La historia de la enfermera que no pudo clasificar a los Juegos Olímpicos por la pandemia y fue la protagonista de la ceremonia inaugural
Se llama Arisa Tsubata, es boxeadora y durante el peor momento del COVID-19 trabajó como enfermera sin perder el sueño olímpico
InfobaeUna de las primeras imágenes en la fantástica ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue la de una atleta corriendo silenciosamente en una cinta para reflejar ese esfuerzo que tuvieron que hacer todos los deportistas del mundo para mantenerse en forma durante la pandemia de coronavirus. Muchos entrenaron solos, en casa, aferrándose a sus sueños. Entre ellos, la boxeadora Arisa Tsubata, quien tiene una historia especial.
Tsubata, de 28 años, es boxeadora y fue la deportista elegida para abrir el evento en representación de muchos colegas. Apareció corriendo en una cinta en soledad absoluta como símbolo de esa preparación en circunstancias totalmente atípicas que los atletas tuvieron que atravesar cuando estalló el COVID-19.
Pero el trabajo de Arisa Tsubata no solamente se trató de entrenar, ella es un gran ejemplo dentro de la labor sanitaria para combatir la pandemia: combinó su duro entrenamiento con largas jornadas laborales en un hospital de Tokio, cambiando los guantes de boxeo por los quirúrgicos.
“Siempre nos enfrentamos al riesgo de una infección en las instalaciones sanitarias. Mis compañeros y yo hemos trabajado con el estrés añadido de poder quedar contagiados”, contó Tsubata en diálogo con AFP en julio del 2020. Habitualmente, ella trataba con pacientes de cáncer, pero le tocó encargarse de los infectados de COVID-19 y la amenaza constante de un colapso del sistema sanitario japonés por los picos de la pandemia.
Su relación con el boxeo no era demasiado larga pero si lo suficientemente apasionada como para soñar con ser parte de los Juegos Olímpicos. Arisa Tsubata comenzó a practicar este deporte en el 2018, como una manera de perder peso y mantenerse saludable, pero rápidamente se encontró preparándose para competir. Descubrió que tenía un don: ganó el campeonato japonés y fue seleccionada para el equipo nacional.
Al tiempo que se soñaba con progresar en el pugilismo, no dejó de lado su trabajo en salud. Fue su padre Joji, quien la crió a ella y sus tres hermanos sin ayuda tras haberse separado de su esposa, originaria de Tahití, quien la convenció de estudiar enfermería para poder obtener conocimientos para toda su vida.
Desgraciadamente para Arisa, sus largas jornadas de trabajo y entrenamiento no llegaron a buen puerto. Estuvo preparándose los clasificatorios olímpicos de boxeo con la esperanza competir en Tokio pero el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió cancelarlos y asignar los lugares según las clasificaciones de los últimos años.
“No puedo decir que esté apuntando a las próximos Juegos Olímpicos en París (2024), pero lo que puedo hacer es tratar de seguir trabajando duro paso a paso, en cualquier competencia por delante, pequeña o grande”, dijo Tsubata.
Pese a que su clasificación quedó frustrada, tuvo un papel muy destacado en la apertura de los Juegos Olímpicos. Fue la gran protagonista de la escena al representar el sentimiento de todos aquellos atletas que no dejaron caer su ilusión mientras el mundo sufría los impactos de la pandemia y el gran evento era postergado. Ese imagen de Arisa Tsubata corriendo la cinta en un estadio olímpico prácticamente vacío será recordada por siempre. Su historia también como un ejemplo de lucha contra el coronavirus.