De Chamberlain a Durant, y más: cambios de normas en la NBA

A lo largo de la historia, han sido múltiples las estrellas que han provocado modificaciones en el reglamento de la liga. Young o Doncic, entre los próximos.

Albert Sancho
As
La NBA es una liga única. Su idiosincrasia, erigida sobre estrellas y momentos memorables, es una de las más especiales del mundo del deporte. Dentro de ella, tan densa como poliédrica, uno de los elementos más identificables es su inexistente aversión al cambio. Cuando algo no funciona, o no llega al nivel esperado, el reloj de arena se acelera. Por el contrario, cuando algo supera las expectativas, o las alcanza, sedimenta. Esta temporada es muestra de ello. El play-in, un invento coyuntural, ha empezado a incrustarse en la estructura de la competición. Más partidos, más emoción, más sorpresas... en definitiva, más espectáculo, el fin último de la mejor liga del mundo. La tradición es muy larga. En 1954, por ejemplo, Danny Biasone, propietario de los Syracuse Nationals, triunfaba en su propuesta de instaurar el reloj de posesión. Con él, en un momento en el que la competición peligraba, el promedio de puntos pasó, en cuestión de una campaña, de 79,5 a 93,1. En 1980, Chris Ford, jugador de Boston Celtics, anotaba el primer triple de la historia de la NBA. Antes de dicha temporada, las canastas de tres puntos no existían. Ya más recientemente, en 2008, aparecía el Instant Replay. Son solamente tres casos de muchos, pero tres casos sin los que, actualmente, sería difícil concebir la competición.

De cara al próximo curso, la NBA prepara más cambios. Así lo revelaba, recientemente, Shams Charania, periodista de The Athletic. Todavía no se conocen todos los detalles ni hay un pronunciamiento oficial por parte de la organización capitaneada por Adam Silver, pero la apuesta parece decidida. Según Charania, los cambios irían dirigidos a arbitrar de forma distinta algunas acciones del juego: aquellas en las que, de forma antinatural, se fuerzan faltas a favor. De forma exacta, las modificaciones se centrarían en las siguientes situaciones del juego, normalmente, sancionadas con falta favorable al lanzador:

- Tiros en los que el lanzador se inclina de forma antinatural hacia el defensor, buscando el contacto.

- Tiros en los que el lanzador coloca la pierna en una posición antinatural, buscando el contacto del defensor.

- Situaciones en las que, de forma abrupta, el atacante se desvía del camino natural (hacia un lado o hacia atrás) buscando el contacto del defensor.

Automáticamente, varios nombres aparecen en los pensamientos de cualquier aficionado. "Esto no es baloncesto", llegó a decir Steve Nash, en enero, tras un partido de Brooklyn Nets frente a Atlanta Hawks. Sus palabras tenían un destinatario inequívoco: Trae Young. El habilidoso base, en su corta trayectoria, ya ha tenido tiempo de maravillar a la competición, pero también de desesperarla. Para él, sacar faltas a sus defensores roza la categoría de arte. Es una disciplina que domina a la perfección y que aplica sin ningún tipo de pudor: acelera, frena y, por el camino, con una ligera inclinación hacia atrás, encuentra a su víctima. Sonido de silbato y a la línea, una y otra vez. No es el único, claro. Su compañero de Draft, y competidor generacional, Luka Doncic, es otro en esta nueva escuela... que no es tan nueva. James Harden, uno de los jugadores más inteligentes de la competición, lleva temporadas acumulando viajes a la línea de tiros libres. Muchos de ellos, prácticamente imposibles de evitar para sus defensores. Incluso Chris Paul, especialmente, en los últimos cuartos, es un asiduo a estas prácticas. Ellos cuatro, seguramente, son las caras más visibles de los mencionados cambios. Cuatro jugadores que, con su juego, y el de alguno más, cambiarán las reglas de la NBA. De alguna forma, historia de la competición; pero, a lo largo de la misma, no han sido los únicos en lograr algo de este calado, con varios ejemplos paradigmáticos.

