El bus de la ‘Azzurra’ provoca un lío institucional

El prefecto de Roma acusa a Bonucci, la FIGC y el jugador se defienden: “Las autoridades dieron su visto bueno”.

Mirko Calemme
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La fiesta de la Selección italiana en Roma se ha convertido en un embrollo institucional. Las polémicas por las imágenes en las que miles de tifosi acogieron al bus descubierto de la Nazionale sin mascarillas y aglomerándose, causaron críticas y polémicas, sobre todo ahora que la variante Delta empieza a difundirse en el país transalpino. El prefecto de la capital italiana, Matteo Piantedosi, ha declarado en el 'Corriere della Sera' que tanto el Ministerio del Interior como la policía prohibieron celebrar con un bus descubierto por las calles de la ciudad, acusando a los jugadores de lo ocurrido. "Sé que Chiellini y Bonucci representaron con determinación su deseo a las fuerzas del orden y, llegados a aquel punto, solo se intentó gestionar la situación de la mejor manera posible".

Bonucci, por su parte, se defendió con una entrevista en 'Il Foglio'. "Echarles la culpa a los jugadores de la fiesta es simplista y muy italiano. Las instituciones autorizaron utilizar el bus descubierto, lo habíamos pedido porque ya el bus normal había sido bloqueado por los tifosi y había demasiada gente". Luego añadió: "Nunca nos atreveríamos a sustituir a las autoridades, que imagino valoraron la situación habiendo visto lo que ocurrió en la noche anterior y cuando llegamos con el bus". La Federación Italiana de Fútbol expresó la misma postura.

"Pasar por Roma no estaba previsto, y el plan cambió tras haber recibido las invitaciones del presidente de la República y del primer ministro. Una vez llegados al Palazzo Chigi, considerando que la situación ya no era controlable puesto que los hinchas bloquearon el bus normal, pedimos a las instituciones organizar una pequeña vuelta para no decepcionar a las miles de personas que ya habían llegado al centro de la capital y para proteger la seguridad de los jugadores". A Italia le hizo falta muy poco tiempo para pasar de la alegría a las polémicas.

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