Cómo son los rivales del Barça: Bayern, Benfica y Dinamo Kiev

Durísimo rival el Bayern de Nagelsmann para el Barça. Lewandowski sigue a lo suyo. El Benfica está liderado por Rafa Silva y el Dinamo de Lucescu pone la nota amable.

Javier Sillés
Bayern Múnich

El coloso Bayern, intratable en la Bundesliga, enemigo feroz en la Champions, asoma como un rival temible. Aunque la temporada pasada se vio a un equipo más terrenal, le dio tiempo para completar el Sextete y caer solo en una eliminatoria bellísima de Champions contra el PSG. Se ha ido Flick por voluntad propia y ha llegado Nagelsmann, el entrenador entre los jóvenes más caro y singular. Su propósito es abrir un pequeño período de transición de cara al futuro que no le aleje del éxito en el presente. Es un técnico indescifrable, versátil en los dibujos —por ahora mantiene el 1-4-2-3-1 de Flick, aunque contra el Colonia probó con una salida de tres centrales— e intervencionista.


La Champions es territorio del Bayern y la gran causa de su hegemonía absoluta en el fútbol alemán. Por Europa se explica su autoridad doméstica. No tiene rival real como demostró en la Supercopa ante el Dortmund (1-3), el primer éxito del curso. Hasta el momento, Nagelsmann ha tocado muy poco. El adiós de Alaba y Boateng se arregló con el desigual Upamecano, capaz de lo mejor y lo peor. A la espera de un centrocampista, además de la polivalencia de Musiala, que pueda dar un respiro a Kimmich y Göretzka, el esqueleto futbolístico del Bayern se conserva desde tiempo atrás. Juega a un ritmo elevadísimo e impone una presión asfixiante sobre el contrario. Sus amplios registros, que mezclan la claridad en los ataques posicionales con el vértigo en las contras, le convierten en un peligro constante. La inteligencia espacial de Müller y la credibilidad goleadora de Lewandowski espolean una ofensiva con tanto desborde y profundidad como tienen Gnabry, Coman o Sané. O la llegada que aporta Göretzka. Con Kimmich como director de orquesta, su posesión es fluida y veloz, difícil de contrarrestar. Los cambios de orientación y envíos entre líneas dotan de sentido al fútbol bávaro, también potente en las jugadas de estrategia.

La principal fortaleza del Bayern puede ser, a su vez, su principal debilidad. Queda muy expuesto si no logra recuperar en la presión. La línea defensiva está muy adelantada y a su espalda hay muchos metros para correr. Upamecano y Süle sufren en este contexto. Se le puede hacer daño en transición, con alguna duda en los laterales donde ha empezado jugando Stanisic (21 años) por la lesión de Pavard y donde Davies anda lejos de su primera gran versión. Todos conceden demasiado atrás y no fijan las marcas en el área. Sin embargo, superar a Neuer nunca es una tarea sencilla. Su inicio de curso le eleva de nuevo. Es el muro final del Bayern, que cada vez que puede se encarga de recordar su verdadera etiqueta de favorito.

Estrella: Lewandowski (33 años)

Benfica

Entre la máxima agonía, con un héroe como Vlachodimos, el Benfica firmó un ejercicio de resistencia heroico para aguantar con un hombre menos al PSV en Eindhoven y certificar su presencia en la fase de grupos. Llega a la misma tras acabar tercero en Portugal y dejar en la cuneta al Spartak de Moscú y al propio PSV en el playoff. El Benfica es un clásico de Europa, cuyo nombre apela a la nostalgia de la máxima competición, dos veces campeón en los inicios de los años sesenta. Pero en sus tres últimas apariciones, que datan entre 2017 y 2020, fue incapaz de abrirse paso a los octavos de final pese a afrontar una primera fase accesible. Su influencia pasada todavía luce en su orgullo competitivo y se permite mirar el presente con cierto optimismo. Por ahora cuenta por triunfos su concurso en el torneo local.