Wilt Chamberlain: una revolución desde la NCAA

Resulta una consecuencia casi lógica que alguien como Wilt Chamberlain provocara modificaciones en las normas de la competición: era un auténtico adelantado a su tiempo. Lo fue tanto que su influencia en el reglamento no tuvo ni que esperar al debut profesional. Ya en la liga universitaria, la NCAA, el legendario pívot provocó importantes modificaciones. Entre ellas, la prohibición del goaltending ofensivo. Es decir, la posibilidad de tocar el tablero, o el propio balón, cuando este ya está en trayectoria descendente o cuando está en el espacio que dibuja el cilindro imaginario que parte del propio aro. En dicha decisión, también tuvo un gran peso la figura de Bill Russell; pero no fue el único apartado en el que el baloncesto se tuvo que adaptar a Chamberlain. Aún en la universidad, Wilt provocó que se prohibieran los saques de fondo por encima del tablero... y los mates desde la línea de tiros libres. En el primer caso, debido a que los compañeros le asistían de dicha forma; en el segundo, porque, debido a sus problemas con el lanzamiento desde la línea, optaba por tomar carrera y saltar antes de pisar la misma. Al menos, eso cuenta la leyenda. En este mismo sentido, también desde la línea de personal, se impidió rebasarla, ir a por el rebote ofensivo, antes de que la pelota tocara el aro.

Una vez en la NBA, su impacto no menguó. Prueba de ello son sus 13 All Star o 4 MVP. Su dominio cerca del aro fue tal que la liga, ante dicha superioridad, se vio obligada a ampliar la zona de 3 segundos de 3,6 metros a 4,8. Con ello, se pretendía alejarle del aro. La medida se tomó en 1964 y, posteriormente, sus promedios anotadores disminuyeron, aunque manteniéndose en cifras estratosféricas. En 1962 y 1963 había firmado 50,4 y 44,8 puntos, respectivamente; en 1965, ya con las nuevas dimensiones, lograría alcanzar los 38,9 tantos. Fue, durante 7 temporadas, el máximo anotador de la competición y terminó su carrera por encima de los 30 puntos. Antes de Chamberlain, eso sí, otro gigante ya había provocado una situación similar. A George Mikan, el primer gran dominador de la zona, se le atribuye el primer cambio en el dibujo de la pintura: debido a su juego, esta se ampliaría, en 1952, de los 1,8 metros a los 3,6 que Wilt dejaría arcaicos.

La influencia de Michael Jordan

"La diferencia entre tú y yo es que la liga tuvo que cambiar las reglas para que yo no pudiera dominar. Ellos cambiaron las reglas para tú pudieras dominar", le dijo, según Isiah Thomas, Chamberlain a Michael Jordan el día en que se conocieron. Pero... ¿Qué cambios provocó el legendario jugador en el reglamento de la NBA? Principalmente, la illegal offense call, una norma que buscaba evitar constantes jugadas de uno contra uno en la liga, especialmente reiteradas en los Bulls de Jordan. Con la preponderancia de este tipo de acciones, el espectáculo se reducía. El equipo atacante, a través de un aclarado extremo, dejaba totalmente solo al jugador con el balón; en defensa, de esta forma, se generaba un amontonamiento exagerado de jugadores esperando a los rivales, lejos de la zona de acción.

Frente a ello, la regla dictaba que, en los ataques, no se permitía situar a tres jugadores, sin intención de participar en la jugada, por detrás de la línea de tres puntos, forzando este tipo de situaciones. "Ha habido una creciente propensión entre los entrenadores a mover a tres hombres por encima de la parte superior de la llave, despejando así el camino para situaciones de dos hombres o incursiones individuales como las de Michael Jordan de Chicago. Según Rod Thorn, vicepresidente de la liga a cargo de las operaciones, esas tácticas de aislamiento están alejándose de lo que trata el juego", recoge The Washington Post a fecha de 21 de septiembre de 1987, año en que se estableció la norma. Se aplicó pocas veces, pero de la hemeroteca se pueden rescatar varias escenas de las mismas, como el anterior enfrentamiento de la temporada regular 1994-95 entre Detroit Pistons y Philadelphia 76ers.

Charles Barkley y una correa temporal

Físicamente, era imposible atar a Charles Barkley, una absoluta fuerza de la naturaleza. Por ello, se intentó hacer a través del tiempo. De sus acciones nace la regla de los cinco segundos, el periodo máximo que el jugador con el balón puede estar de espaldas al aro una vez rebasada la línea de tiros libres. El objetivo, muy claro: evitar la monotonía. Jugadores como Barkley o Mark Jackson utilizaban su cuerpo para, a través de empujones reiterados con su espalda, generarse el espacio necesario para culminar una acción de tiro o asistencia. Dicha situación, muy común dentro del baloncesto aún a día de hoy, es totalmente legal y, en muchos casos, todo un arte, el del posteo; pero, sin límite temporal, devenía en una desaceleración constante del ritmo y una disminución importante en las alternativas de juego ofrecidas.

