Habrá que sudar la medalla

Belmonte empató en el 87' un partido dominado por España, que volvió a desperdiciar muchas ocasiones y acabó sufriendo para pasar a cuartos como primeros. Costa de Marfil, el rival.

Sergio Santos Chozas
As
España selló el billete a cuartos de final con más sufrimiento que efectividad. Los de De la Fuente realizaron su partido más completo en Japón, encerraron a Argentina a pesar de que valía el empate y si se llegó al tramo final con suspense fue porque erraron una enorme cantidad de ocasiones clamorosas. Ante la falta de puntería arriba, Simón y los dos centrales (Pau y Eric) dejaron otra actuación imperial, fantástica. A pesar de ello un gol en los últimos minutos de Argentina dejó a los de De la Fuente asomados al abismo en el tramo final.

El inicio de partido de España fue, de largo, el mejor que ha hecho en todo el torneo. Circulación rápida, presión alta y dos puñales por banda. Asensio y Olmo tenían una misión clara: encarar siempre que recibieran. Lo hicieron con éxito la mayoría de las veces.

En el 14’ llegó una jugada que alteró a los de De la Fuente. Una pérdida de Asensio en el medio provocó un contragolpe que dejó a Barco en una posición franca dentro del área. Tapó bien Pau Torres. Tardó España en sacudirse el susto, quizá porque en esa jugada entendió que el fuego en este partido era real y un tanto en contra podía mandarle de vuelta a casa.

La caraja duró un cuarto de hora, tiempo que tardó La Roja en volver a encontrar los huecos entre líneas (el punto débil de los argentinos) en una jugada en la que Ledesma tuvo que emplearse a fondo en un buen disparo de Cucurella. Ahí comenzaron los minutos de ocasiones más claras por parte de España en la primera mitad. Fue Oyarzabal quien tuvo las dos más francas en apenas un minuto: ambas las mandó altas en buenas posiciones de remate (la primera de ellas fue un mano a mano).

Los de De la Fuente se marcharon a la caseta con una sensación de tremenda superioridad, probablemente más que en ningún otro partido desde que llevan en Japón. El problema es que enfrente estaba Argentina y el castigo en caso de error esta vez suponía la eliminación.

Esos fantasmas los despejaron en el vestuario, aunque sin afinar la mirilla, porque España entró a la segunda parte igual que se había ido: desperdiciando ocasiones muy claras. En el 49’ Olmo remató demasiado alto por buscar la escuadra tras una buena jugada de Asensio y en los siguientes diez minutos Oyarzabal falló otras dos ocasiones claras. El delantero de la Real dejó su mejor actuación en cuanto a juego colectivo y el peor de cara a puerta. Va a tener pesadillas con las oportunidades falladas.

En el 66’, los veteranos de esta Selección dieron el paso al frente que se reclamaba: un centro de Asensio terminó en las botas de Olmo, que le regaló una asistencia a Merino para que el capitán de la Selección ante Argentina se ganase definitivamente el perdón con un gol que alivió a todos. Todo pareció resuelto, aunque se le olvidó algo a La Roja: a los argentinos en fútbol debes matarlos varias veces antes de bajar las revoluciones. España se confió y un gol a balón parado de Belmonte en el 87’ dejó unos minutos finales de infarto.

Esta generación ha logrado una vez más meterse entre los mejores del campeonato tras superar un momento malo. Ahora, con ritmo, adaptados a Japón y con Costa de Marfil esperando en cuartos, los de De la Fuente se sienten capaces de todo. Un partido, sólo uno más, les separa de ese mágico momento en que cada victoria supone subir un escalón en el podio de las medallas.

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