Desvelado uno de los grandes misterios de la COVID-19
Para probar esta hipótesis, se realizaron autopsias guiadas por ultrasonido a 24 pacientes que fallecieron a causa de la enfermedad y cuya edad promedio era de 53 años.
Y es que se han examinado tres tipos de glándulas salivales obtenidas durante un procedimiento de autopsia mínimamente invasivo realizado a pacientes que fallecieron por complicaciones de la enfermedad. Así, la observación mostró que los tejidos especializados en producir y secretar saliva sirven como reservorios para el nuevo coronavirus.
La saliva, clave
De acuerdo con la opinión de los científicos, este hallazgo ayudaría a explicar por qué el virus es tan abundante en la saliva, lo que ha permitido desarrollar pruebas de diagnóstico basadas en la saliva para la COVID-19.
"Este es el primer informe de la capacidad de un virus respiratorio para infectar y replicarse en las glándulas salivales. Hasta ahora se pensaba que solo los virus que causan enfermedades de alta prevalencia como el herpes usaban glándulas salivales como reservorios. El descubrimiento puede ayudar a explicar por qué el SARS-CoV-2 es tan contagioso", han subrayado.
Debido a la alta capacidad de infección del coronavirus, los especialistas plantearon la posibilidad de que pueda replicarse en las células de las glándulas salivales. Por lo tanto, podría estar presente en la saliva sin entrar en contacto con las secreciones nasales y pulmonares.
Tejidos de diversas partes
Para probar esta hipótesis, se realizaron autopsias guiadas por ultrasonido a 24 pacientes que fallecieron a causa de la enfermedad y cuya edad promedio era de 53 años. Les extrajeron muestras de tejido de las glándulas parótidas, submandibulares y salivales menores.
Estas pruebas se sometieron a análisis molecular, donde se detectó la presencia del patógeno en más de dos tercios. Finalmente, el examen al microscopio electrónico detectó no solo la presencia del virus, sino también su replicación en las células y el tipo de orgánulo que utiliza para replicarse: "Observamos varios virus agrupados en las células de las glándulas salivales, lo que mostró que se estaban replicando allí. No estaban en estas celdas de forma pasiva", detallaron los expertos.