El Barça compra tiempo gracias a Memphis

Sufrido triunfo blaugrana ante el Getafe por 2-1. Sergi Roberto marcó en el primer minuto, Sandro empató y tuvo que volver a salir el holandés al rescate.

Santi Giménez
As
Lo único que puede comprar el Barça es tiempo y eso lo consiguió gracias al sufrido triunfo ante el Getafe por 2-1 que de ninguna manera aclara el panorama del equipo. Visto que el Barça tampoco puede vender a nadie, lo máximo que se le pide es que venda ilusión. Y tampoco. Únicamente Memphis Depay ilusiona a una afición que sigue sin entender muy bien cuál es el proyecto de un equipo en el que las supuestas estrellas no aparecen, los que se tienen que ir no se van y donde no se espera ninguna llegada.

No hubo ni tiempo para que el público pudiera valorar de entrada los cambios que metió Ronald Koeman en el equipo titular con la vuelta de Ter Stegen a la portería, la titularidad de Emerson en detrimento de Dest y la elección de Sergi Roberto como sustituto de Pedri. El gol de éste último a los 90 segundos de partido hizo renacer la esperanza de la afición. El Barça, tal y como pasó ante la Real Sociedad en la primera jornada de campeonato, daba la sensación de vivir en constante debate de lunes a sábado y el domingo ponerse a jugar.

La jugada del primer tanto blaugrana tuvo todos los ingredientes para agradar a Koeman. Una anticipación de Lenglet, que conecta con Memphis, quien habilitó a Jordi Alba para que su centro lo rematara Sergi Roberto. Un gol mil veces ensayado en los entrenamientos que salió a la primera en un partido. Por salir, hasta Braithwaite se apartó en el momento oportuno para no molestar demasiado.

Pero a diferencia de lo que pasó en la primera jornada, el Barcelona no aprovechó la inercia del primer gol para imponerse ante un Getafe que se veía de buena a primera fuera del partido imaginado. Los de Míchel, con paciencia, Aleñá y Arambarri empezaron a trabajar el partido. La grada se desconectó de la faena pensando que el duelo estaba ganado y en vez de animar al Barça se puso a insultar a Mbappé y al PSG y de improviso, el partido se puso empate a uno a los 20 minutos.

Una pérdida de balón de Griezmann generó una pared en la frontal del área entre los ex blaugrana Aleñá y Sandro que el delantero canario envió a la red ante la impotencia de Ter Stegen y los aplausos de Alba y Busquets, impasibles y marcando a distancia.

A partir de ahí, el partido se ensució y al Barça le sobrevinieron los fantasmas habituales. Griezmann quería, no podía y generaba murmullos en el público; Araújo se perdía entre empujones con Sandro; Ünal sacaba de quicio a todo el mundo y entonces es cuando apareció Memphis para calmar el partido.

El holandés marcó a la media hora el 2-1 en una jugada personal en la que desafió a su marcador. Las cosas volvían a su cauce antes del descanso, al que se llegó sin apenas jugar, con muchas faltas, alguna de ellas peligrosa como el topetazo entre Ünal y Ter Stegen, que a lo largo del partido dejó claro que la inactividad pasa factura: le faltó medir distancias de referencia en la portería.

El segundo tiempo se inició con el guión con el que acabó la primera parte. El Barça jugaba con fuego, pues parecía conformarse con adormecer un partido que no tenía ni mucho menos archivado, el Getafe, en cambio, metió más voltios en el campo con la entrada de Damián y el Getafe al primer cuarto de hora de la reanudación ya había dado un susto a Ter Stegen, pero Aleñá se hizo un lío en el área pequeña.

Míchel vio que era ahora o nunca y dio entrada a Mata y a Timor, mientras que Koeman reaccionaba dando entrada a Dest por Emerson, un movimiento que tampoco entraría en los anales de la estrategia futbolística.

Por contra, más arriesgados fueron los cambios a falta de 20 minutos para el final cuando se marcharon lesionados Braithwaite y Sergi Roberto y entraron Nico, 19 años y Gavi, 17 recién cumplidos, que en cinco minutos volvió loco a Djené, que acabó pidiendo el cambio, lo que agradeció el canterano culé, que se estaba llevando unos estacazos monumentales del central. De hecho, fue Gavi lo más destacado de un final de partido en el que, otra vez, Griezmann se fue por la gatera. Otro que no vende ilusión, pero tampoco compra tiempo.

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