Guerra en la Fórmula 1
La tensión se eleva entre Verstappen y Hamilton con 13 carreras por delante en un Mundial apretadísimo. Sólo hay una certeza: ninguno cederá un metro.
La maniobra fue analizada desde diferentes ángulos. Los dos pilotos iban sobrados de valor aunque quizás Hamilton se pasó de optimista. Los comisarios le castigaron porque él era el único que tenía controlada la posición de ambos coches, y porque tenía espacio libre a su derecha que no quiso utilizar para liberar el carril de Verstappen. Si hubiera levantado, Max habría pasado con cierto margen, pero no habrían colisionado. En Mercedes lo juzgaron como incidente de carrera. La mayoría de pilotos, aunque no todos, apoyan esa versión.
En Red Bull, sin embargo, hablan de "un movimiento impropio del campeón, a la desesperada, porque había perdido la salida". Al neerlandés le sentó todavía peor encontrarse con las imágenes de celebración de Hamilton, con la bandera británica corriendo por las colinas del circuito entre aficionados, lo que calificó como "inapropiado y antideportivo". Max, de 23 años, aún estaba en el hospital entonces sometiéndose a diversas pruebas: superó un accidente de 51G, "el más fuerte de su carrera" en palabras de Horner. Salió del centro médico a las 22:00 horas del domingo, y regresó al circuito a recoger sus cosas y marcharse a casa.
La lucha se aprieta... y se recrudece
¿Y ahora qué? Los 33 puntos de ventaja que tenía Verstappen en la clasificación del Mundial el domingo por la mañana se reducen a ocho, a nada, y Hamilton recupera de golpe las opciones de aguantar la lucha por el título hasta el final cuando Red Bull amenazaba con desequilibrarla antes del verano. Quedan 13 carreras por delante, si la pandemia no recorta el calendario. Deportivamente, la temporada 2021 de la F1 puede convertirse en una de las más apasionantes que se recuerdan. Hamilton y Verstappen, que nunca fueron amigos ni se aprecian mutuamente, deberán encontrarse en las primeras frenadas de los circuitos de medio mundo.
Ninguno cederá, eso se puede dar por seguro. Las posturas empiezan a ser irreconciliables. Y además se suma el componente de la hinchada: en Inglaterra, 140.000 aficionados se volcaron con Lewis y se marcharon felices a casa después de una de las carreras más controvertidas de la década. Pero en Hungría, la semana que viene, habrá decenas de miles de holandeses. Y la grada oranje será legión tras el parón veraniego en Spa y Zandvoort. Mientras, la FIA denunció comentarios racistas a Hamilton vertidos en las redes sociales después del choque de trenes de Silverstone. Pocos recuerdan ya el rifirrafe técnico entre Mercedes y Red Bull que prohibió los alerones flexibles o las quejas por los ‘track limits’, debates menores que ahora resultan inocentes, anecdóticos. Abróchense los cinturones, porque vienen curvas.