RoVar es pecado
Otra vez la Conmebol contra Boca. El equipo de Russo fue superior al Mineiro pero le robaron abiertamente en su propia cancha y no supo defenderse. Mala señal...
Es imposible justificar lo que cobró el juez paraguayo (compatriota
de Domínguez) sencillamente porque no hay en la jugada nada que se
parezca a un foul. Briasco toma distancia de su marcador casi con
delicadeza, el árbitro sabe que es demasiado grosero anular algo así y
marca el gol. Pero se deja llevar por las protestas de Nacho Fernández
(alumno aventajado de Gallardo), los líderes de Boca reaccionan demasiado tarde
-tal vez incrédulos de que pudiera darse algo así- y el juez recurre de
manera insólita a la pantalla del var con el ex Rivar comiéndole la
cabeza. Resultado: el robo. Punto y aparte. Como esto sigue, lo
interesante es analizar las primeras impresiones del nuevo Boca de
Russo.
La mitad del vaso lleno: Boca fue un equipo atento, concentrado, agresivo, voluntarioso, sacrificado, aplicado, solidario, más enérgico que su apática última versión. Fue rápido e intentó hacerse fuerte en sus virtudes: la velocidad de sus flechas. No sufrió en defensa con el mejor equipo de la fase de grupos y mantuvo a los rivales lejos de Rossi -fundamental para evitar alguna de sus intervenciones poco afortunadas. El Pulpo González fue el más peligroso: aparte del gol, metió una palomita abajo y no llegó a conectar un centro venenoso de Pavón. Precisamente Pavón fue otra buena noticia: se lo vio desequilibrante y parece haber recuperado la sexta marcha que siempre lo distinguió.
La mitad del vaso vacío: todos los calificativos con los que se describió al equipo en el párrafo anterior son habitualmente utilizados para los equipos pobres. Pobres de plata. Que no tienen figuras ni brillo. Que saben que juegan en inferioridad cualitativa frente a rivales más poderosos e intentan anularlos. Este Boca sigue sin tener juego. No tiene fútbol, no junta pases, apuesta demasiado seguido a un pelotazo y a la segunda jugada. Estuvo mucho más cómodo recuperando y saliendo que con la obligación de construir, en la que le faltó un arquitecto. Izquierdoz, Rolón y Rojo se pasaron como albañiles ese ladrillo que era la pelota sin que se les cayera una idea. El banco es de una chatura alarmante: ninguno de los apellidos que estaban junto a Russo podía imaginarse como solución. Y lo otro grave es la actitud pasiva de los referentes mientras Nacho Fernández copaba la Bombonera como hizo D'Onofrio la noche del gas pimienta: eso es de equipo verde, lo que en el barrio llamamos boludo. Sin Nacho, el juez jamás habría recurrido al Var. Que el jugador del Mineiro lo acompañara hasta la pantalla es una tocada de culo inadmisible. Imperdonable.
¿Hay tiempo para mejorar? Sí. Una semana. Esto se define el martes. Y es plata o mierda. Quedar afuera en octavos de final sería un papelón. Por falta de peso en la Conmebol y dentro de la cancha. Pero sería consecuente con la alarmante falta de recursos: Boca no mostró fútbol, brillo ni inteligencia. Son demasiadas ventajas cuando se persigue un objetivo tan grande.