Esas molestas distracciones occidentales

La penetración de la delincuencia organizada transnacional ha avanzado lenta pero constantemente no sólo en Asia, sino también en América Latina

En segundo lugar, desde 2001 Afganistán es el principal productor mundial de heroína con una participación del 90% en la producción mundial. Para determinar la importancia de esto, consideremos que en Afganistán se dedica más tierra a la producción de opio que toda la tierra dedicada a la producción de coca en Latino América. Fue, por lo tanto, verdaderamente ingenuo por parte de cuatro presidentes estadounidenses creer que había una oportunidad de construir en Afganistán una nación moderna que reflejase aun remotamente las practicas y los estándares de Occidente.

Solo una operación quirúrgica de desgaste para castigar a los líderes talibanes y capturar a Bin Laden tenía sentido. Pero los líderes occidentales de aquellos días estaban distraídos con la unificación europea, el desarrollo de una autopista global de comunicaciones e información y el autodopaje con lo que se anunció como el fin de la historia. Como resultado, el hecho de que Afganistán se había convertido en la cuna de la consolidación del terrorismo internacional con el crimen organizado transnacional actividad terrorista como lo registraron los servicios de inteligencia occidentales no fue percibido por los líderes del mundo libre.

La penetración de la delincuencia organizada transnacional ha avanzado lenta pero constantemente no sólo en Asia, donde Myanmar y Afganistán son los líderes del opio y la heroína, sino que en América Latina ha logrado iniciar la fagocitosis de los marcos institucionales de Colombia, México, Honduras, Guatemala, Nicaragua y el Paraguay. Por no hablar del Caribe, donde sólo Barbados parece haber escapado a este flagelo.

Pero Estados Unidos y Europa ahora están enfocados en la lucha contra el COVID-19 con una significativa proporción de su población jugando a la ruleta rusa al resistirse a la vacunación. Mientras tanto en Perú el nuevo gobierno es entrenado por Evo Morales, el expresidente de Bolivia que lidera un cartel de producción de coca en su país.

Venezuela es un Estado Delincuente que haría sonrojar a los fundadores de Port Royal. En Nicaragua, el señor Ortega encarcela, exilia o mata a su aire a opositores que recurren al apoyo de los narcotraficantes para comprar armas. Y todo esto ocurre bajo las narices de los Estados Unidos y Europa, cuyas sociedades están siendo lenta pero seguramente destruidas por el crimen organizado transnacional.

Sin embargo, en el mundo libre nuestra atención es absorbida por la instauración de un modelo de educación que sea neutral al género; en la subvención de todo y a todos y en aferrarnos a la Era Industrial en detrimento de la Economía Digital. Si Occidente sigue hundido en esta ceguera, este siglo terminará con tipos como Al Capone presidiendo la mayoría de los países latinos, mientras que los gobernadores y alcaldes serán líderes de pandillas en entrenamiento para convertirse en capos.

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