Chiellini, el cacique de Italia
El show con Jordi Alba ya es historia de la Nazionale y ha sido carne de todo tipo de comentarios. Sufrió durante 120 minutos y luego sacó su mejor sonrisa.
Su show con un incrédulo Jordi Alba ya es historia, casi como el cabezazo de Zidane a Materazzi en 2006. La Azzurra empezó a llevarse aquel Mundial gracias a ese golpe loco del francés y, esta vez, la sonrisa y ese abrazo rarísimo del juventino abrieron el camino hacia la final. Chiellini se vistió de héroe en una noche que había sido durísima para él. Luis Enrique analizó su trabajo contra Lukaku y salió de inicio con falso nueve: jugada perfecta que desquició a los centrales italianos. La pareja que el capitán forma con Bonucci tampoco estuvo perfecta ante Morata, capaz de robarles el tiempo y de empatar el marcador.
El agobio llegó hasta el final de la prórroga, pero, en el momento más difícil de su Eurocopa, la Nazionale se agarró al liderazgo de sus hombres más experimentados. Chiellini, rodeado de jugadores sin experiencia a estas alturas (Toloi, Pessina, Locatelli, Berardi, Belotti…) mantuvo al grupo unido. Y luego, antes de comenzar la tanda, dio vida a la que en las redes definieron como "una estrategia psicológica de altísimo nivel”. No sabemos si fue eso o, simplemente, una locura de un cansadísimo futbolista de casi 37 años. Lo que sabemos es que funcionó.