Objetivo, parar a Shaquille O'Neal

De nuevo, un terremoto para los rivales, un poder casi sobrehumano. La impronta de Shaquille O'Neal será eterna. En la pista, aterró como pocos (o nadie); fuera de ella, sigue sin dejar hueco a la indiferencia y, en el reglamento, refrendó algunas de las normas más importantes de la historia del baloncesto. Hasta el año 2001, la defensa en zona no estaba permitida en la NBA y el impacto de O'Neal tuvo mucho que ver con su aprobación. Sin ella, las defensas rivales quedaban, en multitud de ocasiones, desamparadas ante un tráiler sin piedad, mortífero en situaciones de uno contra uno o con el suficiente espacio como para hacer valer su evidente superioridad física. Con el cambio, las posibilidades de hacer frente a tal fuerza aumentaron (más ayudas, compresión de las distancias, etc.), pero sin llegar a detener al dominante pívot, MVP de las Finales en los años 2000, 2001 y 2002: sin zona o con ella.

La medida llegó acompañada de los tres segundos defensivos, con el objetivo de impedir un estatismo contra el que se estaba luchando. Era un momento, de nuevo, en el que se quería desatascar el juego e impulsar el movimiento, el juego acelerado que se conoce hoy en día. En todo caso, no han sido las únicas aportaciones de Shaquille en la materia. La siguiente, llegaría ya con él fuera de las pistas, pero con una influencia obvia en su adopción. En 2016, la NBA empezó a castigar aquellas faltas realizadas de forma premeditada y reiterada sobre un mismo jugador, normalmente, sospechoso de ser poco eficiente desde la línea de tiros libres. Sin Shaq, la liga norteamericana empezaba a castigar el Hack-A-Shaq, martirio para muchos más. La situación, recuperada en los presentes playoffs a través de la figura de Ben Simmons, es sancionada cuando se produce durante los dos últimos minutos de cada cuarto.

Allen Iverson, más allá de las pistas

No es extraño ver a varios jugadores de la NBA (o a la mayoría) llegando a los pabellones con prendas de vestir extravagantes. Russell Westbrook, entre muchos otros, es un gran aficionado a ello. Aunque parezca imposible, sin embargo, seguramente, el actual jugador de los Wizards no pueda dar rienda suelta a toda su imaginación: sus atuendos se deben ajustar a lo establecido por el código de vestimenta de la NBA (por el dress code rule). El culpable, Allen Iverson. David Stern, en 2005, comisionado de la competición por aquel entonces, decidió parar los pies al legendario base, la cara más visible de una tendencia que se extendía sin freno y que pretendía, en muchas ocasiones, hacer tan visible como fuera posible la cultura hip-hop, intrínseca al baloncesto. Las restricciones de la norma, sin embargo, no solamente incidían en el exceso de atavíos, sino que también en la falta de decoro, con el objetivo de evitar situaciones como la de Tim Duncan en 2002, cuando recogió su MVP en chanclas, bermudas y una simple camiseta.

Kevin Durant, otro artista de las faltas

Harden, Doncic o Young, como se exponía en las primeras líneas del artículo, serán algunos de los principales catalizadores de los próximos cambios; pero, en su misma línea, Kevin Durant, en 2011, ya provocó medidas similares. Como denominador común, el arte de sacar faltas a los defensores. En dicho año, la NBA decidió empezar a poner freno al Rip through move, el movimiento a través del que, el actual jugador de Brooklyn Nets, compraba billetes a la línea buscando los brazos de los contrincantes en sus lanzamientos. No fue el primero, pero sí el jugador al que, en ese momento, todos los focos apuntaron.

Uno más. Y nunca el último, como indican las noticias más recientes. Entre medias, un mundo. En 2017, por ejemplo, aparecía la norma Pachulia, aquella que prohíbe ocupar la zona de aterrizaje de un tirador antes de que este vuelva al suelo. Lo hacía tras una acción del propio Zaza con Kawhi Leonard, la que le lesionó en el primer duelo de las Finales de Conferencia de 2017 y la que le impidió disputar el resto de partidos de la eliminatoria. Más: en 1990, la NBA establecía que, como mínimo, son necesarios 0,3 segundos para ejecutar un lanzamiento. Lo hacía tras un tiro de Trent Tucker, en un duelo entre New York Knicks y Chicago Bulls, que fue contabilizado como canasta con solamente una décima de segundo por disputarse, algo que, materialmente, es imposible. Y más y más... Y más. Al menos, mientras aparezcan jugadores como los mencionados anteriormente, capaces de romper con todo. Capaces de hacer que el baloncesto se adapte a ellos, y no al revés.

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