Marquinhos en la seguridad defensiva de Brasil
El central de la selección brasileña es un seguro atrás para sus compañeros. Un muro difícil de superar que ofrece todas las garantías en el juego aéreo.
Marquinhos supone un muro para los rivales en el momento que quieren ver la portería de Brasil. Pese a que en ocasiones conceden ocasiones, la verdeamarelha juega con la tranquilidad atrás que le otorga tener una gran defensa. Y ahí el central del PSG destaca y sabe de su superioridad frente a muchos contrarios. Pese a tener que vivir bajo un terreno de juego que no está siendo de garantías en Brasil, Marquinhos se ha sabido adaptar a lo que ha requerido cada partido con respecto a la propuesta que había en frente.
Si la situación pide un despeje, no lo piensa. Si hay una posibilidad de salir en corto para armar una jugada, lo hace. Si generar una ventaja tiene que ser a través de un balón largo, lo intenta. El de Sao Paulo está demostrando en la Copa América ser un central decidido, territorial y difícil de superar. Si lo habitual en Brasil es que sea una selección difícil de batir y que otorga solidez sobre su campo es por jugadores como él. Marquinhos se ha erigido como un capitán sin brazalete, continuando con la selección el paso adelante que dio hace tiempo en Francia.
Marquinhos lidera a la canarinha atrás de la misma forma que lo hace Neymar en campo rival. El central del PSG está entre los mejores defensas en duelos ganados, recuperaciones...Y sobre todo en el juego aéreo. En ese aspecto, consigue destacar muy por encima del resto. Ha ganado 11 de las 17 disputas que ha tenido con el balón en el aire, añadiendo además nueve despejes de cabeza. Hace tiempo que Marquinhos es una potencia mundial por alto, y en una Copa América en la que el balón parado ha tomado una gran importancia podría ser un aspecto que marcara la diferencia para conseguir levantar el título de la competición.
En un torneo en el que el nivel no está siendo el más alto, Marquinhos está dominando con jerarquía desde la posición de central. Bueno para Brasil porque compone una defensa capaz de salvar cualquier tipo de situación ante cualquier tipo de rival, y también bueno para Marquinhos ya que a sus 27 años está en el momento justo de alzarse como uno de los mejores centrales. No solo del continente americano (algo que ya era), sino de Europa y de todo el mundo.