Coutinho, una ruina de principio a fin

El fichaje más caro de la historia del club acumula 230 días ‘desaparecido’. Devaluado, con la segunda ficha más alta y sin dorsal, su futuro es una incógnita.

Javier Miguel
Cuando en 'Can Barça' se pronuncia el nombre de Philippe Coutinho suele acompañarse con un silencio incómodo. El oscurantismo que mueve todo lo que rodea al delantero brasileño invita a pensar que ni el club ni el jugador están satisfechos con esta situación. El brasileño, pese a recibir el alta el pasado sábado 7 de agosto, sigue sin aparecer por los terrenos de juego. En el club aseguran que se trata únicamente de una "decisión deportiva", mientras que desde el entorno del jugador se explica que "aún sigue lesionado". Sea como fuere, Ronald Koeman ha decidido arrebatarle el número 14 y cedérselo a un chaval recién ascendido al primer equipo, el delantero albanés, Rey Manaj. Si bien es cierto que al no jugar todavía oficialmente con ese dorsal, Coutinho podría recuperar aún el 14, no parece que el brasileño esté en disposición de aparecer en los próximos días.

De hecho, la última vez que se vio a Coutinho vestido de corto con la elástica blaugrana fue el 29 de diciembre del 2020 ante el Eibar en el Camp Nou, saliendo en la segunda parte por Pjanic y cayendo lesionado pocos minutos después. Tres días más tarde, el jugador pasaba por el quirófano para operarse del menisco externo de la rodilla izquierda. El parte médico especificaba unos tres meses de baja. Sin embargo, varias complicaciones durante la recuperación, que el club intentó ocultar de manera infructuosa, acabaron con los huesos de Coutinho otra vez en una sala de operaciones, pero esta vez en Brasil. El nuevo parte fijaba otros cuatro meses más.

La pretemporada comenzó con muy buenas sensaciones. Tanto es así que la dirección deportiva contemplaba que fuera el primer lesionado en reaparecer. El 7 de agosto se abría por fin la esperanza al recibir el alta y entrar en la convocatoria para el Gamper. Pero Koeman decidió a última hora 'olvidarse' del brasileño, saltando de la lista. A partir de ahí, otra vez sin noticias del jugador, que ni tan siquiera entró en la lista para el estreno de Liga este fin de semana.

Coutinho es una auténtica patata caliente para el Barcelona. Con contrato todavía hasta el 30 de junio del 2023, y con la segunda ficha más alta de la plantilla, a razón de unos 24 millones de euros brutos por temporada, la solución a este caso parece inabarcable. Descartado totalmente el traspaso, la única salida es una cesión, como se fraguó hace dos temporadas con el Bayern de Múnich, de infausto recuerdo para todos: el jugador fue protagonista en el cruce de Champions ante el Barcelona al dar la puntilla del 2-8, con dos goles y una asistencia.

No queda tan lejos el 6 de enero del 2018 cuando el club, presidido entonces por Josep Maria Bartomeu, decidió echar la casa por la ventana y pagar lo que no está escrito por Coutinho. El precio global pactado con el Liverpool fue de 160 millones, repartidos en 120 fijos y 40 en variables. Estas variables se han ido cumpliendo de forma sistemática, pero en el club se asegura que no es cierta la última cláusula de 20 millones si el jugador alcanza los 100 partidos. Ahora mismo suma 90.

Tampoco ayuda su carácter introvertido y tímido radicalmente diferente a compatriotas suyos como Ronaldinho o Neymar, y aún menos algunos gestos fuera de contexto, que fueron recibidos con pitos por las gradas, como el día que se le ocurrió taparse los oídos tras marcar un gol. Desde ese momento, 21 de abril de 2019, cada presencia del delantero era recibida con una sonora pitada, pese a que el jugador intentó matizar que el gesto iba para los medios de comunicación y no para los aficionados.

De torpeza en torpeza y de fiasco en fiasco, el paso de Coutinho en el Barcelona está convirtiéndose en un auténtico calvario. Señalado por Koeman, sin dorsal, sin confianza, sin el apoyo del público y devaluado, el futuro de Coutinho sigue siendo toda una incógnita.

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