Julio Falcioni contracultural: el secreto de Independiente que confirma que no hay mejor ataque que una buena defensa
El líder del Torneo 2021, que este martes se enfrenta con Atlético Tucumán, se sostiene en la última línea, que sólo recibió dos goles y que, a través de su empuje, construye los avances; el sorprendente 4-2-3-1, un espejo audaz
Es un conjunto serio y jovial, que se respalda en la defensa, pero que arriesga más de lo que sugiere el nombre del entrenador. Es un conjunto contracultural, a diferencia de lo que señalan los antiguos libros. No hay mejor ataque, que una buena defensa.
A los 65 años, una edad en la que la mayoría de los trabajadores cuelgan los guantes, Julio Falcioni da pelea con un Independiente joven, moderno y con las huellas de su propia historia. El Emperador sostiene un dibujo 4-2-3-1, que representa toda una osadía en su trayectoria. De ellos, si se toma en cuenta el 0-0 con Defensa y Justicia, su última función, desde el doble cinco hacia adelante, son todos intérpretes con características ofensivas.
Domingo Blanco y Alan Soñora en el círculo central, con obligaciones compartidas, pero con determinación para pisar el área rival. Sebastián Palacios, como wing retrasado, por el sector derecho; Andrés Roa, como un 11 que se disfraza de enganche, Alan Velasco, de apenas 19 años, el dueño de la gambeta y arriba, como faro que baja para la construcción de las destrezas, Silvio Romero.
Contra el Halcón, dirigido por un audaz Sebastián Beccacece, se impuso en la posesión (52%) y en los remates (11 a 9). Lo mismo había ocurrido con Central, en Rosario (60% de tenencia del balón y 11 tiros). Los encuentros entre los habilidosos son esporádicos por la inconstancia individual. Y porque, además, el plantel es corto y juvenil: Independiente tiene menos armas que Boca, River y Racing y la nómina puede continuar con Vélez o Colón, por caso. El mérito, entonces, es enorme.
El triunfo ante Racing
“Es una situación institucional diferente y eso es lo que tiene que entender el hincha. Ya no están Rigoni, Meza, Gigliotti, Tagliafico y Barco. Ahora hay chicos que están jugando sus primeros partidos, les estamos dando lugar”, analiza el contexto.
Algo de eso hay: si se espía el banco de suplentes, aparecen nombres sin cartel ni experiencia, como Ayrton Costa (22 años), Juan Pacchini (21), Tomás Pozzo (20), Javier Ostachuk (21), Matías Sosa (19), Braian Martínez (22), Juan Zarza (19), Julián Romero (17) y Ángel Sayago (21), entre tantos otros.
Pibes audaces. Que aprendieron a defender y... atacar. Sostienen -los de adentro, los de afuera- la filosofía del entrenador, con mayor desparpajo. Impensado, en una formación de Falcioni, señalado a lo largo de la historia -su rica historia- de ser el abanderado de la cautela y la sapiencia.
Su pensamiento, se resume así: “Seguramente los entrenadores tenemos distintas maneras de ver el fútbol, todas han ganado y todas han perdido. En mi caso tengo un convencimiento de lo que es el trabajo, que no es ni mejor, ni peor. Yo cometí el error de decir que me gustan los equipos compactos y seguros, ahí me tildaron de técnico defensivo. La verdad es que uno debe adecuar lo que pretende a los jugadores que tiene, a veces cambia el posicionamiento del equipo cinco metros más adelante o atrás. Depende si uno cuenta con un jugador que puede desequilibrar desde el talento individual o si debe apoyarse en lo colectivo, por no tener esa clase de jugador”.
La (injusta) eliminación con Santos
Tiempo atrás, se inclinó por un 5-2-3, con los laterales convertidos en delanteros. “A esta altura ya no me molesta que me etiqueten como defensivo. Hablan de falta de brillo y un equipo mío salió campeón por 12 puntos de diferencia, fue finalista de la Copa Libertadores y ganó la Copa Argentina”, contaba, en referencia al exitoso y traumático paso por Boca entre 2011 y 2012.
De los últimos 10 encuentros, en las tres competencias, apenas le marcaron 6 goles. Sebastián Sosa cada día ataja mejor y hasta se convirtió en un especialista con los pies. Le adosó calma a su irreverencia.
Sin Gonzalo Montiel, hoy Fabricio Bustos es el mejor número 4 de nuestro medio. Recuperó lo mejor del oficio: defender y atacar por la banda. Juan Manuel Insaurralde va a cumplir 37 años en octubre próximo, pero parece un líder entusiasta, juvenil, imprescindible como voz de mando y en las alturas. Las lesiones de Lucas Rodríguez derivaron en la confirmación de Thomas Ortega (20), otro de los pibes del semillero, en el sector izquierdo.
Sin embargo, el secreto mejor guardado de Falcioni es haber acertado con otro joven, Sergio Barreto, de 22, que contagia optimismo defensivo. Es bueno en la marca, en el juego aéreo y hasta en la conducción: desde un quite de autor, suelen crearse los avances más serios de Independiente. Cuando Insaurralde hizo su presentación en el fútbol profesional, Barreto tenía cuatro años y ya andaba con una pelota.
El circuito defensivo es lo mejor del sorprendente líder, agobiado por Racing a un punto. Pero no es lo único. Falcioni rejuvenece, potenciado en la juventud y el valiente desparpajo. Por eso, advierte: “De a poco nos vamos afianzando. Falta mucho, pero estamos para pelear. Armamos un equipo serio. Es importante mantener la solidez y esperemos poder sostenerla. Un equipo que achica espacios y no le permite al rival tener opciones claras se vuelve un equipo seguro, que recupera, puede jugar y encontrar espacios para convertir”.
Silvio Romero, el goleador, con cuatro tantos, acepta el nuevo escenario. “Hoy jugamos con más variantes que en el primer semestre. Por ejemplo, ya no utilizamos la línea de cinco defensores. La clave fue encontrar un mix. Por ejemplo, estamos jugando con volantes como enganches. Somos un equipo protagonista porque tenemos buen trato de la pelota. En lo personal, tenía tranquilidad porque el equipo venía haciendo bien las cosas. Mis goles le hacen bien al grupo porque es fundamental que los goleadores conviertan. Pero éste es un trabajo en equipo”, le contó a radio Gráfica.
Defensa, elaboración, explosión, ataque. Independiente es un equipo serio. Como su entrenador, algo más atrevido, según pasan los años...