado, cada parte buscaba la responsabilidad mayor en el otro. “Tenemos que jugar mejor, no puede ser que no pateemos al arco. Hay que ser más ofensivos, tener un equipo protagonista. Estamos haciendo tarde los cambios”, decían desde el rol directivo. “¿Y a quién querés que ponga? Tengo un plantel corto, ya se los dije. No es fácil armar un equipo de un día para el otro”, se defendían desde el cuerpo técnico.
También había diferencias en cuanto a las oportunidades que se les dio a los juveniles. Si bien incluso en las últimas horas desde el Consejo de Fútbol defendían a Russo por poner un equipo sin ningún futbolista de las inferiores como titular, lo cierto es que pretendían que a varios juveniles los tenía que empezar a usar ya. Russo, sin embargo, el mediocampo que había logrado aceitar con Alan Varela, Agustín Almendra y Cristian Medina lo terminó desintegrando con las apariciones de Diego González, Esteban Rolón y Juan Ramírez.
Los argumentos que había dado el entrenador luego de la caída ante Estudiantes, encuentro en el que el primer cambio de Russo fue a los 33 minutos del segundo tiempo, inmediatamente después del 0-1 de Noguera, resultaron más comentarios de ocasión para tirar la pelota afuera que un DT que se estaba haciendo cargo del mal momento del equipo. Russo seguía hablando de merecimientos y de comentarios favorables -una vez más- sobre lo que veía del equipo y Boca, mientras tanto, seguía batiendo récords negativos por falta de gol y por no patear al arco.
“Soy el primero al que le molesta perder. Hay que estar tranquilos y seguir trabajando”, dijo Russo en La Plata, en una conferencia de prensa extraña, en la que sólo respondió tres preguntas. En relación al partido, el experimentado entrenador analizó: “En el primer tiempo tuvimos posibilidades, estuvimos bien. El rival, esperó, esperó, esperó. En el segundo tiempo nos costó, perdimos la intensidad y la precisión.”
Pasaron seis fechas y Boca tan sólo rescató cuatro unidades, producto de igualdades. Está en el puesto 24 de 26 en el Torneo 2021. Así, además, igualó la peor racha sin triunfos de los últimos 64 años, cuando en 1957 también estuvo una decena de encuentros consecutivos sin festejar. Y el actual es el segundo peor inicio de campeonato de la historia de Boca, con apenas 4 puntos logrados sobre 18 posibles. El peor fue en el Metropolitano 1984, cuando consiguió apenas 2 puntos de 18. Ahora, además, marcó apenas dos goles, lo que promedia una celebración cada tres partidos.
¿Qué maquillaba el presente de un equipo que se arrastraba ofensivamente en una cancha? La eliminación injusta ante Atlético Mineiro, en donde a instancias del VAR a Boca le privaron de dos goles lícitos para clasificarse a los cuartos de final de la Copa Libertadores 2021, los tantos de Diego González y Marcelo Weigandt, y haber dejado en el camino a River en la Copa Argentina. Si bien fue un 0-0 y pasaje por penales, eso resultó un punto anímico que luego no fue correspondido desde lo futbolístico.
Russo, es cierto, en su recorrido como DT de Boca, debió hacer equilibrio entre los comportamientos caprichosos de varios de sus jugadores (Cardona, Villa, Pavón, Almendra) y también del Consejo de Riquelme: borrar a Pol Fernández cuando era uno de los mejores jugadores y todavía le quedaban meses de contrato; el anuncio de la no renovación con Buffarini en la previa de un partido de Copa Libertadores ante Racing; las decisiones sobre el futuro de los contratos de Tevez, Zárate y Soldano.
En la tarde del lunes, Jorge Amor Ameal se comunicó con Russo para manifestarle su apoyo. Tanto el presidente xeneize como Roberto Digón, uno de los vicepresidentes, querían que el entrenador siga. Mensajes en dirección contraria al deseo de Riquelme.
Ya entrada la noche, Riquelme pretendía que Russo dé un paso al costado. En cambio, del lado del entrenador, estaba dispuesto a irse pero siempre y cuando lo despidan, asuman el costo político de la decisión. Por la Bombonera se habla de fin de ciclo del DT. Lo cierto es que, más allá de lo que hablen o terminen resolviendo, algo está claro: ya ninguno confía en el otro.