Bajo la dirección del ilustre Jorge Jesus, el Benfica es un equipo organizado, con variantes tácticas distintas y amenazante en la estrategia. Viene jugando con tres centrales, pero en cualquier momento puede retomar la defensa de cuatro. Su plantilla está engrosada por futbolistas de mayor categoría de lo que la liga portuguesa exige. El talento de Grimaldo como carrilero o la inteligencia y clase técnica de Rafa Silva como interior tendrían espacio en equipos de otra esfera futbolística. Con un doble pivote que combina criterio y estabilidad en las figuras de Weigl y João Mário, más Meite (fichado del Torino) a la espera, el Benfica tiene alternativas en la creación, contención y llegada. Weigl conecta bien con Pizzi, Rafa Silva o Everton entre líneas, pero debería limitar ciertas pérdidas más habituales de lo deseable. Arriba disfruta de delanteros de jerarquía. A Seferovic (lesionado este agosto), Carlos Vinicius y Darwin Núñez se ha añadido Yaremchuk, ex del Gent que deleitó en la Eurocopa con Ucrania. En el otro lado del campo, Jorge Jesus mueve a los centrales. Tiene para elegir. Desde la experiencia de Otamendi y Vertonghen a la enérgica irrupción de Morato, que se ganó la fama en la Youth League. Lucas Veríssimo puede ser su central más completo, pero la absurda expulsión contra el PSV le deja en mal lugar. Suerte para el club lisboeta que el inspiradísimo Vlachodimos lo paró todo.

Estrella: Rafa Silva (28 años)

Dinamo Kiev

A la sombra del Shakhtar las últimas temporadas, el Dinamo de Kiev logró el título de liga en Ucrania cinco años después. Sin Lucescu nunca se hubiera producido. A sus 76 años, mito viviente de los banquillos, nada se le escapa y mantiene intacta una ilusión por el fútbol que contagia a sus jugadores. Es la clave de este Dinamo, que es cierto que pierde fuelle fuera de sus fronteras. Sin ir más lejos, el último año no dejó una buena imagen en una fase de grupos en la que ya coincidió con el Barcelona y tampoco en la eliminatoria posterior de Europa League ante el Villarreal. Salió goleado en ambas instancias.

Lucescu no se aparta de su 1-4-4-2 o 1-4-2-3-1 tradicional. Da valor al jugador ucraniano. No obstante, hasta nueve integrantes de este Dinamo disputaron la Eurocopa con la selección de Shevchenko. Es un equipo alegre, quizá demasiado para permanecer en la Champions. Con futbolistas dinámicos y de señalada calidad, como es el caso de Shaparenko, Tsygankov o el mediapunta Buyalskyi (cuatro goles en los cinco primeros partidos de Liga), amenaza por dentro y por fuera, sin miedo a verse comprometido después. Intenta ser un bloque pegajoso, con las líneas unidas, pero no lo consigue tantas veces como le gustaría. Se le ven las costuras con frecuencia. Bushchan, que cuajó una buena Eurocopa, guarda la portería. Ahora está lesionado, pero debería estar listo para el inicio europeo. La línea defensiva, con tres nombres interesantes por su juventud como son Zabarnyi (18 años), Syrota (21) y Mykolenko (22), admite poco debate para Lucescu tras la grave lesión de Popov, al igual que la medular con el capitán Sydorchuk y Shaparenko. Tsygankov actúa en la derecha a pierna cambiada y Garmash acompaña a Buyalskyi con el permiso del lesionado Supryaga. La única posición que suele variar es la banda izquierda donde entran Rodrigues, Carlos de Pena (ex del Oviedo) o Antyukh. En realidad, el Dinamo puede presumir de una buena camada de jugadores interesantes, pero los precedentes le auguran un corto recorrido en la Champions. Sería una pena por Lucescu.

Estrella: Tsygankov (23 años)

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