Copa Libertadores. La imagen de la decadencia del fútbol argentino: lo que (no) esconde la eliminación de River
La derrota millonaria confirmó la tendencia de las ausencias argentinas en las semifinales de los dos torneos sudamericanos; datos y testimonios de una debacle anunciada
Un año más tarde y hasta la versión 2020, siempre hubo al menos un equipo argentino en las semifinales. La última víctima fue River, que perdió anteanoche contra el ahora poderoso Atlético Mineiro por 3 a 0, en Belo Horizonte.
La temporada arrancó con Boca, River, Racing, Argentinos, Vélez, Defensa y San Lorenzo. No quedó ninguno.
En la Copa Sudamericana ocurre algo parecido: la caída de Rosario Central en Brasil por 1 a 0 frente al pujante Bragantino determinó la clausura de nuestros conjuntos en el otro torneo sudamericano. Igual que River: perdió allá y acá (4-3). La última vez había sido en 2018, cuando Defensa y Justicia quedó afuera por la preponderancia del gol de visitante, el 1° de noviembre, pese a haberle ganado a Junior por 3 a 1.
Anteriormente, ocurrió en 2006 y 2009, pero es toda una rareza: desde 2010 a la actualidad, hubo cinco ganadores argentinos: Independiente (2010 y 2017), Lanús (2013), River (2014) y Defensa y Justicia (2020), que venció a Lanús.
La temporada arrancó con Newell’s, Talleres, Lanús, Rosario Central, Arsenal, Independiente y el ingreso de San Lorenzo, también, rápidamente eliminado. No quedó ninguno.
Esta es la fotografía que faltaba: la imagen de la decadencia del fútbol argentino. Hay múltiples factores. Relacionarlo exclusivamente a la crisis económica (el dólar blue, por ejemplo, cerró a 181 pesos) o a los efectos de la pandemia sería un doble error.
La desorganización y falta de planificación de nuestro torneo es un indicador. Ahora, se juega el Torneo 2021, con 26 equipos, sin descensos, sin tecnología y sin público (Brasil y Paraguay, por ejemplo, hace rato que albergan simpatizantes con protocolos). Para el año próximo, habría dos campeonatos, 28 conjuntos y la promesa del regreso de los descensos. En el medio, se mantienen las sospechas entre Chiqui Tapia, el presidente de la AFA y Marcelo Tinelli, de la Liga Profesional.
Jóvenes promesas saltan a la cancha sin aclimatarse, mientras resisten jugadores al borde del retiro. Tiempo atrás, lo advertía Marcelo Gallardo, que extravió el colmillo competitivo en el plano internacional (y a este plantel no le sobra la jerarquía de otras temporadas) pero mantiene la autoridad para ver qué pasa puertas adentro: “En el fútbol argentino hay mucha rosca política, todos juegan a ver dónde sacan ventajas. Si queremos un campeonato serio, tenemos que evaluar otras condiciones, ser serios y no parecer. Dejamos dudas. Me da pena por el fútbol argentino, que va a entrar en decadencia. Estamos en un proceso donde se ve lo que se ve, un fútbol chato, no se juega por nada, no se ven partidos entretenidos. Es un contexto feo sin público. Lo que queremos ser no lo somos desde el mensaje ni del pensamiento”.
La derrota de River en Brasil
Aportaba Mariano Andújar, de 38 años y con una vida en el exterior y en el seleccionado: “Creo que la única manera de que un jugador de renombre quiera volver a Argentina es que tenga a su familia acá. El torneo no es competitivo ni atractivo, no es fácil de vender un torneo de 30 equipos y sin descensos… Desde que volví a la Argentina en 2016 no jugué dos torneos iguales”. En un lapso breve, Daniele De Rossi hizo una radiografía brutal: “La experiencia fue maravillosa, aprendí mucho. Allá me di cuenta aún más de que el talento sin organización táctica se desperdicia, se convierte en un poco de confusión, hermosa a la vista, pero siempre estamos hablando de confusión”.
La figura del último torneo fue Pulga Rodríguez, un crack subterráneo, de 36 años.
En tres de las primeras seis fechas, el promedio de gol no alcanzó los dos tantos por partido. En la segunda fecha, 1,69; en la cuarta y en la quinta, 1,85. La Copa Argentina suele tener repetidos asteriscos en su programa. ¿En qué capítulo estamos?
Según Transfermarkt, un sitio especializado en datos duros de economía y fútbol, el Brasileirao gobierna el mapa en este lado del mundo, con un presupuesto de algo más de mil millones de euros en 20 equipos. Atlético Mineiro figura tercero, con casi 91 millones; acaba de incorporar a Diego Costa (Chelsea, Atlético de Madrid, selección de España), a quien le pagará unos 3 millones de dólares por año. Nuestro campeonato, en cambio, tiene un valor de mercado de unos 788 millones de euros.
River, su reciente rival: debió vender a Gonzalo Montiel a Sevilla por 8 millones, en el medio de la serie. Semanas antes, quedó libre Rafael Santos Borré, el goleador histórico del ciclo Gallardo. La victoria del seleccionado argentino de la Copa América, luego de 28 años, en el Maracaná y frente a Brasil, es todo un símbolo: Montiel, Armani y Julián Álvarez, todos de River, fueron los citados. Montiel fue el único que tuvo cierta relevancia en el histórico triunfo.
Boca no pudo incorporar un número 9 y ahora intenta jugar con juveniles todavía en etapa de construcción. No es el único caso que adelanta etapas: la falta de proyectos, ingenio y dinero se refleja en la mayoría de los planteles, inexpertos y con campeones de otro tiempo. Un ejemplo es el encuentro que cerró la última fecha, el triunfo de Lanús sobre Godoy Cruz por 3 a 1. En el conjunto granate hubo 12 jugadores, entre titulares y suplentes Sub 23. En Godoy Cruz, 10. El goleador del torneo es Pepe Sand (41 años), con 7. Y no resulta, precisamente, una crítica al enorme artillero…
El fútbol argentino se sobreponía a todo. Incluso, a algunos fallos recientes del VAR, que provocaron un revuelo enorme, no solo en la serie Boca-Mineiro. Hoy, la crisis doméstica se refleja, también, en las copas. Nuestro fútbol suma 25 Libertadores. De 2000 hasta hoy, apenas consiguió 8.