Popovich: "Habría suplicado a Kevin Durant, habría llorado por él..."
El seleccionador quiere borrar el mal recuerdo del Mundial 2019 en los Juegos, donde Estados Unidos llegará con bajas pero con un equipo lleno de grandes estrellas de la NBA.
Gregg Popovich también busca revancha. Es uno de los grandes entrenadores de la historia. Lleva desde 1996 en San Antonio Spurs, ha ganado cinco anillos y totaliza 1.310 victorias en la NBA. La próxima temporada, salvo cataclismo, el legendario técnico de 72 años superará a Lenny Wilkens (1.332) y Don Nelson (1.335) para ser el técnico con más victorias. Pero con la selección su historia es por ahora fea. Formaba parte del organigrama del equipo que se la pegó en el Mundial 2002 y del trágico Nightmare Team de Atenas 2004, donde trabajaba a las órdenes de Larry Brown. Y en 2015 firmó como seleccionador para hacerse cargo del equipo después de Río 2016. Su primera experiencia fue el costalazo de China 2019, con un equipo de absolutas circunstancias.
Ahora Estados Unidos va muy en serio. Faltan algunos de los principales, bastantes en realidad (LeBron James, Anthony Davis, Stephen Curry, Kawhi Leonard, James Harden, Chris Paul…) pero el equipo está lleno de súper estrellas y de talento diferencial. Bases (Damian Lillard y Jrue Holiday), muchos puntos en las alas (Bradley Beal, Devin Booker, Zach LaVine, Khris Middleton, Jayson Tatum) y pegamento y versatilidad para los puestos de ala-pívot y pívot: Jerami Grant, Kevin Love, Draymond Green y Bam Adebayo. Y, claro, la gran estrella, el megajugador: Kevin Durant, que se ha comprometido con su selección pese a la gravísima lesión que le dejó sin jugar en la temporada 2019-20 y el esfuerzo que ha tenido que hacer en los playoffs en unos Nets que perdieron por lesión a Kyrie Irving y James Harden. Durant no ha perdido ningún partido oficial con su selección y tiene la mejor media de puntos (más de 19 por encuentro) de la historia del Team USA, con el que fue campeón del Mundo en 2010 y olímpico en 2012 y 2016.
Ahora, Popovich tenía claro que contar con Durant era el golpe definitivo para hacer un equipo absolutamente temible: “Se hubiera dicho que no venía a los Juegos, le habría suplicado, habría llorado, habría hecho lo que hiciera falta para que cambiara de idea. Es obvio. Pero que haya venido después de su grave lesión (tendón de Aquiles) habla sobre todo de cuánto ama este deporte. De cuánto ama jugar al baloncesto y de cuánto le gusta ganar, la camaradería. Quiere formar parte de esto, siempre es así. Y eso es lo que le motiva. En el fondo, es lo que le gusta hacer, y tenemos la suerte de que sea así. Esto demuestra qué carácter tiene, su deseo de formar parte de este equipo y asumir el reto de llevarlo al éxito”.