El dilema alemán: qué hacer con la enorme cantidad de vacunas que acumularon

 Son millones que se vencen si no permanecen refrigeradas a 70 grados bajo cero. Los estados piden no recibir más. Una parte será entregada a países de Europa del Este. Pero muchos alemanes las reclaman para tener una tercera dosis de refuerzo

Algunos estados alemanes ya han pedido al gobierno federal que deje de enviarles vacunas porque no tienen donde almacenarlas. Las autoridades sanitarias de esos estados informaron que los viales de AstraZeneca que tienen corren el riesgo de superar su fecha de caducidad. Y le pasaron la responsabilidad al gobierno federal. El lunes, el ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, del gobernante CDU de centro-derecha, envió un documento a los estados asegurándoles que “dado que la disponibilidad de vacunas ahora es claramente superior a la demanda, hasta agosto, las vacunas disponibles ya no se entregarán en su totalidad a los estados, los consultorios médicos y los centros médicos de empresas”. Es decir, el gobierno federal, responsable de la adquisición de la vacuna, ya no puede deshacerse de sus dosis.

Según el Instituto Robert Koch (RKI), el centro de control de enfermedades de Alemania, hasta la semana pasada se habían repartido 106 millones de dosis y se habían utilizado 90 millones. Pero los envíos se siguen acumulando en Berlín y en el tercer trimestre, según el ministro Spahn, se esperan más de 100 millones de dosis adicionales. No se sabe la cifra exacta de vacunas almacenadas, pero para tener una idea, en el tercer trimestre del año Alemania recibirá más de 70 millones de dosis. En julio, Pfizer/BioNTech y Moderna suministraron a Alemania más de 4,5 millones de dosis semanales de su codiciada vacuna de ARNm. Los asesores del gobierno federal confían en que todos los adultos tengan la posibilidad de vacunarse antes de que comience el frío en septiembre. El Ministerio Federal de Sanidad incluso anunció que esperaba cumplir ese objetivo antes de mediados de agosto.

El gran desafío ahora para Alemania es cómo mantener el enorme stock de vacunas que posee sin que se venzan o queden inutilizables por falta de refrigeración.
El gran desafío ahora para Alemania es cómo mantener el enorme stock de vacunas que posee sin que se venzan o queden inutilizables por falta de refrigeración.

El ministerio de Sanidad del estado sureño de Baden-Württemberg, ya anunció que 4.000 dosis que tienen acumuladas en los centros de vacunación se verán “afectadas por la caducidad a corto plazo”. En Baviera, “una cantidad de cuatro dígitos” está en riesgo y en el estado noroccidental de Schleswig-Holstein, hasta 2.480 dosis de AstraZeneca serán descartadas porque caducan el 10 de agosto. En el estado suroccidental de Sarre, otras 6.000 dosis quedarán inutilizables en esa misma fecha. En el estado central de Hesse, quedan unas 200.000 dosis en stock para los centros de vacunación. Caducarán en octubre.

El gobierno de Angela Merkel ya se comprometió a donar una parte de las reservas a otros países, pero la tarea no es ni técnicamente ni legalmente sencilla. Los estados y los vacunatorios públicos o de empresas no pueden donar dosis de vacunas de forma independiente, porque “esto está reservado exclusivamente al gobierno federal”. El ministerio de Salud está organizando la devolución de dosis sobrantes para enviarlas al exterior, pero los viales deben tener una vida útil restante de al menos dos meses. El transporte adecuado para el traslado de las vacunas de los estados a Berlín y desde allí a otros países también requiere de una gran infraestructura y logística. El gobierno dice que va a donar hasta el 80% de las dosis disponibles al sistema COVAX, la iniciativa internacional para la distribución de vacunas en forma más equitativa. Una parte menor, de hasta el 20%, se donará a través de acuerdos bilaterales, “en particular, a los Estados de los Balcanes occidentales, la Asociación Oriental (que incluye a Ucrania, Moldavia, Bielorrusia, Armenia y Azerbaiyán) y Namibia”. Claro que recibirán los sobrantes de AstraZenaca y Johnson & Johnson, que son las menos efectivas para afrontar la variante Delta del coronavirus originado en la India. Los detalles y las cantidades concretas se están negociando actualmente. Lo único seguro es que, a partir de agosto, todas las entregas de AstraZeneca que se reciban van a ser donadas.

El problema, sigue siendo cómo mantener todo el stock de vacunas con la refrigeración necesaria para que conserven su efectividad. Las vacunas de ARNm deben estar refrigerada a menos 70 grados Celsius, y se necesitan equipos especiales para llegar a esa temperatura. La mayoría de los estados alemanes no cuentan con esta infraestructura por lo que las vacunas se almacenan ahora únicamente en un complejo frigorífico gestionado por las autoridades federales. Varias empresas del rubro alimenticio tuvieron que contribuir con equipos propios de “refrigeración ultrafría”.

Centro de vacunación en Dresden Fair, Alemania. El gobierno federal, ahora, quiere que los alemanes tengan una tercera dosis de refuerzo. REUTERS/Matthias Rietschel
Centro de vacunación en Dresden Fair, Alemania. El gobierno federal, ahora, quiere que los alemanes tengan una tercera dosis de refuerzo. REUTERS/Matthias Rietschel

Claro que la peligrosa variante Delta del coronavirus vino a complicar las cosas. Las autoridades sanitarias alemanas anunciaron que darán una tercera dosis de refuerzo para hacer frente a esta cepa extremadamente contagiosa. Y todavía tienen que convencer a muchos que no se quieren vacunar. A principios de esta semana, el Instituto Koch informó que al menos el 85% de todas las personas de entre 12 y 59 años tendrán que vacunarse completamente para mantener a raya la variante Delta, que se está extendiendo rápidamente. Entre las personas mayores de 60 años, la tasa de vacunación debería ser de al menos el 90%. Sin embargo, hasta ahora sólo se ha vacunado completamente a un 50% de la población alemana.

Hay opositores acérrimos a las vacunas entre la población, pero no superan el 10%. Por esto es que los estados alemanes se centran en gran medida en las personas que no se niegan a vacunarse contra la COVID-19 por principios y que simplemente están indecisas o prefieren irse de vacaciones y dejar el asunto para más adelante. Según una encuesta de RKI, el 17,1% de los menores de 60 años que aún no se han vacunado están indecisos sobre si darán el paso. “Tenemos que llegar a estos indecisos sirviéndoles la vacuna en bandeja de plata”, declaró Frauke Hilgemann, secretaria de Sanidad del estado oriental de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Todavía no se recurrió a la batea del metal plateado, pero hay municipios que invitan a una buena cerveza germana a todos los que se vacunan. Otros dan gigas de memoria para el celular. Y algunos, ofrecen rebajas en los impuestos locales. Todos tienen unidades móviles que recorren los barrios ofreciendo vacunarse a cualquiera que pase por el lugar. En Renania-Palatinado, el gobierno estatal acaba de distribuir 30.000 dosis de BioNTech en colegios, universidades e institutos politécnicos, donde pueden administrarse sin cita previa. Cualquier persona de entre 18 y 27 años que viva o estudie en el estado puede recibir la dosis.

La decisión final de qué hacer con las vacunas sobrantes es probable que quede en manos de quien resulte ganador de las elecciones del 26 de septiembre, cuando se elija al sucesor de la canciller Angela Merkel.

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