Hijos de Cuca

El Var terminó su obra y Atlético Conmebol eliminó a Boca, aunque tuvo que llegar a los penales. El equipo estuvo a la altura en el esfuerzo y en la personalidad. Si falta jerarquía, ya no es culpa de los jugadores.

¿Alcanza esto? No. La dignidad es un primer paso innegociable y Boca fue digno. La jerarquía es otra cosa. A Boca le faltó nivel para ponerse a salvo de los árbitros. Los goles anulados fueron del Pulpo y de Weigandt. No de Pavón, no de Villa, no de Briasco, no de Orsini. De los últimos diez partidos, Boca ganó apenas uno, y en siete no marcó goles. (Ro)Var o no (Ro)Var, eso marca una falencia de un equipo al que los goles se le caían de los bolsillos; que había hecho de eso su principal argumento para ganar partidos (los que merecía y los que no). Faltó lucidez, juego, inteligencia, pero... ¿Es culpa de los jugadores? No, claro. Nadie puede dar lo que no tiene. Acá hay una responsabilidad clara de una dirigencia que no estuvo a la altura del mercado y que tampoco elevó el tono ante el atropello de la semana pasada (impresentable Ameal). Russo aceptó los caramelitos con los que le engañaron el estómago porque no tiene poder para plantarse. Demasiado hizo este nuevo Boca con tan escasos recursos. Y al técnico, eso sí, cabe reconocerle la solidez que mostró la formación en esta serie.

Se terminó rápido la ilusión copera de Boca. Se ve que Román y el Patrón sabían bien de lo que hablaban cuando empezaron a bajar la línea de 2022 como El Año. Ellos, que algo conocen de fútbol, no estaban muy confiados en este plantel que (des)armaron. Ahora quedan cinco largos meses de cabotaje (importante la Copa Argentina porque el rival es River, imprescindible el torneo porque hay que conseguir la clasificación a la Libertadores 2022). Pero ya se sabe que hasta fines del año que viene no hay ningún título importante para festejar. "Si sos bueno, tenés que ganar la Libertadores", dijo varias veces JR. No hay mucho más que escribir.

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