Boca empató 1-1 con Argentinos bajo la lluvia en la Bombonera y sigue sin ganar en el campeonato
Los goles los anotaron Matías Romero y Miguel Torrén, en contra; Miguel Russo hizo cambios que no le dieron resultado; expulsaron a Cardona a los 30 minutos del segundo tiempo
Ya sin triple competencia, Miguel Angel Russo optó por hacer descansar a casi todos los que jugaron aquel duro encuentro ante River, por la Copa Argentina, en el que debieron aumentar la dinámica en los novena minutos como para igualar futbolísticamente un siempre complicado superclásico, y que estén frescos físicamente para enfrentar el próximo domingo a Estudiantes. Argentinos Juniors se presentó vestido de celeste y blanco y dio batalla en la Bombonera.
El gol de Matías Romero
Con respecto de la igualdad -y clasificación por penales- del miércoles ante River, por la Copa Argentina, aparecieron Weigandt (por Advíncula), López (Rojo), Fabra (Sández), Campuzano (Zambrano), Medina (Rolón), Molinas (“Pulpo” González), Vázquez (Briasco) y Cardona (Ramírez), además de retornar a la línea de cuatro defensores.
Así, sólo repitieron Rossi en el arco, Izquierdoz en la zaga y Pavón en el ataque. El campo de Boca estaba algo más despejado de charcos, lo que le facilitó al Bicho para atacar con algo más de facilidades e incomodar al local en los primeros minutos.
El gol de Torrén en contra
Tan así fue que, mediante la presión, consiguió una infracción en la puerta del área de Rossi, en la primera posibilidad general del encuentro. La tomó Carabajal e impactó la pelota en el ángulo del travesaño, pero en el rebote estuvo más rápido Matías Romero para ganarle la posición a Fabra y cabecear a la red, a los 18 minutos.
Pasados los 40, el Xeneize no entendió que el juego por abajo era imposible de ejecutar. Muy ingenuo, Boca atacaba por las bandas, los lugares en donde más agua se había acumulado. Y cuando intentaba con pelotazos, los de Gabriel Milito estuvieron más firmes, incluso, ante Vázquez, un N°9 de estilo tanque, pero que evidencia una falta de roce con el fútbol de primera. Argentinos, más cómodo, se dedicó a esperar todos esos ataques poco prometedores y, luego, contragolpear, aunque sin éxitos.
Recién en las últimas jugadas de ese tiempo, los de Russo lograron complicar con un tiro libre cercano al área: el rebote le quedó a Medina, que remató de cabeza y a la carrera y encontró las manos salvadoras de Cháves. Fue la única llegada de riesgo elaborada de Boca durante el primer tiempo.
Se podía prever la postura defensiva para el segundo tiempo por parte de Argentinos, que ya conocía cómo estaba el campo que debía atacar. Entonces, el local salió a disputar el complemento con más decisión y, a diferencia de su rival, con la motivación de que las complicaciones pasarían para el de enfrente y que el sector a atacar estaba más limpio. Así, a los pocos segundos, la segunda oportunidad de Boca, ahora en los pies de Cardona desde media distancia, pero una cabeza la desvió al córner.
Enseguida, Pavón recibió un pase en profundidad con el que ingresó al área del visitante, pero quedó para su perfil zurdo y su remate se fue sin fuerza cerca del segundo palo. La mala para el Bicho fue la salida por lesión de Ávalos, su delantero de referencia que -al menos- podía aspirar a recibir alguna pelota por arriba para aguanta y sacar a su equipo del fondo o bien ser un aporte importante ante algún balón detenido: ingresó Reniero, más movedizo.
Pese a esa ventaja para poder jugar, Boca mantuvo su sintonía. La que tiene con titulares o suplentes. La que se profundiza desde hace un año y, por ahora, no toca fondo: por supuesto, la pelota era suya, pero no la aprovechó en el primer cuarto de hora de la segunda mitad.
Russo dispuso de dos modificaciones para ver si cambiaba el rumbo del partido: Juan Ramírez por Medina y Norberto Briasco por Vázquez. Mientras que Milito también realizó dos cambios, en busca de algo de juego y altura: Florentín por Carabajal y el grandote Quintana por Villalba, a los 20 minutos.
Y hacía bien el entrenador de los de La Paternal en temerle el juego aéreo. Y si bien pedía que sus futbolistas no hicieran infracciones evitables, Boca se encontró con una para la pegada de Cardona. El colombiano le pegó cerrado desde un tiro libre lateral, a los 24, y Torrén la desvió hacia su arco. Sin muchos méritos, pero en un partido desvirtuado por el agua, el local encontraba el desahogo y volvía a convertir un gol tras cinco compromisos (el último había sido el de Obando a Unión, por la primera fecha).
Boca parecía hacer pie con ese impulso, pero enseguida se hizo expulsar Cardona por una fuerte infracción ante Elías Gómez. El volante colombiano, cuestionado por actitudes futbolísticas y extrafutbolísticas, sumaba otra página negativa viendo la tarjeta roja.
La inocente expulsión de Cardona
Con uno menos, entonces, ese impulso que podía encontrar mediante el encuentro de la paridad se estancó. Por otro lado, el campo ofensivo de Boca empezó a llenarse de agua como en su sector defensivo: en ambos tiempos debió lidiar con el estado del campo, que lo terminó perjudicando -más allá de que la nula identidad es innegable y lleva un año profundizándose-.
Por lo tanto, Argentinos terminó acomodándose mejor a las circunstancias y obligó más que lo que había hecho: en el desenlace, un cabezazo de Quintana pasó cerca de uno de los palos de Rossi.
Pero los dos se fueron quedando sin energías. Y el empate fue justo. Ninguno hizo méritos para irse vencedor.