Pratto, el más barato de todos

El pase millonario del Oso y su rescisión hizo ruido, pero desnudó los verdaderos motivos por los que en el fútbol no todo tiene precio.

Olé

No fueron pocos los que se escandalizaron en su momento. Y con cierta razón, tal vez. Con la razón de ver al fútbol como lo que en general es: un negocio. “No invertiría esa plata en un jugador sin valor de reventa”, decía Daniel Angelici en enero de 2018. Y más allá de que fue una frase que se utilizó para la gastada al rival de toda la vida una infinidad de veces, lo que dijo el ex presidente de Boca es lo que piensa mucha gente del fútbol y lo que hoy a alguno le puede hacer ruido. Hoy, que efectivamente quedó sentenciado que River invirtió 13 millones de euros en un jugador que no tuvo valor de reventa porque Lucas Pratto acaba de rescindir de común acuerdo su vínculo con el club.


Ahora bien, el pase del Oso indefectiblemente nos lleva a una pregunta: ¿de qué se trata todo esto del fútbol? ¿Qué es, en definitiva, lo que mueve tanto dinero, lo que hizo que un club de la Argentina cometiera la excentricidad de desembolsar esa suma en los servicios de un futbolista? La respuesta final, ya desarropada de todas sus complejidades, siempre será la misma: la pasión. Y lo que hizo Lucas Pratto en River fue algo que, en el mundo de la pasión, no tiene precio. Literalmente no lo tiene ni podía tenerlo, básicamente porque nunca jamás un futbolista hizo dos goles para ganar una final de la Copa Libertadores entre River y Boca, en la ida en la Bombonera y en la vuelta en el Santiago Bernabéu.

Y ahora que eso ya sucedió también podríamos adivinar que ese valor no es € 13.000.000 (y que tecnócratas y empresarios del fuchibol sin dudas lo habrían pagado de sobra para semejante logro) sino muchísimo más, ¿acaso miles de veces más, o millones? Ni siquiera. Pratto consiguió un hito que vence al tiempo tanto como vence al dinero, que es inmortal. Una performance que desnuda la verdadera razón por la que el hincha es hincha. Para todos los que ya lo saben, el Oso fue el jugador más barato de todos.

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