REP. CHECA 1 - DINAMARCA 2 / Dinamita para soñar

Dos goles de Delaney y Dolberg meten en semifinales a Dinamarca, que aspira al título como en 1992. Digna República Checa de Schick, que iguala a Cristiano.

José A. Espina
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El espíritu de aquella Eurocopa de 1992 envuelve a la mágica Dinamarca de Kasper Hjulmand, camino ya de las semifinales en Wembley tras eliminar a una dignísima República Checa. La Dinamita Roja, blanca en Bakú para evitar la confusión de colores, sigue sumando adeptos y licencias para soñar con repetir el sorprendente título de hace 29 años en Suecia. Los checos se marchan, pero con la cabeza muy alta: pierden una ocasión y ganan una estrella, Patrik Schick. Su quinto gol, que iguala a Cristiano Ronaldo, le concede bastantes papeletas para acabar el campeonato como pichichi.

Aquellos que miraban encogidos las duras imágenes de Christian Eriksen inconsciente sobre el césped comprendieron seguro un poco mejor que el fútbol es un juego maravilloso, pero sólo eso: un juego. Un concepto, por cierto, que ya tenía interiorizado desde hace mucho tiempo el seleccionador de Dinamarca, cuyos paseos por el campo para tranquilizar a propios y extraños han dado la vuelta al Mundo tanto como las duras imágenes de los médicos tratando de mantener con vida al futbolista del Inter. Hjulmand, que además de ejercer como entrenador posee un grado en Coaching por la Universidad de Copenhague, ha mezclado su capacidad de empatía con un buen trozo de inteligencia futbolística para generar el máximo de su plantilla en un escenario con tintes trágicos que apuntaba a devorarla, después de Eriksen, de perder con Finlandia, de caer ante Bélgica... Para convertir a esta Dinamarca en el equipo de todos los que no han tenido o se han quedado sin equipo durante esta preciosa Eurocopa que ha aparecido después de aquel mal rato que todos pasamos en el Parken.

"No se puede jugar al fútbol con miedo", sostenía en la previa de estos cuartos Hjulmand inspirado en una de las frases célebres de Johan Cruyff. Sin miedo volvió a actuar ante la República Checa. Cruyffista y también Guardiolista convencido -"Estoy convencido de que Pep será recordado como el Steve Jobs del fútbol", ha dicho también- ha tirado la casa por la ventana en el fútbol de ataque y se ha convertido a un 3-4-3 maravilloso, con un diestro, Maehle, de carrilero total por la izquierda. Luka Modric firmaría el centro con el exterior del futbolista de la Atalanta en el 0-2 que empalmó a la red Dolberg (42'). Moría entonces ya una primera parte tremenda, al ritmo de un constante intercambio de golpes desde que Delaney, indetectable entre el despiste checo en un córner, cabeceara a la red con placer el 0-1 (5').

Menos fluida en la circulación, sin la brillantez danesa pero con un estilo batallador repleto de dignidad, la República Checa no le perdió nunca la cara al partido. Soucek, Holes y por supuesto Schick, a veces abusando de la guerra por su cuenta, bordearon el gol sin encontrarlo hasta que comenzó la segunda mitad. Kasper Schmeichel quiere ganar la Euro, como hizo su padre Peter en Suecia 1992, y se empeñaba en tapiar su portería pero lo evitó Schick, cómo no, que en el 49' encontró el premio (1-2). Cinco goles ha sumado, como Cristiano. En el caso de Patrik (el portugués marcó tres desde los 11 metros) sin necesidad del punto de penalti. El Bayer Leverkusen y su representante se frotan ya seguro las manos.

Una lesión muscular quitó del medio al gran goleador en la recta final del partido. Vaclik mantenía con vida la esperanzas checas, se rifarán los equipos al exportero del Sevilla, que acaba de terminar contrato. Dinamarca apuraba sus contragolpes con Poulsen, más tosco, en lugar del fino Dolberg. Pero no era sólo cuestión de puntería: el incómodo calor húmedo de Bakú, a la orilla del Mar Caspio, convertía más si cabe el partido en un ida y vuelta al que los futbolistas llegaban casi sin resuello para los metros finales, lo que exageró la importancia de acertar en las sustituciones.

Hjulmand consiguió defenderse con el balón sacando al campo algún centrocampista como Norgaard o Wass, que no ha olvidado su oficio preferido a pesar de tantos años jugando más de lateral en el Valencia. Soucek, magnífico box to box del West Ham (10 goles esta campaña en la Premier), buscaba el empate por tierra y por aire, pero el 2-2 no llegaba, no llegó. Dinamarca, esa Dinamita salvaje, talentosa y sin miedo que entrena el 'coach' Kasper Hjulmand, se marcha a Londres con todo el derecho a soñar porque, como dijo una vez Manuel Ruiz de Lopera: ¿dónde estaba usted en el 92?

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