Italia: las inscripciones para vacunarse contra el COVID-19 aumentaron un 200% en un solo día
Desde el 6 de agosto será obligatorio tener un “green pass”, un certificado que permitirá el acceso a eventos deportivos, restaurantes, bares museos, parques casinos, cines y teatros, entre otros eventos
De todas formas, la eficacia de las vacunas puede verse reflejada en el porcentaje de camas ocupadas en terapia intensiva: hace un año en este período la ocupación era de un 5% mientras que ahora es un 1%. Estos porcentajes demuestran la importancia de las vacunas para prevenir infecciones graves.
Con la fría calma que lo caracteriza y siguiendo los pasos de su par francés Emmanuel Macron, el primer ministro italiano Mario Draghi ha lanzado un mensaje que tuvo el efecto de una bomba que cayó sobre la situación sanitaria en Italia.
“El llamado a no vacunarse es el llamado a morir”, dijo sin medias tintas y luego agregó que sin vacunas se tendrá que cerrar todo nuevamente.
A las palabras le siguieron los hechos: a partir del 6 de agosto será obligatorio el green pass, un certificado que permitirá, a quién lo posea, de recuperar las costumbres que el Covid ha eliminado o que ha limitado fuertemente y, a quién no lo tenga, le serán prohibidas muchas actividades.
El certificado será necesario a partir de los 12 años, edad mínima requerida para vacunarse con Pfizer y, desde hoy, también con Moderna, y permitirá el acceso a eventos deportivos, museos, parques temáticos y parques de diversión, congresos, exposiciones, centros termales, bingos y casinos, cines, teatros, concursos para cargos públicos y conciertos. También será necesario para ir a restaurantes y bares en espacios cerrados. Las discotecas en cambio no fueron tenidas en cuenta, no abrirán este verano.
El green pass estará disponible para aquellos que hayan recibido al menos una dosis de las vacunas disponibles pero también para aquellos que tengan un PCR negativo o que se hayan curado de Covid. La duración del certificado en el caso de cura dura 6 meses, si se trata de un hisopado la validez es de 48 horas luego de haberse realizado el test. Con la segunda dosis de la vacuna se obtendrá un certificado válido por 9 meses.
La obligatoriedad del green pass ha provocado un boom de inscripciones para vacunarse entre los más jóvenes, que están entre los más afectados por el virus, y ha comenzado la caza de las vacunas.
Los call centers y los sitios están colapsados. Las palabras del primer ministro han provocado el efecto deseado, los italianos salieron corriendo a reservar sus turnos.
En esta semana los contagios fueron alrededor de 5000 por día y las muertes oscilan entre 20 y 5 en el día de hoy, números bajos con respecto a la Argentina pero preocupantes para Italia que parecía haber alcanzado una zona segura que se ve afectada por la variante Delta responsable de la multiplicación exponencial de los casos.
En Europa 200 millones de habitantes han completado el ciclo vacunatorio, el 55% de la población, como anunció la presidente de la comisión europea Ursula Von de Leyen. En este contexto, Italia registra casi un 48,3% de vacunados, es decir, casi 30 millones de habitantes.
Draghi con sus palabras y con el anuncio del green pass ha dado un gran golpe a los adversarios políticos consolidando así su liderazgo, un liderazgo que no se veía en el Palazzo Chigi desde los tiempos de Berlusconi. Fue este último quién había visto en Draghi un gran talento y es por ello que lo envió al Banco Central Europeo, dónde ocupó el cargo de presidente desde el 2011 al 2019.
Con estas medidas restrictivas, aquellos que tenían dudas sobre vacunarse o no hacerlo tienen más argumentos para poner sobre la balanza además de las propias convicciones personales sobre las vacunas, a pesar de ello, el pueblo anti green pass se manifestó en las plazas de más de 30 ciudades italianas para protestar contra el decreto.
Guiados por el movimiento europeo World Wide Demonstration, los manifestantes han expresado un fuerte rechazo al “certificado esclavitud”, a la estafa Covid y a las medidas del gobierno acusándolo de una nueva dictadura sanitaria y de un nuevo Apartheid contra los no vacunados.
Son los mismos que habían ya protestado contra los tapabocas y contra el nazismo sanitario que afectaba a los conejillos de indias de las vacunas.
A los italianos no hay que tocarles las vacaciones, la vacunación de los hijos adolescentes puede esperar, no vaya a ser que el turno toque justo mientras uno está en la playa y el aumento de los contagios en el balneario donde se está vacacionando es un argumento del cual nadie quiere hablar.
“No soy anti vacunas ni tampoco complotista, quiero solo esperar y ver cómo va”, se escucha frecuentemente repetir desde las reposeras.
Se prefiere postergar la decisión sobre la vacunación al final de verano, en un contexto dónde es imposible hacer previsiones, pero está Super Mario (Draghi) que no se va de vacaciones y decide qué cosas se deben hacer ahora.